En nuestra vida cotidiana, muchas veces oímos que la probabilidad de que suceda un cierto evento es de un X %. Pero... ¿cómo de fiables son estos porcentajes? y más importante aún, ¿son fiables para tomar decisiones de inversión?.
Para contestar a estas preguntas, lo primero que tenemos que tener claro es qué conjunto de eventos se han tenido en cuenta a la hora de evaluar dicha probabilidad. Por ejemplo, en el caso sencillo de la moneda que se tira al aire, tenemos dos eventos: a) que salga cara y b) que salga cruz. Como todos sabemos, la probabilidad de cada uno de los eventos (cara o cruz) es de un 50 %. Pero... ¿nos podemos fiar de este resultado? Digamos que sí, pero sólo en un universo en el que, después de lanzar la moneda, existan únicamente estos dos escenarios. Si consideramos otros escenarios factibles (como que la moneda caiga de canto), dicho valor numérico deja de ser tan exacto.
Ésta es la razón por la que hablar de porcentajes en la estimación de riesgos futuros, especialmente en entornos complejos e inciertos, no es nada fácil. La primera dificultad en estos escenarios surge en la enumeración de todos los eventos que pueden suceder. Imaginemos que vamos a ir hoy a comprar el pan, ¿qué probabilidad tenemos de que lleguemos a la panadería? Sabemos que es alta, ¿pero cuánto? Para poder cuantificarla (en caso de que podamos), el primer paso es enumerar todos los eventos que evitarían que llegásemos a dicha panadería. Estos eventos incluirán situaciones como el romperme un tobillo en el camino, el que un coche me atropelle, el que al llegar esté la panadería cerrada por un imprevisto, que me encuentre con un amigo y me convenza para ir a comer juntos (y me olvide de comprar el pan), etc. ¿Cuántos más habría que poner? Nadie lo sabe y ahí es donde surgen los problemas. Y es que, de hecho, el problema no es ya ponerle un valor numérico a la probabilidad de obtener nuestro fin, sino que ni siquiera estamos siendo capaces de enumerar los eventos que pueden poner en riesgo nuestro cometido. Cualquier porcentaje que nos proporcione un experto al respecto será una simple estimación que se habrá dejado por el camino infinitos escenarios sin considerar. Es decir, la primera incertidumbre que tenemos en escenarios complejos (que son la mayoría en la inversión) es que no podemos ni siquiera saber todas las incertidumbres que nos acechan.
¿Y entonces qué es lo que se tiene en cuenta cuando se dice que la probabilidad de que un cierto suceso ocurra es X %? Pues normalmente se tienen en cuenta los eventos más recurrentes, los más acotables y los más medibles que pueden evitar que dicho suceso ocurra, dejando de lado todo el resto de escenarios factibles. Por ejemplo, en el caso de una ruleta de casino, sabemos que la probabilidad de que nuestra apuesta al rojo sea exitosa es de un 48.64 % (para una ruleta con un solo cero). En este cálculo sólo estamos teniendo en cuenta la probabilidad de que la bolita caiga en nuestro número y, además, lo hacemos suponiendo que la ruleta está completamente equilibrada. Sin embargo, esta probabilidad no está teniendo en cuenta otros escenarios como, por ejemplo, que aunque salga el rojo, el dueño del casino no nos quiera pagar o que resulte que la ruleta esté trucada para que salga el negro con una mayor probabilidad. No los tenemos en cuenta porque pensamos de forma cualitativa que serán improbables y además, no podemos asignarle un valor numérico concreto. Pero eso no significa que no existan. De hecho, lo malo es que si aparecen, suelen tener consecuencias muy relevantes, haciendo que el resultado de nuestra decisión pueda alejarse significativamente de lo que esperábamos (que se lo digan a todas las empresas de retail que no tuvieron en cuenta el riesgo de la disrupción tecnológica creada por Amazon).
Teorema de Bayes, usado en los modelos estadísticos financieros (Medium.com)
Por eso, cuando calculéis o escuchéis una probabilidad numérica, es recomendable que tengáis claros qué escenarios cubren dicha probabilidad, ya que nunca van a cubrir todos los eventos posibles. Haciendo eso, ya estaréis muy por delante de grandes expertos en estadística, como por ejemplo muchos de los especialistas financieros que están todo el día calculando las probabilidades que tienen diferentes eventos económicos, fiándose de sus resultados a rajatabla para tomar decisiones críticas sin dejar prácticamente margen de seguridad. ¿Y qué es lo que pasa? Pues lo que hemos visto tantísimas veces con ciertas inversiones y con ciertas crisis financieras. De repente aparece un evento que ni se les había pasado por la cabeza (lo que Nassim Taleb llama un cisne negro) y les aniquila todos sus modelos matemáticos. Por el camino han perdido todo su dinero. Y el tuyo.
En resumen, el calcular una serie de probabilidades para ciertos eventos es siempre recomendable, ya que nos ayuda a comprender mejor la realidad. Lo que no es nada recomendable es dar por sentado que esas probabilidades incluyen todos los casos posibles. ¡Margen de seguridad y análisis cualitativos siempre, por favor!.
Interesante reflexión Óscar.
Una puntualización. Cuando dices "Por el camino han perdido todo su dinero. Y el tuyo" creo que en la mayoría de los casos la falta de 'skin in the game' de estos profesionales de las finanzas hace que los que pierdan dinero mayormente sean los clientes, y no tanto los que diseñan esos modelos sofisticados, que ya cobran lo suyo.
