La evolución de la economía china es un factor que condiciona la economía global, tanto por lo que supone su PIB como por la importancia del país a nivel comercial o por los flujos de capitales que se mueven a través de sus fronteras. Hecho que ha cobrado más importancia como resultado de la incorporación del país a la OMC como por la globalización, que ha profundizado en la interconexión entre todas las economías.
Indudablemente, a nivel global no podemos olvidar la economía estadounidense, importante por muchos aspectos, entre ellos su tamaño, ya que es la mayor economía mundial en dólares corrientes. Pese a ello, no debemos olvidar la importancia de China, que con datos de 2016, es la segunda economía del planeta, pero la primera en paridad de poder adquisitivo (figura siguiente) , representando respectivamente, en moneda corriente o en paridad de poder adquisitivo el 14,76% o el 17,78% de la economía mundial, a la que aporta el 35% del crecimiento económico.
Figura.- China´s Statistical Data . Datos en paridad de poder adquisitivo.
China se ha caracterizado por un crecimiento importante las últimas décadas, ya que a partir del comienzo de las reformas de Deng Xiaoping a finales de 1978, las impresionantes tasas de crecimiento chino ha llevado al país a pasar de constituir el 2,3% de la economía mundial en 1978 al 18% en la actualidad.
El impulso dado a la economía, que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas e incrementado la calidad de vida de la población, ha generado también una serie de desequilibrios, como el incremento de la corrupción, la desigualdad, sobrecapacidad, la acumulación de deuda y el daño medioambiental, a los que los líderes chinos han decidido enfrentarse para lograr un desarrollo más equilibrado.
El incremento del PIB chino parece fuera de toda duda, sin embargo, se han vertido numerosas dudas sobre la fiabilidad de la cuantificación de los datos oficiales, indicándose que no reflejan verazmente la evolución de la economía del país, tanto por las dificultades técnicas del National Bureau of Statistics Chino (NBS) para agregar los datos del país, como debido a que algunas autoridades locales han inflado los datos económicos, argumentándose en sentido contrario que en otras ha ocurrido lo contrario, equilibrándose el dato final.
El National Bureau of Statistical (NBS) chino fue progresivamente solucionando los problemas, mejorando la calidad de sus datos, no siendo la poca fiabilidad del PIB atribuible a la manipulación o falseamiento de los datos, ya que la institución incluso ha modificado los datos a la baja al ser consciente de la manipulación llevada a cabo por entidades locales.
Sin embargo, la desconfianza sobre la veracidad de los datos oficiales ha inducido la búsqueda de métodos alternativos para valorar el crecimiento económico, entre ellos la variación en el consumo de energía, la producción de electricidad, la evolución del sector inmobiliario y del crédito, la evolución del transporte de mercancías por ferrocarril, índices de gestores de compras o el índice de luminosidad nocturno. Plasmándose en muchos casos estos indicadores en índices que recogen la evolución de varios de estos indicadores simultáneamente.
Quizá el más utilizado de estos es el consumo de energía o producción de electricidad, ya que en principio deben estar asociado a la actividad económica (figura siguiente).
Figura.- Evolución del PIB y consumo de energía (escala izquierda) y tasas de variación del PIB (en precios constantes de 2010) y consumo de energía en medias móviles de los incrementos anuales de cinco años para suavizar las series. Elaboración propia a partir de datos de PIB del Banco Mundial y datos de consumo energético de ENERDATA
En la figura se aprecia cómo tanto el PIB como el consumo de energía se incrementan en el tiempo, aunque en mayor medida el primero que el segundo. Dato que se aprecía más claramente en el análisis de la evolución de medias móviles, observando un cierto paralelismo entre ambos, produciéndose menores incrementos de ambos a partir del año 2007, pero con la particularidad de que los incrementos de consumo de energía son siempre inferiores a los de PIB real.
Se trata, por tanto, de encontrar explicación a los datos. Indudablemente uno sería que los datos de PIB están cocinados y en realidad son menores que los oficiales. Sin embargo, también existen alternativas que pueden explicar este comportamiento, como el incremento de eficiencia energética o el cambio de modelo económico del país.
La eficiencia energética se mide a través de la intensidad energética (energía consumida por unidad de PIB), de tal forma que una reducción de la energía empleada para producir una unidad de PIB incrementa la eficiencia energética. El incremento de eficiencia energética es un hecho constatado a nivel global y China no podía ser una excepción.
China ha hecho grandes progresos, reduciendo su intensidad energética de forma más intensa que la UE, U.S. o el resto del mundo (figura siguiente); evolución en parte debida a que el país partía de unos niveles muy elevados de intensidad energética. Pero lo importante es que el incremento de eficiencia energética también podría contribuir a explicar que un incremento determinado del PIB se acompañase de menor consumo energético. Aunque alternativamente podríamos pensar que si el PIB está inflado, la intensidad energética podría ser mayor de la indicada.
Figura.- Evolución de la intensidad energética. Datos ENERDATA
Pese a la reducción observada, la intensidad energética china era en 2016 un 72% superior a la europea, un 25% superior a la estadounidense y un 24% a la media mundial. Económicamente ello implica que el país presenta todavía un margen importante de mejora, lo que se puede traducir en una menor dependencia energética exterior, incrementar estratégicamente su seguridad energética, y mejorar su balanza comercial y PIB, ya que China es el mayor importador mundial de petróleo y cada vez está importando más gas natural , en parte como sustituto del carbón.
