Ha transcurrido casi un año desde el traspaso de poder del
Partido Democrático de Japón al Partido Liberal Democrático que dio paso a la
andadura del segundo gabinete del primer ministro japonés Abe Shinzō. Conocida
como “Abenomics”, la política económica basada en la flexibilización
cuantitativa y el gasto público flexible con el objetivo de sacar al país nipón
de la deflación, ha abierto una nueva vía al incluir la promoción de la
inversión privada en la Estrategia para el Resurgimiento de Japón, y ha sido puesta
a prueba en las pasadas elecciones a la Cámara Alta del 21 de julio de 2013.
Dichas políticas han empezado a dar sus frutos impulsando el
Nikkei un 57% aproximadamente desde hace un año y devaluando el yen al mismo
tiempo que mejoran las cifras del sector exportador. Son tangibles también la
tendencia a la baja del índice de desempleo y el índice del juicio sobre el
ambiente de negocios de la encuesta Tankan del Banco de Japón, que mejora las
expectativas, sobre todo de las grandes empresas. El compromiso del gobernador
del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, de alcanzar el 2% de inflación en dos años
parece tarea complicada aunque va por buen camino, donde la tasa subyacente,
que excluye el impacto de la volatilidad de los precios de la energía y de los
alimentos, registró en octubre un alza interanual del 0,3%, lo que representa
su mayor subida desde agosto de 1998. Si incluimos en este cómputo el impacto
de los precios energéticos, sin contar los alimentos,la tasa de inflación interanual
en octubre, registró el 0,9%.
Las políticas económicas que tienen por objetivo devaluar la
moneda local expandiendo la base monetaria, tienen dos efectos contrarios como
podremos comprobar: uno, permite exportar más barato y dos, encarece las
importaciones ya que el poder adquisitivo del yen se reduce.
Esta última apreciación está afectando a la balanza comercial
japonesa por el incremento en el coste de petróleo y gas natural. De hecho, el
costo del combustible importado, que representa más de una tercera parte de
todas las importaciones, aumentó casi 18% en agosto, a pesar de una ligera
bajada en el volumen. Lo mismo ocurrió con adquisiciones de alimentos, materias
primas y bienes manufacturados cuyos precios crecieron a un ritmo un 10%
superior al del mismo mes de 2012.
Hasta octubre, las importaciones crecieron un 26,1%, a 7,2 billones de yenes, debido, en
particular a la factura energética y la creciente demanda de componentes
electrónicos y las exportaciones aumentaron un 18,6%, a 6,1 billones de yenes.
Por regiones, las exportaciones a Estados Unidos aumentaron un
26,4%; a China, un 21,3%; y a la Unión Europea, un 27,0%.
A continuación presentamos dos tablas con los principales
clientes y proveedores de Japón y con los principales productos intercambiados:
Tras haber hecho un breve repaso al sector exterior japonés y
ver cómo están afectando las políticas expansivas a su balanza comercial, vamos
a centrarnos en el sector exportador japonés por excelencia: el automóvil y
componentes, que juntos representan el 17,2% de las exportaciones del país. El sector del automóvil ha sido sin duda uno de los más
beneficiados por la devaluación del yen. Un sector cambiante, muy intensivo en
innovación y crucial para el país.
Como podemos comprobar en el gráfico a continuación, las subidas
de las cotizaciones desde el comienzo de las políticas expansivas han sido
espectaculares, sobre todo en el caso de Mazda Motor Corp. que ha incrementado
su valor en más de un 200% en 12 meses. Muy importante han sido las también las
subidas de otros valores que componen nuestra cartera modelo del sector, como
Yamaha Motor (+63%), Honda Motor (+51%) y Nissan Motor (13,8%). Está última
presenta un comportamiento divergente en cuanto a sus homólogos del sector en
los últimos seis meses. De hecho por valoración, es la más barata cotizando con
un PER de 9 veces beneficios, entorno a su media histórica. La media del sector
para hacernos una idea está en 10x. Las ventas globales se incrementaron un 1,7%
para un total de 2.448.944 unidades, estableciendo un record histórico de
ventas muy alto para el periodo abril-septiembre.
Las ventas fuera de Japón se incrementaron un 12,7% con 377,584 unidades, donde
sus exportaciones a Norte América aumentaron un 22,8%.
Probablemente una de las mayores oportunidades a día de hoy para
invertir en este sector para los próximos meses pasa por Nissan y su capacidad
para superar las expectativas fijadas. Nos gusta su exposición a mercados emergentes
como México, Rusia, China y en maduros como EEUU o Europa, así como su amplia
gama de productos con precios bastante asequibles.
