En las últimas semanas, los mercados han estado demostrando una fortaleza no vista en meses, especialmente en la renta variable Europea, donde vemos que se ha roto su media móvil de 200 días. Esto podía explicarse por unas expectativas de que la Fed pudiera hacer un pivot en su última reunión. Sin embargo, tras la decisión de tipos de la Fed y las posteriores declaraciones, queda claro que no va a haber ningún tipo de pivot. En un primer instante los mercados se asustaron, pero este miedo solo duró unos días y desde entonces los mercados suben jornada a jornada. Esto podría cambiar mañana, cuando conozcamos el dato de inflación y se reajusten las estimaciones de los inversores. Por eso, hoy y mañana vamos a hablar de la inflación ya que creo que es importante sentar las bases de la situación actual de inflación primero para saber qué esperar de ese dato y luego para saber qué podría estar descontando el mercado. Las principales dudas hoy por hoy son si la inflación acabará volviendo a las tasas anteriores a la pandemia o si atravesaremos una época de alta inflación (o al menos superior al 2% claramente y de manera consistente). Es evidente que puede pasar de todo, por ejemplo, un empeoramiento de las relaciones comerciales entre países podría suponer un retroceso en la globalización lo que podría traer una época de alta inflación. Sin embargo, estaríamos hablando de otro evento hipotético. Lo único cierto es que la actual crisis de inflación es una crisis que responde a eventos ya pasados. Hay quien dice que es fruto de la elevada emisión de dinero por parte de los bancos centrales que han devaluado la moneda trayendo así subidas de precios. Hay otros que simplemente abogan por unos cuellos de botella que hoy por hoy todavía persisten mientras que la demanda está claramente en niveles superiores a la pandemia. Nosotros pensamos que puede deberse a un mix donde el abaratamiento de la deuda impulsado por los bancos centrales ha incentivado a que los gobiernos lleven a cabo políticas fiscales altamente expansivas mientras que los cuellos de botella perduraban más de lo inicialmente pensado. Pero el problema no está en la emisión de moneda, sino en que la demanda permanece alta, o al menos eso es lo que nosotros tenemos como escenario principal.
Si observamos diferentes indicadores coincidentes que reflejan la salud de la economía, vemos que esta todavía está creciendo a niveles por encima de su media a 10 años. La tendencia de este crecimiento es descendiente, pero todavía está en niveles muy elevados. De ahí la presión de la Fed (en el caso de Estados Unidos) de amenazar la economía con que les da igual que se pasen de frenada, pretenden generar expectativas en los agentes que los lleve a reducir no solo su consumo, sino también su inversión. Por desgracia, viendo los mercados financieros, vemos que al menos los inversores de renta variable no parecen hacerle especial caso. Estos dos factores: salud económica fuerte y mercados financieros fuertes, me hacen pensar que la inflación (que necesita una economía fría y, por tanto, unos mercados financieros fríos) todavía no está lista para corregir de manera clara. Esto es lo que reflejan las estimaciones de los analistas, los cuales prevén que mañana el dato de inflación de mañana refleje un ligero descenso del 8,2% al 8% en el caso del IPC general y del 6,6% al 6,5% en el caso de la subyacente. En cualquier caso, con tasas mensuales todavía demasiado elevadas. Con esto podemos ver lo que nosotros esperamos de la inflación y lo que creemos que es necesario para ver una clara corrección. Mañana veremos qué piensa el mercado y trataremos de analizar los riesgos actuales.