Pero además del incremento de eficiencia energética, otro factor esencial a considerar es el cambio de modelo productivo, que también condiciona el consumo de energía, ya que los servicios son menos intensivos en energía que el sector industrial, del orden de un 85% menor según el FMI. En este sentido, y como se aprecia en la figura siguiente, el sector manufacturero ha reducido progresivamente su importancia en el PIB pasando de constituir el 47,6% en el año 2006 al 39,8% en el año 2016. Mientras que por el contrario, la contribución de los servicios presenta una tendencia ascendente progresiva hasta suponer el 51,6% del PIB en 2016. De tal forma que esta evolución podría contribuir a explicar que un incremento del PIB se acompañase de un menor consumo de energía y por tanto también de una intensidad energética menor.
Figura.- Contribución de los distintos sectores al PIB en China. Datos del NBS Chino .
De estos cabe deducir que los incrementos de eficiencia energética pueden producirse tanto por un mejor uso de la energía para llevar a cabo una actividad determinada como por el cambio de modelo productivo, ya que los servicios consumen menos energía que las manufacturas.
Pero además de la utilización del consumo de energía como indicador de actividad económica, también se ha utilizado la producción o consumo de electricidad. La electricidad es un tipo de consumo final de energía. Sin embargo, su utilización puede llevarnos a conclusiones erróneas, ya que el porcentaje de electricidad consumida cada vez es mayor porque la sociedad avanza imparable hacia una mayor electrificación de la economía, de tal forma que para obtener el mismo PIB, se consume una mayor cantidad de electricidad.
El proceso de electrificación de la economía es global e incluye a China, lo que se ha traducido en que el porcentaje de electricidad producida como porcentaje del consumo total de energía primaria se incrementase, pasando del 6,14% en 1990 al 16,56% en 2016, un incremento superior al mundial, la UE o los BRICS, aunque a pesar de ello el grado de electrificación de la economía es inferior al de la UE (figura siguiente). Pero el dato a considerar es que en este caso, la mayor electrificación de la economía, y por tanto mayor consumo de electricidad, no tendría necesariamente que implicar un incremento del PIB.
Figura.- Grado de electrificación de la economía china comparado. Elaboración propia a partir de datos de ENERDATA indicados como producción de electricidad como energía primaria consumida.
Pero además de los distintos indicadores relacionados con el consumo de energía, se han creado distinto tipo de índices para evaluar el comportamiento de la economía, como el de La Caixa, el índice Li Keqiang o el de luminosidad.
La Caixa ha elaborado un índice de actividad agregado que incluye indicadores de cuatro sectores clave de la economía (ventas de coches, producción eléctrica, nuevas viviendas y mercancías transportadas por ferrocarril) además de la producción industrial y las ventas minoristas.
Entre el abanico de índices existentes, el quizá más popular es el índice Li-Keqiang (figura siguiente), que utiliza la generación de electricidad, el transporte por ferrocarril y el crecimiento del crédito.
Figura.- An index that Chinas leaders use to measure economic growth looks horrible .
Alternativamente, otro método utilizado es la medición de la luminosidad nocturna a través de satélites. Este índice se basa en que los datos de luminosidad nocturna son un buen indicador de actividad, llegando a resultados que indicaban, para los años 1992-2006, que los datos del PIB oficial eran más del doble de los estimados con el índice de luminosidad, sobrevalorando los datos oficiales más de un 65% la actividad económica.
Personalmente me surgen ciertas dudas sobre la capacidad de este índice para valorar la actividad económica, ya que si bien el consumo de energía puede relacionarse con calidad de vida y tamaño de población, parece complicado que capture otras variables. Ya que por ejemplo, no se recoge la actividad económica en horas diurnas, siendo también distinta la luminosidad de industrias manufactureras que de servicios. Motivos que hacen pensar que los datos de recogidos de luminosidad siempre serán inferiores a los de producción real.
En cualquier caso, todos los indicadores sugieren una exageración de las cifras de crecimiento del PIB los últimos años con respecto a las cifras oficiales. Por lo que la conclusion inmediata, en función de los datos aportados a partir de la medición de indices alternativos de actividad, es que evidentemente el PIB chino está exagerado.
Sin embargo, según la FED, las cifras oficiales son cada vez más fiables, y aunque puedan estar algo inflados, se debe incidir también en la cuantificación de las desviaciones que puedan producirse, encontrándose esta influenciada por la captación real de la influencia de las variaciones del consumo de energía sobre el PIB.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
Es evidente que el PIB chino ha crecido a tasa envidiables para la mayoría de las economías. Sin embargo, se han suscitado dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales indicándose que el crecimiento de la economía real era inferior al publicado.
Esta situación ha dado lugar a la utilización y comparación de distintos indicadores e indices de actividad con los datos oficiales del PIB, siendo estos datos sistemáticamente inferiores a los oficiales.
Sin embargo, estos resultados pueden explicarse, al menos parcialmente, por aspectos relacionados con incrementos de la eficiencia energética o el cambio de modelo productivo chino.
Independientemente de la exacta fiabilidad de los datos chinos, parece indudable que la economía china goza de unas tasas de crecimiento económico envidiable para las economías desarrolladas, incluso aunque los datos oficiales estén ligeramente inflados.