Hemos
visto como hace unos días el precio del oro superaba la media de 200 sesiones
impulsado por unos datos económicos débiles en EEUU, unido a la devaluación del
peso argentino y la depreciación de otras divisas emergentes como la lira turca,
el rand sudafricano, el real brasileño o el rublo ruso. El nerviosismo vivido
durante esas sesiones ha servido de apoyo para impulsar el precio del oro,
situándolo a día de hoy en 1.311 dólares la onza, lo que supone una
revalorización cercana al 8% desde el 1 de enero de este año.
La
debilidad del dólar, así como la reafirmación por parte de Janet Yelen, nueva
presidenta de la Fed, de la política continuista de retirada de estímulos
monetarios a razón de 10.000 millones de dólares mensuales y con tipos de
interés bajos “por un tiempo considerable”, han impulsado los ETPs sobre el
metal precioso observándose las mayores entradas netas en cinco meses.
Durante
el año pasado la salida de estos ETPs, principalmente, han provocado una caída
de la demanda del oro de un 15%. La vuelta del apetito por el riesgo ha inducido
la mayor caída en 33 años, disminuyendo su valor un 28% durante el año 2013. El
comienzo de retirada de estímulos monetarios, reduciendo las compras de bonos y
la vuelta de las rentabilidades de la deuda pública de los activos refugio como
el bund alemán o el treasury americano, han hecho perder atractivo al oro
frente a este tipo de activos.
Ahora
bien, en el corto plazo es probable que la disminución de rentabilidades de renta fija en
general (aunque hay activos que todavía pueden aportar valor), unido al aumento
de la volatilidad en los mercados, sobre todo emergentes, están impulsando el
precio del metal precioso. Una nueva corrección en los principales mercados
bursátiles como la vivida hace unas semanas, haría incrementar el nerviosismo de los inversores
lo que posiblemente impulsaría de nuevo la onza de oro a niveles más altos.
En
Aspain 11 creemos que hay varios factores de fondo que no deberían elevar al
oro a una nueva senda alcista en el medio-largo plazo, como la baja inflación
de los principales motores económicos mundiales, el incremento del poder
adquisitivo del dólar por mejoras en el mercado laboral e inmobiliario en EEUU y
una aceleración de la retirada de estímulos si lo anterior se corrobora. Estos
factores, pueden incrementar la presión bajista sobre este activo refugio.
Por
último no debemos olvidarnos del mayor comprador mundial de oro, China, seguido
de la India. Una recuperación de la demanda del metal por parte de los gigantes
asiáticos, podría paliar el efecto de la retirada de liquidez del el sistema
financiero.
En
conclusión, si un inversor quiere mantener una posición en oro en sus carteras,
nos parece correcto, pero como parte de una diversificación global y con vistas
al corto plazo o pensando que puede
haber correcciones fuertes si se desestabiliza la senda de la recuperación
mundial.
Apoyamos
los comentarios anteriores con el análisis técnico realizado por nuestro
departamento de mercados:
Se marca el final de la
tendencia bajista a final del año pasado, rebotando en 1180 y fortaleciendo
este soporte. El rally puede llegar a los 1359 y continuar hasta los 1440. En
caso de darse un golden cross (mm200 cruzada por mm40 y mm20) la tendencia
alcista se fortalecería aún más. La tendencia está acompañada de la fuerza del
mercado, con un RSI entorno a 60 y un MACD cercano a cero que no contradice la
subida de precio.