El año 2017 no solo está siendo especialmente positivo para los índices bursátiles, sino que también está destacando por ser un periodo de especial bonanza para los países en base a sus principales indicadores macroeconómicos. El ritmo de crecimiento aumenta en todas las regiones mundiales, y acompañado de datos de empleo e indicadores industriales al alza, se abren los debates sobre la decisión de mantener el presente clima de bajos tipos de interés.
Si observamos los movimientos de flujos de inversión a lo largo del año, la renta variable constituye el pilar base a la hora de buscar rentabilidades en nuestra inversión. Con los actuales tipos de interés, la renta fija ofrece escasas posibilidades, haciendo de los bonos emergentes y high yield las únicas opciones para los inversores de renta fija, teniendo que asumir en el proceso un riesgo mayor al acostumbrado.
Todo este contexto, pone en el punto de mira a los Bancos Centrales. Tras varios años aplicando medidas expansivas de reducción de deuda y continuos estímulos a los mercados, donde los principales países se han fijado un objetivo de inflación en torno al 2%, los inversores consideran que es el momento adecuado para dar el paso y afianzar el crecimiento global de la economía mediante una subida de tipos que frene cualquier atisbo de proceso inflacionista descontrolado. Otro escenario a contemplar es la reducción o quita de los programas de compra de deuda Quantitative Easing (QE), especialmente en Europa. Los expertos debaten cual sería el proceso adecuado: cancelar directamente el QE durante 2018, o bien comenzar en el último trimestre de 2017 con una reducción mes a mes que cierre el flujo monetario desde los Bancos Centrales de forma gradual.
Estos debates surgen de forma especial en EE.UU., donde Donald Trump trata de hacer efectivas medidas expansionistas con unos presupuestos que elevan el gasto; Europa y Reino Unido mostrando fortaleza en sus datos macroeconómicos y convirtiéndose actualmente en el motor de la economía global recuperando terreno con respecto a EE.UU; y Japón, donde su política de flexibilización monetaria instaurado desde finales de 2008 con modificación en febrero de 2016, sigue vigente y abre la posibilidad al cambio.
EE.UU.
En la jornada de ayer, miércoles 20 de septiembre, la FED volvió a reunirse y su presidenta Janet Yellen declaró que los tipos de interés se mantendrán invariables entre el 1% y el 1,25%, aunque dejando entrever una posible subida en diciembre. Los buenos datos de empleo, aunque con los salarios algo rezagados, y la producción industrial dinamizando el crecimiento del país y acercando su inflación a los objetivos fijados, hacen que la economía goce de bienestar, dónde los únicos riesgos a corto plazo pueden llegar de la mano de conflictos geopolíticos externos. De hecho, ha elevado la previsión de crecimiento del PIB este año, en un 2,4%, frente al 2,2% que pronosticó en junio. Para el próximo, han mantenido la cifra en el 2,1%. De cara a los próximos años, se esperan tres aumentos en 2018, dos en 2019 y una más en 2020.
Por otro lado, se realizó especial énfasis en el proceso de reducción de balance que comenzará en el próximo mes de octubre, disminuyendo la cuantía en 10.000 millones cada mes con el fin de rebajar de forma pasiva las reinversiones en bonos, permitiendo que alcancen su vencimiento de forma controlada.
Aún con toda esta planificación por parte de la FED, existe la incertidumbre sobre el mandato de Janet Yellen de cara a los próximos años. La dimisión por motivos personales del vicepresidente de la FED, Stanley Fischer, siembra la duda de la continuidad de Janet Yellen. Ante este escenario, el presidente Donald Trump tendría vía libre para designar un cargo de su confianza con el que poder efectuar la política monetaria que el convenga oportuna sin impedimentos.
Europa
Como hemos comentado anteriormente, el viejo continente configura el actual centro neurálgico de las operaciones y flujos financieros, ya que los inversores depositan su confianza en el rumbo de los países europeos, con un clima de crecimiento sostenido y reducción del desempleo. En este contexto, las principales inestabilidades pueden llegar derivadas de tensiones en el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea.
En sus últimas declaraciones, Mario Draghi, presidente del Banco central Europeo, ha endurecido su discurso fortaleciendo al Euro, y anunciando el programa de reducción del Quantitative Easing que se viene desarrollando desde 2008. Desde hace un año hasta hoy, se ha ido barajando la posibilidad de subir los tipos en la eurozona, ante lo cual los responsables económicos europeos respondieron que necesitaban apreciar una mayor homogeneidad en la evolución económica y estructural de los países. Todo apunta a que ese momento ha llegado, en un estado de calma tras las elecciones francesas con victoria de Macron, y unas elecciones alemanas a la vista sin sobresaltos.
Resulta de especial mención el caso del Reino Unido. Con el proceso del Brexit aún sin terminar de definir de forma consolidada, durante la semana pasada se han publicado datos excepcionalmente positivos para su economía. El IPC anual se situó en el 2,9%, por encima de lo esperado, y la tasa de desempleo en un 4,3% supuso un descenso inesperado que alentó a los inversores. De hecho, el jueves pasado tuvo lugar la reunión del Banco de Inglaterra, y se esperaba que tomaran la decisión de subir los tipos de interés. Este acontecimiento no sucedió, manteniendo sus tipos de interés en mínimos históricos (0,25%) así como el programa de compra de deuda, pero varios miembros plantearon la posibilidad de contemplarlo de cara a realizarse en unos meses. Todo este escenario hace que la libra continúe apreciándose, reflejando el poder de autonomía del Reino Unido y la fortaleza de su economía.
Japón
El Bank Of Japan en su reunión durante esta madrugada, ha decido mantener inalterados sus tipos de interés, así como el programa de flexibilización monetaria. El objetivo es mantener el bono a 10 años en torno al 0 %, y tipos negativos (-0,1%) a corto plazo. Además tampoco alterará su programa de compra de activos aprobado desde 2013 con el objetivo de lograr una cifra e inflación del 2%.
Sin embargo, varias voces del propio banco ponen en duda que se pueda lograr esta cifra con el actual nivel de política expansiva monetaria, debido a la rigidez del mercado laboral, y a una posible reducción del ritmo de producción industrial en los últimos meses. Por otro lado, el consumo privado y los niveles de inversión pública e inmobiliaria continúan su crecimiento.
Desde Aspain 11, creemos en la fortaleza que presentan los mercados bursátiles actualmente en la mayoría de regiones, tanto en empresas de capitalización grande como pequeñas, y es innegable el crecimiento positivo de los países asentados en la publicación constante de buenos datos macroeconómicos. Es por ello que consideramos que actualmente los Bancos Centrales tienen todas las cartas a su favor para poder comenzar a retirar estímulos en el corto plazo, ofreciendo así un reequilibrio y ajuste necesario que acompañe el ritmo de crecimiento, siempre y cuando sea palpable en la economía real.