Veo en los análisis de mercados (ver el artículo de Paz Viruet) un gran optimismo sobre Trump, pese a los máximos alcanzados por La Bolsa americana recientemente. Esos máximos están fundamentados en las expectativas alcistas generadas por la política anunciada por Trump. Esta política tiene cuatro grandes áreas, que son proteccionismo, grandes planes de obras públicas, bajadas de impuestos (a las empresas), y desregulacion financiera.
No hay duda que así enunciadas estas cuatro líneas tienen un potencial de aumento del crecimiento.
Sin embargo, no es plausible que este potencial dure los diez años que pretenden los trumpistas. Hay elementos que van a suponer palos en las ruedas de tan magno proyecto al cabo de pocos años.
En primer lugar, la economía americana está ahora mismo en una tasa de desempleo mínima, 4,8%, cercana la tasa natural, tras la cual se generaría más inflación. De hecho, la FED, por boca de su presidenta, ha anunciado que ya no se puede retrasar más la subida de tipos de interés, que jugará en contra de un crecimiento como el que prevén los economistas de Trump, del 3,5% anual. (En realidad no hay tal cosa como previsiones de los economistas de Trump. Ha sido una cifra nventada por él, como se puede ver en Vox.)
Estas tasas no se han visto desde los mandatos de Reagan y Clinton. Pero, como dice Krugman estos dos presidentes cogieron el mando cuando la economía estaba por los suelos, por lo que era más fácil cosechar grandes crecimientos sin inflación desbocada.
Pero es que, además, entonces la demografía apoyaba con su expansión dicho crecimiento, mientras que ahora la tasa de natalidad y la tasa de población activo son decepcionantes y decreciendo - como en todo el mundo occidental, o casi. Ven el gráfico:
¿Sería posible que aumentará la tasa de participación ante el aumento salarial que debería producirse? con el límite impuesto por la tasa demográfica, que aunque mejorará, tardaría mucho tiempo en surtir efecto.
El crecimiento tiene dos palancas que lo impulsan: la demografía y la productividad. Tampoco de la productividad se puede esperar nada, si no remontase inesperadamente, como se puede ver en el siguiente gráfico del % de crecimiento anual de la productividad por trabajador.
Un crecimiento de la población del 1% y de la productividad del 1% dan aproximadamente un crecimiento potencial del 2%, muy alejado del 3,5% para 10 años anunciado por los trumpistas.
Ellos dirán que cuentan con otras líneas de actuación que ya hemos mencionado.
El proteccionismo desviaría recursos de importaciones a exportaciones. Supongamos que es así, y que ninguna potencia que comercia con EEUU tomaría medidas de contrarréplica. Lo más probable es que sí las tomaran, y que eso contraería las exportaciones más de lo que están dispuestos a admitir.
Pero Trump no sólo es proteccionista del comercio. También lo es de los movimientos de capital, y apropuesto medidas fiscales para repatriar las inversiones americanas en el mundo. Esto puede suponer un buen impulso inicial a la inversión (piensen en el dineral que tienen en el mundo Appel, Amazon, etc). Ahora bien, una cosa se llena vaciando otra, y esto sería un duro golpe para los paises anfitriones de esos capitales, por ejemplo, Irlanda, pero también nosotros. Lo que hace prever una lucha a ver quién baja más los impuestos para quedarse con la tarta, lo cual no augura unas relaciones económicas entre países muy tranquilas, y un aumento del populismo ante la bajada de impuestos y del gasto social.
En todo caso, el primer efecto en EEUU sería aumentar la demanda interior, y el pulso inflacionista - con el impulso adicional de gasto público en inversiones - además de revaluar el dólar por la entrada de vuelta de esos capitales. Todo ello son fuerzas que despertarán vientos en contra, para abatir los cuales habrá que arbitrar otras medidas, cómo reforzar aún más la protección, la expulsión de inmigrantes, etc. En economía el camino del arbitrismo tiene corto recorrido y nunca llega a un equilibrio.
Por cierto, que la expulsión de mano de obra cuando la demografía tiene tan malas perspectivas, aumenta el salario y presiona al alza la inflación.
En realidad no sabemos cómo jugarán estas fuerzas, ni cuánto tiempo, ni cuál será la reacción de los demás países ni la del gobierno USA de segunda vuelta, cuando la primera no haya dado los resultados apetecidos. No sabemos cómo reaccionará Trump a una FED demasiado antiinflacionista que le límite sus previsiones; lo que sabemos es que se pondrán en marcha fuerzas que globalmente no son armoniosas, y que el papel de EEUU en el mundo perderá estatus, eso seguro. Probablemente a favor de China, que se ha ofrecido como gran defensora de la libertad de comercio, lo que abre el campo a otras relaciones internacionales, como explican en este interesante artículo: "China Transformed: A New Balance of Power".
En realidad Trump está a punto de tirar el liderazgo mundial a la basura, por una quimera que ha vendido a sus votantes que no se va a producir. Los empleos industriales que desaparecieron con la globalización y la tecnología no volverán. Lo que es claro es que las consecuencias nos salpicarán a todos. ¿Será el principio del fin de EEUU como primera potencia?