La sorpresa este año la ha dado Mazda, con una de las mayores
revalorizaciones de todas las cotizadas japonesas, con muy buenas cifras de
ventas en EEUU que subieron un 26,4%. Su capacidad se está viendo limitada y
casi no dan abasto para cubrir la demanda en el país, ya que fabrican en Japón
al retirarse de la alianza con Ford que les permitían fabricar en Detroit. Para
cubrir esta demanda, en 2014 abrirán en México su centro de producción que les
permitirán ahorrar costes e incrementar su capacidad productiva.
Creemos que este sector todavía tiene potencial, uno, impulsado
por la devaluación del yen que permite a este nicho impulsar sus exportaciones,
dos, la mejora económica de mercados como EEUU y Europa y por último, mercados
tan importantes para el futuro como México, Brasil o China.
Así mismo, el cambio de hegemonía económica a nivel global con
la entrada de nuevos competidores, la deslocalización de los centros de
producción, el exceso de capacidad de los países más desarrollados, los nuevos
cambios demográficos y estilos de vida en las ciudades, convierten a este
sector en uno de los más innovadores del mundo.
La sobrecapacidad de muchos mercados como EEUU, Corea del Sur,
Alemania, España o Francia y la forma en que la reducen, es clave para
comprender la evolución de este sector a nivel global. Una quinta parte de los
productores de automóviles, opinan que la mejor manera de reducir la sobrecapacidad
es exportando a otros países. Sin embargo, no todos se decantan 100% por esta
opción. Por ejemplo, en el caso de Japón o Italia, los ejecutivos piensan que
la mejor forma de entrar en otros mercados y aumentar la producción es mediante
alianzas estratégicas entre compañías, mientras que los alemanes creen que la
mejor forma es la intervención estatal mediante el reparto de cuotas. Al mismo
tiempo, Japón, Francia o Reino Unido, consideran muy importante el
posicionamiento de la marca.
A continuación mostramos las preferencias de las diferentes
industrias para reducir esta sobrecapacidad:
Esta apertura de mentalidad en el empresario japonés, donde
prima las alianzas con compañías competidoras es una de las claves que
permitirán sobrevivir a la creciente competencia de mercados vecinos como
China.
Otro de los puntos clave para Japón, es su capacidad para innovar
ya que cada vez son más los usuarios que demandan coches más eficientes, que
respeten el medio ambiente y se adapten
a los nuevos modelos de las ciudades. Estos son también los motivos por los que
las empresas automovilísticas más importantes del mundo, están forjando
alianzas para encontrar su hueco en el futuro de la industria que sin duda será
apasionante y probablemente no tenga nada que ver con lo que conocemos hoy en
día.
Japón, es uno de los países con la población más envejecida del
mundo y por lo tanto, la expansión de su mercado nacional es limitada. La clave
del crecimiento sostenible en este país, se halla lógicamente en el comercio y
lainversión internacionales. El mercado doméstico
japonés que ha llegado a su madurez, ha desarrollado una estrategia de
crecimiento unidireccional centrada en el propio país y esto ha dado lugar a
líneas de producción de alta calidad y rendimiento. Por lo tanto, muchos de
estos artículos con un alto precio no cubren en muchas ocasiones las
necesidades del consumidor extranjero.
Es por esta razón que las empresas japonesas están
deslocalizando sus centros de producción en países como México o Europa del Este,
donde lo más razonable es que tengan que
crear alianzas con empresas locales y llevar a cabo fusiones y adquisiciones
para hacerse más competitivos.
Es cierto que las empresas de electrónica y automovilismo
japonesas han sufrido mucho durante la crisis, pero han reducido gran parte de
sus deudas, están inmersos en un cambio en el modelo de gestión y están
centrando esfuerzos en la consolidación y reestructuración de sus lazos
económicos. El sector de automoción en Japón está recuperando los niveles de
producción pre-crisis y este nuevo enfoque que surge como consecuencia de un
problema a nivel global, será clave para el futuro de uno de los sectores más
importantes para el país. Sin duda, las nuevas alianzas, la adaptación a una
nueva clase media que comienza a surgir en países como Brasil, India o China, que
demandan productos de mayor valor añadido, así como el desarrollo de nuevas
tecnologías que hagan más eficientes a los vehículos y respetuosos con el medio
ambiente, marcarán las líneas que la industria del automóvil en Japón escribirá
en el futuro.