En respuesta a Ángel Martín Oro
eso de skin in the game es jerga financiera con palabras inglesas y pochejas, suponguuu, que usted mister Ángel, se refiere a que el gestor arriesgue su propio dinerito,, de manera que si la cosa va mal le duela lo suficiente como para que tenga cuidadín.
Los romanos ponían a los arquitectos de los puentes a dormir unos meses debajo, para asegurarse que los intereses estuvieran bien alineados con los del gobierno.
En 2008 varios fondos cuantitativos que debían de estar súper optimizados o dopados con estrategias de muy alto riesgo tras dar rentabilidades espectaculares entre 2004 y 2007, reventaron literalmente en 2008.
Los gestores no invertían ni un céntimo, por tanto si la cosa iba bien, cobraban y si la cosa pinchaba, ellos no pinchaban nada de lo suyo.
Debería ser obligatorio por ley que en el folleto del fondo se pusiera algo así:
El gestor o gestores no arriesgan ni un céntimo de su dinero.
Esto debería obligar a subir el riesgo del fondo a lo más alto.
Por el contrario si ponen su dinero debería ser obligatorio saber la cantidad y el % de su patrimonio y cuanto mayor es el % de su patrimonio, más se debería de bajar, hasta cierto límite, el riesgo del fondo.
Claro que los vigilantes de la playa de España que tardan décadas enteras en caer de la burra y parece que están seleccionados entre los que menos se enteran de nada, seguramente no adopten medidas de este tipo en la vida.
En respuesta a Ángel Martín Oro
Completamente de acuerdo. Muchas veces el escenario, como dices, es peor, ya que además te han generado una falsa sensación de seguridad que te ha llevado a tomar más riesgos de los debidos. Esto suele ser positivo para la otra parte: más dinero en sus manos y mayores ingresos por comisiones.
En respuesta a el Pavito
Creo que fue a Álvaro Guzmán al que preguntaron sobre la próxima lucha de clases y el decía que la próxima no será de clases sino entre los que se juegan algo y los que no. Esto debería ser así en todos los ámbitos y como ejemplo la banca, la destrozó y me voy millonario, la política etc.. Esto desde luego no presupone el éxito, pero solucionaría muchas cosas de un plumazo. Como tú dices tal vez no hay mucho interés, saludos.
En respuesta a el Pavito
Eso es, Pavito, que pongan su piel (dinero) en el juego (fondo).
Muy interesante ese ejemplo de los romanos!!
No sé si debería ser obligado por ley, pero sí que los inversores deberían tenerlo en cuenta en su investigación (aunque en la mayoría de los casos hablar de "investigación" es demasiado, cuando se invierte por impulso o porque te lo recomienda el de la sucursal o tu vecino...)
las probabilidades miden nuestro grado de ignorancia, evidentemente cuanto mayor es la complejidad y mayor el número de variables menos fiabilidad tendrán los cálculos sobre las teóricas probabilidades, pero por otro lado, cuanto más sencillez y por tanto menor número de variables en juego mucho mayor valor tendrán las probabilidades teóricas
Es el problema de tener mucha inteligencia y sobre todo mucho conocimiento la necesidad de abarcar se convierte en un lastre ,jajaja
Yo ya llevo 25 años especulando y cada vez soy más simple para abrir posiciones y cuando digo esta es la buena es la buena,
Los gestores inteligentes y grandes conocimientos tiene una palabreja mágica "cuyuntural ", jajajaja
últimamente ya no la dicen pero lo dicen de otra manera,jajaja
Y también los gestores o inversores cuando les va mal o están acojonados sueltan rollos de literatura bursátil,jajaja
Y cuando los índices están altos y sus carteras nó,se consuelan con un índice alto...
Y si están en un pico son insoportables sobre todos los values investing y cuando están en un valle también,ya que hay que consolarse ya que se comen caídas del 50% tranquilamente,jajaja
Los gestores que gestionan lo ajeno lo tienen fácil porque para todo tienen justificación esa es la clave y por supuesto un poco dinero suyo para dusimular, porque al ser muy inteligentes saben que no hay que invertir que inviertan los demás, jajaja,
El mundo de los inversores ,especuladores,etc,
Me llama la atención es que el 90% fracasa en una gestión activa o de corto plazo, por lógica se pasan al largo plazo o lo dejan que es lo más inteligente,jajaja
Ese 10 % son los más listos o los más tontos si son los más listos los otros son los más tontos, pero ese 90 % que se pasan al largoplazo tienen que parecer inteligentes el mundo de la inversión y la literatura se encargan de que lo parezcan y se sientan inteligentes...qué rollo he soltado,jajaja
En respuesta a Pepe Mary el Chucho de Colastani
Buenas tardes D. Chucho, es que si ese 90% que pierde, yo diría que más del 90, ganase entonces la bolsa se convertiría en una actividad rutinaria y de rentabilidad marginal y perdería ese halo mágico que le rodea. Por cierto empiezan los menos en los índices y está aumentando la volatilidad.
Muy buen artículo Oscar. Si la descripción de los escenarios es compleja, la determinación de las probabilidades y el impacto es incluso mayor.
Por otra parte, el “skin in the game” hay que tomarlo con cautela. Un ejecutivo puede tener una cantidad invertida en su empresa y que su salario por objetivos supere con creces esa cantidad.
El “skin in the game” tal y como lo usó Taleb pretendía reflejar un alineamiento total de intereses con la empresa. Si la empresa se hunde el ejecutivo de hunde con ella porque tiene todo su patrimonio o gran parte invertido en ella.
En respuesta a Toni Weiss
Buen punto Antonio.
No es solo que el equipo directivo esté invertido en la empresa, hay que ver porcentajes y estructura de su compensación.