La criptomoneda por excelencia, Bitcoin, ha recuperado una parte importante del desplome que sufrió tras los máximos de diciembre 2017 alcanzando efímeramente cotas superiores a los 19.000$.
Sin hacer mucho ruido, ha subido más de un 230% en lo que va de 2019, situándose alrededor de los 12.000$... si bien es verdad que el inicio de año coincidió más o menos con los mínimos de los últimos años por encima de los 3.000$.
En abril y mayo ha registrado rentabilidades en el mes del 30% y 61%, respectivamente, y en este mes de junio ya lleva subido cerca de un 40%.
Pero como señala la cuenta de Twitter @LSValue, el sentimiento de FOMO (Fear Of Missing Out, o el miedo de perderse la subida) puede que todavía no haya comenzado, a juzgar por la evolución del interés en Bitcoin que refleja Google Trends.
Fuente: Google Trends.
Por lo que exclusivamente desde el punto de vista del sentimiento (reflejado de manera simplista por este indicador de búsquedas), aún podría existir recorrido al alza. Ahora bien, el meollo del asunto es muy diferente, y es si Bitcoin logrará afianzarse como una divisa o todo quedará en nada. Como escribió el profesor de economía y experto monetario Juan Ramón Rallo:
Bitcoin es una startup monetaria y, como toda startup con un potencial gigantescamente disruptivo, si triunfa proporcionará un elevadísimo retorno a quienes hayan apostado por ella; y, si fracasa, sus financiadores perderán la inversión. En todo caso, y dado el uso que ya se le está dando y el que se le puede llegar a dar como activo monetario, lo que sí deberíamos tener todos muy claro es que su valor intrínseco no es cero.