Hemos conocido en el día de ayer la oferta de compra sobre BG Group presentada por Royal Dutch Shell por 47.000 millones de libras esterlinas, lo que la sitúa como la mayor operación del sector de la energía en la última década. Este movimiento es la primera gran respuesta del sector al descenso de los precios del petróleo, situando en el ojo del huracán a las grandes compañías petrolíferas y a la futura concentración la industria.
Con esta compra, Royal Duch Shell incrementará un 25% las reservas de petróleo y gas, así como un 20% la producción. De esta forma, la compañía anglo-holandesa se posiciona como un firme competidor de la americana ExxonMobil y como la mayor petrolera extranjera en Brasil.
Desde que comenzó la caída del crudo iniciada en el mes de junio, han sido muchas las empresas las que han tenido que parar sus prospecciones y recortar sus gastos. Conocemos así, que aproximadamente 150 compañías de tamaño medio en EEUU han tenido que reducir costes un 24% más que en 2014. Son muy pocos los que pueden soportar un estrechamiento de márgenes tan abultado, teniendo en cuenta que el precio del barril de petróleo ha caído más de un 50%. Países exportadores como Rusia han tenido que subir tipos de interés para evitar la fuga de capitales por la depreciación de su divisa y otros como Venezuela, se encuentran en una situación todavía peor con una inflación galopante, siendo a su vez tremendamente dependientes de los ingresos derivados de la ventas de crudo.
Es cierto que en las últimas semanas hemos visto una ligera recuperación de los precios, y un repunte tras los últimos datos de las reservas de EEUU que se sitúan en el nivel más alto desde los años 30. En general, la mayoría de economías están aprovechando los niveles actuales para abastecerse y acumular reservas. Este incremento de la cotización no de debe a una reducción de la oferta, si no a un aumento de la demanda. De hecho, la oferta por parte de Arabia Saudí se ha incrementado de 7 millones de barriles en el cuarto trimestre de 2014 a 7,4 millones en el primer trimestre de este año. La explicación a este salto, viene dada por una mayor demanda interna, pero también por unas mayores compras de otros países, gracias a la mejora de márgenes. Por poner un ejemplo significativo, las importaciones de petróleo de China se sitúan en máximos históricos.
Según declaraciones del Ministro del Petróleo saudí Ali Naimi, se han permitido incrementar algo los precios de exportación a países como China y EEUU, pero el nivel de producción, muy probablemente seguirá en niveles cercanos a los actuales. Afirma que la estrategia que está siguiendo su país desde hace diez meses no se debe a una guerra de precios para ganar cuota de mercado, si no a un ajuste a las condiciones actuales de la economía mundial y un rebalanceo entre oferta y demanda. Es decir, que están más centrados en la evolución y mejora económica de sus clientes que en el simple nivel de precios.
Tampoco quieren provocar desbalances en el mercado de petróleo, no obstante, bajo nuestro punto de vista lo están haciendo. También dejó entrever que este ajuste de precios ha dejado atrás su peor episodio y que la normalización está en camino. Es posible que el rango de precios de aquí a final de año se mueva entorno a los 50-60 dólares el barril, indicando la baja probabilidad de un crecimiento de la producción desde el punto donde nos situamos ahora.
Su estrategia parece que ha comenzado a dar sus frutos con un incremento de la demanda por los bajos precios y el crecimiento de la oferta ha disminuido cuando las empresas han recortado sus gastos.
Hemos asistido a una reducción de la volatilidad de las cotizaciones del crudo, y medida que el mercado de la energía se estabilice, también se incrementará el interés por empresas petrolíferas. Un buen punto de partida sería cuando las empresas comiencen a reducir inventarios o haya algún cambio positivo en el mercado del petróleo que mejorase las expectativas de crecimiento de beneficios de estas empresas.
Sin duda, este año y por lo menos el siguiente, será apasionante en cuanto a movimientos dentro del sector, buscando las alianzas que permitan competir en este entorno de precios. Si queremos comenzar a buscar empresas donde invertir, un buen comienzo sería elegir compañías con ratios de deuda bajos, flexibilidad en costes, compromiso en el pago de dividendos, márgenes estables, diversificación de sus actividades y que ya hayan iniciado un proceso de desinversión de bienes de capital fijo.