Algunos comentarios a mi post “El timo de Laffer” me inducen a volver al tema. Así que me he vuelto a leer el post de Víctor Díaz, donde explícitamente dice que no es lo mismo bajar los impuestos para que aumenten los ingresos fiscales que para que aumente al PIB. Lo primero significa que al bajar los impuestos se amplía la base fiscal, y la bajada de las tasas impositivas/renta se traducen en un aumento de los ingresos fiscales porque hay más cotizantes, cada uno de los cuales paga menos pero la suma total aumenta. Es una política de oferta, porque va dirigida al precio relativo de la oferta.
Lo segundo es la tesis de Alesina & al, ampliamente refutada, de que la bajada de impuestos deja más recursos en manos de consumidores e inversores y eso aumentará el PIB. Se supone que los recursos están mejor utilizados en manos de las personas, y que la asignación de recursos será mejor que en manos del sector público. Pero no es eso lo que discuto aquí, sino el efecto macro de aumento o descenso del PIB.
Por ejemplo, puede ser que la bajada de impuestos libere recursos que aumentarán la inversión y el consumo y ahorro de las familias: ergo, aumento del PIB.
Lo primero que me pregunto es si la política fiscal es efectiva para variar el PIB. Para medir esto habría que introducir muchas cautelas, porque el PIB es más sensible a otras variables, como el tipo de interés, como veremos.
En primer lugar, en el gráfico que exhibía en mi post se veía que no era claro el efecto de bajada de impuestos = aumento de ingresos, ergo reducción del déficit, aunque sólo fuera porque los presidentes republicanos desde Reagan aumentaron, a la vez que reducían los impuestos, los gastos con gran alegría. El efecto final fue un aumento exponencial de la deuda.
En relación al PIB, en el gráfico siguiente vemos que la relación crecimiento PIB = déficit fiscal es más que dudosa; si acaso, destaca que en la recesión del 2000 sí hizo un gran esfuerzo fiscal y se consiguió el único superávit en 40 años, acompañado de una recesión. Y que, viceversa, el gran aumento del déficit de mediados de esa década coincide con un repunte destacado del PIB. ¿Malos presagios para los liberales antikeynesianos?
Pero, aparte de eso, a largo plazo no se ve una relación entre el déficit y el PIB.
En el siguiente gráfico retiro el déficit e introduzco el tipo de interés oficial, el que maneja la FED.
Ahora sí que se aprecia una relación plausible entre el PIB y el tipo de interés, en el sentido que cuanto más bajo es éste, más potente es el crecimiento del PIB. Encontramos también un repunte del tipo de interés antes del 2000 y antes del 2008, y la subsiguiente recesión.
Por lo tanto, la relación causal ente POB, interés, y fiscalidad no es unidireccional. Bueno, lo que quiero decir es que si ponemos por orden de importancia estas tres variables, creo que la única explicación válida es que el tipo de interés es mucho más importante para determinar el PIB, y que, a su vez, el superávit (+) déficit (-) del sector público, puede depender del PIB, que al aumentar aumentan los ingresos fiscales y se reduce el déficit, y viceversa. En estos últimos años de tipos de interés cuasi cero se ha registrado una reducción de déficit, por el constante crecimiento de los ingresos.
Pero la variable más potente es el tipo de interés. El tipo de interés cuando baja determina el aumento del volumen de crédito, más disponibilidad de los bancos a concederlo y más demanda de los clientes. Mientras la FED no suba tipos, la Expansión crediticia seguirá, y la demanda de gasto crecerá.
La política de bajar impuestos, considerada política de oferta, depende de sí se hace para todos proporcionalmente o se pretende influir en unos sectores más que en otros.
En ese sentido, podemos considerar una bajada del tipo de interés como una política de rebaja impositiva universal, que afecta a todos, mientras que es difícil pensar en una rebaja impositiva que sea tan universal. La bajada de tipos de interés crea indudablemente deuda privada, la bajada de tipos impositivos crea deuda pública. Y así podríamos seguir analizando los efectos de segunda y tercera ronda, de lo que no se trata aquí.