Tal vez porque la gente prefiere creer en las narrativas populares en lugar de apoyarse en la evidencia abrumadora, muchos mitos persisten en el ámbito financiero. En cierto modo, esto no debería sorprender, ya que muchas cosas de las finanzas parecen intuitivas, pero en realidad son mucho más complicadas de lo que pensamos. En este artículo, intentaré poner fin a dos mitos que parecen ser comunes hoy en día.
I. Menor número de compañías cotizadas significa múltiplos más altos
Recientemente se ha argumentado por un par de destacados analistas financieros (ver aquí y aquí) que el fenómeno de un número mucho menor de empresas cotizadas existentes hoy en día en comparación con hace veinte años debería significar necesariamente valoraciones bursátiles más altas que el promedio histórico. La lógica parece tener sentido: los inversores tienen que invertir para la jubilación, por lo que la demanda de acciones es al menos constante, si no creciente, mientras que la oferta de acciones se está reduciendo. En teoría, este debería ser un caso clásico de oferta y demanda trabajando a favor de precios más altos. Sin embargo, hay varios problemas con este razonamiento.
En primer lugar, la "demanda" de acciones por parte de los hogares es casi siempre negativa. Es decir, los hogares y las instituciones financieras que les sirven casi siempre se dedican a vender en términos netos, como ha señalado Matt Klein. Esto tiene sentido ya que los hogares, en conjunto, se dedican a gastar en términos netos, mientras que las propias empresas suelen ser ahorradoras netas, lo que se traduce en que las empresas compran sus propias acciones a individuos e instituciones, que utilizan las ganancias para lo que sea.
En segundo lugar, la idea de que el mercado de valores se está "contrayendo" es simplemente equivocada. Aunque últimamente ha habido muchas menos OPV que en el pasado, la emisión global de acciones ha sido relativamente constante:
(gráfico via Matt Klein / FT Alphaville)
Esto es importante porque los inversores no compran "empresas" o "el mercado", sino que lo que compran son las ganancias de esas empresas o del mercado en su conjunto. El hecho de que el mercado consista en 100 o 10.000 acciones es en gran medida irrelevante para las valoraciones. Piénselo de este modo: la mayoría de las empresas desaparecen de los mercados cotizados a través de las fusiones y adquisiciones. Si un mercado de 200 acciones se condensara en 100 acciones debido a fusiones y adquisiciones, la capacidad de generar beneficios en agregado se quedaría más o menos sin cambios, por lo que la valoración tampoco debería cambiar mucho. Por el contrario, si un mercado de 100 acciones se expandiera a 200 acciones únicamente a través de los spin-offs (escisiones de empresas), el efecto es el mismo: la capacidad de generar beneficios agregada sigue siendo la misma, por lo que las valoraciones también se mantendrán constantes. En resumen, hay muchas razones plausibles para que las valoraciones bursátiles sean más elevadas hoy que la media de las décadas previas, pero que existan hoy menos empresas cotizadas no es una de ellas.
II. Los inversores deberían poseer todas las acciones del mercado
Cuando se le preguntó recientemente cuál era su acción favorita, el CEO de Vanguard, Tim Buckley, contestó, "¡Todas ellas!"
Aunque este comentario no es ninguna sorpresa viniendo del CEO de una gestora de fondos famosa por su enfoque pasivo de la inversión, la idea que está detrás de la afirmación es errónea. En realidad, no parece haber ningún beneficio tangible en poseer todas las acciones del mercado.
Por ejemplo, como he mencionado anteriormente, el simple hecho de poseer un mayor número de acciones no conduce a una mayor diversificación. De hecho, como han escrito antes mis amigos de Ensemble Capital, los beneficios de la diversificación de añadir una acción adicional a una cartera disminuyen significativamente más allá de las 20-25 participaciones:
Más allá de eso, el mercado está lleno de ejemplos de carteras con menor número de posiciones que se comportan mejor que las que tienen más, al tiempo que presentan menos riesgo en términos de volatilidad. Considere que el Dow Jones Industrial Average, compuesto por sólo 30 acciones, ha tenido un mejor rendimiento que el S&P 500 con menos volatilidad, mientras que en el espacio de capitalización más pequeño, el S&P 600 más estrecho ha superado al, en teoría más diversificado, Russell 2000. En resumen, lo que más le importa a una cartera no es el número de títulos, sino las características de los títulos: la calidad y naturaleza de sus beneficios; factores como el momento o valor, etc.
Dada esta situación, es difícil imaginar que exista alguna ventaja real - en una era de fondos de bajo coste y ETFs que ofrecen a los inversores el acceso a una variedad de estrategias y carteras - de mantener carteras universales mal construidas que pueden cobrar unos pocos puntos básicos menos que las alternativas.
[Nota: Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia]