El inicio de cualquier actividad económica tiene su base en el ahorro. Todo lo demás se sustenta sobre él. Muchas veces se ha puesto la mira más sobre la capacidad de generar ingresos; pero por mucho que ganemos, si ganamos 100, y gastamos 110 nos dirigimos a la pobreza, pero si ganamos 100 y conseguimos gastar 90 el camino hacia el progreso está empezado.
En la economía actual, el capital es esencial para iniciar cualquier inversión o empresa. Se puede usar y a veces hasta el abuso la deuda, pero si no somos capaces de manejarla, lo más probable es que termine devorando nuestro dinero. La deuda requiere además, un conocimiento y una capacidad de autocontrol clara.
Familiar muy cercano al ahorro es la frugalidad. Debemos ser capaces de saber adaptar siempre nuestros gastos a nuestros ingresos, y si se puede, un poco menos. Y no intentar desesperadamente aumentar unos ingresos que puedan cubrir esos gastos. Pero claro, eso es bastante difícil de conseguir en una sociedad que te empuja al consumo, al derroche. Se tiende a la compulsividad y a lo inmediato y eso casa mal con la paciencia y el trabajo lento de la acumulación sobria pero constante. Lo queremos todo y ya. Y por desgracia, la mayoría de la veces ni lo uno ni lo otro conseguimos. Además estos nos deja en una posición muy débil y cualquier tropezón del Sr. Mercado nos puede llevar a una situación peligrosa.
La inversión, sobre todo si es en renta variable, no tiene unos tiempos determinados y si no tienes la suficiente capacidad de aguante serás expulsado de mala manera. El tiempo jugará a tu favor, si no tienes necesidad, pero te hará daño si no puedes aguantar.
Este problema que afecta a los individuos también está afectando cada vez más a los Estados. Estos ya no ahorran nada y utilizan la deuda de manera masiva. Un país no es exactamente igual que una familia, pero tampoco puede librarse de las leyes económicas y de sentido común. Probablemente en los próximos años las deudas de los Estados darán que hablar y como siempre algunos resultarán perdedores.
