Comentaba hace unos días en “Si piensas que la desigualdad en ingresos es negativa, prepárate para lo que viene (II)”, que no dejan de aparecer informes y estadísticas demostrando lo que todos vemos permanentemente: el incremento de las desigualdades entre ciudadanos de los mismos países.
Interesantes fueron los comentarios del Jason Furman, influyente asesor jefe del equipo económico de Barak Obama sobre el informe Piketty, que las diferencias no vienen tanto de los incrementos de los beneficios empresariales, máxime en plena crisis, sino en las diferencias que se agrandan entre los directivos, especialmente los relacionados con determinados sectores, especialmente el financiero, y el resto de los mortales.
Si bien es cierto que estas afirmaciones no extrañan a nadie, sobre todo con estadísticas en las manos, informaciones procedentes de diferentes fuentes dejan un profundo malestar y preocupación acerca de la evolución de la economía a nivel mundial, y muy particularmente lo que está ocurriendo dentro de los países desarrollados con el incremento de las diferencias sociales.
Sin ánimo de ser exhaustivo, me gustaría detenerme a comentar tres gráficos que he podido extraer de una publicación en Business Insider, “23 Charts of Rising Inequality That Will Make You Worried About The Future”.
En primer lugar un gráfico muy representativo de lo que está ocurriendo en este caso en la economía de EE.UU., aunque me temo, las cosas en Europa no deben ser muy diferentes. Concretamente el gráfico refleja cómo el 0,01% de las personas que más ingresan, lo hace en una cuantía muy superior en toda la historia, al menos desde principios de siglos, que es cuando arrancan las estadísticas que se reflejan en el gráfico.
En segundo lugar vemos como las deudas reflejadas en porcentaje de los ingresos del 90% de más bajos ingresos no hace otra cosa que incrementarse desde principios del siglo XXI, hasta alcanzar el 24% en 2010, mientras que el 10% más rico permanece aproximadamente en los mismos porcentajes del entorno al 9%.
El siguiente gráfico, que he utilizado en algunas otras ocasiones, refleja la ganancia real por hora trabajada y la productividad reflejado también en el mismo tiempo. Vemos de forma clara que ambas variables iban a la par desde finales de la II Guerra Mundial hasta el año 1973-74 aproximadamente. A partir de ese momento, la hora de trabajo ha sido pagada de una forma más o menos permanente, incluso con algunas zonas de descenso, mientras que la productividad no ha hecho otra cosa que incrementarse permanentemente año tras año.
Esta última información, junto con la que refleja el segundo gráfico, nos invita a pensar que el consumidor ha podido incrementar su consumo hasta el comienzo de la presente crisis, gracias al endeudamiento.
Como ya he comentado en varias ocasiones, ese sistema, independientemente de ser justo o racional, o ético, puede funcionar durante algún tiempo. Lamentablemente, la crisis actual ha demostrado de forma severa que el modelo no funciona a largo plazo y que, tanto por este motivo, como por la desigualdad crecientes, la demanda no puede hacer otra cosa que reducirse, al menos en el largo plazo.
La solución no pasa, como indica Piketty en recortar las ganancias de los que más ingresan, sino en dotar al sistema de elementos que autorregulen y corrijan esas desigualdades. No se trata de cortar la hierba que crece más alta, sino en que crezca de la forma más uniforme posible. El capital huye de donde no es bien recibido, y ejemplos de cambios de residencia de ciudadanos con ingresos muy elevados (Gérard Depardieu es el ejemplo más conocido) o de empresas en busca de mayores rentabilidades tenemos a miles. En un mundo con economía globalizada, que las empresas se vayan a donde son bien recibidas significa para la clase media y trabajadores que los puestos de trabajo también emigran. El 12% de desempleo europeo no es casualidad.
No, la solución no pasa por tomar medidas absurdas. La única forma de que la demanda sea consistente y duradera, haciendo crecer a la economía y por ende al empleo, es permitir que esté basada en un incremento de los ingresos, que a su vez estén correlacionados en una creciente productividad. O eso, o nos vemos abocados a nuevas crisis y tasas de desempleo crecientes.