El pasado 26 de octubre se vivieron las elecciones de gobierno de Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff ha salido reelegida con un total de 51,63% de votos, porcentaje muy cercano al de su opositor Aécio Neves, el cual obtuvo el 48,37% de los votos. Una candidatura que la posiciona en 16 años de presidencia en el gobierno del país para el 2018.
Estas elecciones sorpresa y sobre todo, el triunfo de Dilma Rousseff, han provocado el desplome del Bovespa brasileño, donde deberíamos tener en cuenta la evolución de Telefónica y Santander como dos de los pesos pesados pertenecientes a España en Brasil. Cuando creíamos que el candidato Aécio Neves iba a restituir a la veterana Dilma, hubo un cambio de rumbo, muy ajustado entre los votantes, que se decantó por la presidenta Dilma Rousseff.
Este triunfo en las elecciones ha provocado un desbarajuste para la divisa local y para la evolución del mercado brasileño, afectado al índice Bovespa con graves caídas, que provocaban que perdiera los niveles en los 51.242 puntos hasta los 49.959 puntos, a los que se sitúa tras el resultado de las elecciones. Estas pérdidas en el índice brasileño suponen dobles dígitos en valores de la Bolsa de Sao Paulo, lo que refleja una caída superior del 6%, porcentaje por debajo al umbral de los 50.000 puntos que superó.
La evolución del euro frente al real brasileño se ha visto claramente influencia por el resultado de las elecciones, en donde en los momentos de publicación de las elecciones el EUR/BRL se dispara de los 3.1359 de cotización a los 3.2017 de cotización, provocando una depreciación en la moneda local de Brasil y una apreciación para la moneda euro. De cara frente al dólar, esto ha provocado un desinfle del 3% en el real brasileño.
Por otro lado, son varios los rumores que han acompañado estas elecciones. La petrolera Petrobas ha recibido un eco por las redes sociales tras rumorearse una gestión fraudulenta para beneficiar a los partidos políticos, sobre todo al afiliado de la presidente Dilma Rousseff, que llevo a la muerte de Alberto Youssef, la persona responsable de destapar la corrupción en la petrolera brasileña Petrobras, causando un enorme revuelo y confusión. A este rumor, se le une la campaña agresiva que ha empleado la actual presidenta. Pero la batalla librada contra la pobreza y los avances sociales han permitido a Dilma Rousseff mantenerse firme y no ser derribada por la voluntad de cambio que algo menos de la mitad de la población expresó en las urnas. Esas estrategias de elecciones fueron suficientes para frenar el programa de un Aécio Neves que quería liberalizar la economía para hacerla más competitiva.
Hace unos días mencionábamos los 7 millones de votos que apoyaban al opositor Aécio Neves, los cuales daban un impulso esperanzador para el mercado brasileño, el cual se ve claramente afectado negativamente por los resultados publicados del triunfo de Dilma Rousseff, ya que el mercado también estaba votando por su candidato favorito (Aécio Neves). Todo ello, demuestra el descontento en las bolsas al igual que en el pueblo por el triunfo de la reelegida, el cual sufre una división entre clases sociales, donde la parte menos enriquecida apoyo a Dilma Rousseff, como presidenta del Partido de los Trabajadores; y la otra parte del pueblo son aquellos ciudadanos que apoyan al lado contrario al socialismo obrero. En definitiva, los Estados del Norte y del Nordeste, como Bahía o Pernambuco, votaron en bloque a Rousseff, por ser las zonas más pobres y atrasadas; y los Estados del sur (más ricos e industrializados) con una población con más recursos, como el más poblado de São Paulo, prefirieron a Aécio Neves.
El principal objetivo de la candidatura debería ser unificar al país para que no surjan pequeñas diferencias entre las clases sociales, que provocan un malestar social por la precariedad de los servicios públicos, y sobre todo, impulsar al país hacia un crecimiento sostenible, que se está viendo estancado, y además debemos tener en cuenta los numerosos escándalos electorales que persiguen al Partido de los Trabajadores. Esos serían los principales puntos que deberían tener en cuenta la primera mujer reelegida en la historia de Brasil para el deber y la obligación de liderar la unión de todos los brasileños para terminar con ese clima de polarización radical y hacer que el país vuelva a ser gobernable.