¿Alguien tiene miedo?. Si nos fijamos en el aspecto de casi todas las bolsas mundiales, muchas de ellas en máximos de todos los tiempos y el Nasdaq recuperando niveles no vistos desde la explosión de la burbuja tecnológica en el año 2000, la situación actual parece una balsa de aceite. Todo paz y tranquilidad. Pero a juzgar por los movimientos de un misterioso inversor que ha estado comprando durante los últimos meses protección contra una crisis financiera, la respuesta es que sí. Hay gente o, mejor dicho, inversores que tienen mucho miedo. Uno de ellos es al que han apodado como "50 cent", curiosamente el mismo nombre que el famoso rapero estadounidense. Este misterioso inversor ha estado comprando de forma masiva contratos de derivados para protegerse de una subida de la volatilidad en los próximos meses, cuyo coste es de alrededor de 50 centavos de dólar. Por ello, no podría tener un mejor apodo que el de 50 cent.
Pero, ¿qué es lo que está pasando realmente?. ¿Qué significa todo esto?. ¿Por qué alguien está apostando millones de dólares por una fuerte subida de la volatilidad? ¿Quién es realmente 50 cent?. Vayamos por partes, porque la historia no les va a dejar indiferentes y les va a obligar a replantearse la situación actual o, como mínimo, empezar a pensar de forma diferente o considerar otras posibilidades.
50 cent no está en Wall Street, ni tiene ningún parecido como Gordon Gekko o Jordan Belfort, el protagonista de “El lobo de Wall Street”. Tres periodistas del influyente diario Financial Times (Joe Rennison, Christian Pfrang y Miles Johnson) han sido los que han desvelado la identidad de 50 cent. Resulta que se trata de un fondo de inversión llamado “Ruffer LLP”, con sede en la capital británica y uno de cuyos cofundadores es Jonathan Ruffer, que incluso ha donado parte de su fortuna personal para la restauración de un castillo en el norte de Inglaterra. Como anécdota curiosa, uno de sus clientes es la mismísima Iglesia de Inglaterra. Ahí es nada. Sin embargo, Jonathan Ruffer no ha querido confirmar ni desmentir la noticia. Simplemente se ha limitado a declinar cualquier tipo de comentario al respecto.
El instrumento que ha utilizado 50 cent para apostar por una fuerte subida de la volatilidad (unos 120 millones de dólares, de los cuales 88 millones han expirado ya sin valor alguno) han sido derivados del VIX -conocido como “índice del miedo”- que actualmente se encuentra en mínimos desde comienzos del año 2007. Para que lo puedan entender de forma sencilla y práctica, una baja volatilidad en el mercado significa complacencia y ausencia de miedo en los inversores, lo que suele ser la antesala de caídas bursátiles. Del mismo modo, cuando la volatilidad se sitúa en niveles muy elevados, se asocia con suelos de mercado, miedo, pánico y finalmente capitulación.
¿Por qué hace esto?. En una reciente presentación a los inversores, señaló que últimamente han estado comprando protección contra la volatilidad, porque lo considera necesario e imprescindible para el escenario que más teme, y no es otro que una importante corrección tanto en el mercado de acciones como de bonos. Tener una estrategia de cobertura frente a una fuerte subida de la volatilidad como medida de protección frente a un crash en los mercados financieros es una buena idea, pero existe un problema. Si esto no sucede y la volatilidad se mantiene en los niveles actuales durante bastante tiempo, puede salirle muy caro a Jonathan Ruffer y sus inversores.
Utilizar este tipo de estrategias es relativamente habitual entre los grandes fondos de inversión y hedge funds, pero lo que es más raro y llamativo es la cuantía en la que lo está haciendo 50 cent. Como vemos, apostar millones de dólares a que ocurra un crash del mercado de acciones y bonos no es jugar con calderilla
¿Acertará Jonathan Ruffer?. Sinceramente nadie lo puede saber y quien diga lo contrario miente. Existen innumerables motivos por los que podría subir la volatilidad de los mercados, como por ejemplo un recrudecimiento en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Corea del Norte, una corrección brusca en el precio del petróleo o cualquier otro acontecimiento geopolítico que no podemos atisbar en estos momentos. Si no se produce ningún fenómeno como los que acabamos de señalar, lo más probable es que la volatilidad se mantuviera en niveles bajos, con lo que la apuesta de Ruffer no daría sus frutos. Pero más allá de todas estas opciones que estamos barajando, lo que está claro es que una subida de la volatilidad en los próximos meses no debería sorprender a nadie. Todo en esta vida revierte a la media y no tengan ninguna duda de que en el futuro veremos crashes financieros, pánico, miedo, volatilidad por las nubes y a los agoreros del mercado saliendo de su escondite para decir aquello de “eso ya lo dije yo”. Así que no digan que no están avisados.
Quien advierte no es traidor
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