Cuando llegamos al mercado nuestras conexiones cerebro-neuronales ya están formadas y en funcionamiento. Pero lo están basadas y fundamentadas única y exclusivamente en el punto de vista al que hemos llegado a través de nuestras vivencias y experiencias hasta ese día: veinte, treinta, cuarenta años... Sería una maravilla poder dar al botón "delete", dejar en blanco nuestro cerebro, anuladas todas nuestras conexiones neuronales y, en vez de en -20, -30 ó -40 años, poder empezar de cero. No hace falta que les diga que no es posible.
En la bolsa y los mercados el problema no es andar, andar rápido o correr. Eso sabemos todos. El problema, y de esto no sabemos nada porque nunca hemos estado allí, es desandar. Y no solo eso, sino desandar a la vez que pierdes dinero. Y darte de bruces con "un perdedor" a quien nadie te había presentado. Y lidiar con él y a la vez con el mercado: dos universos por completo nuevos para ti. Y todo ello en las personales y particulares circunstancias vitales de cada uno.
No quiero extenderme, pero desandar no está en los libros ni en la escuela ni en las noticias; y casualmente es de lo que único que se trata: conseguir ser otro, con un punto de vista propio, personal e intransferible a la vez que ganador. Crear nuevas conexiones, nuevos circuitos neuronales y conseguir que estos se superpongan y terminen pisando a los de toda la vida me temo que no puede contarse en meses, sino en años. Y no es por desilusionar, pero para todos aquellos que no hayan empezado antes de los quince, mucho me temo que las cuentas se hacen en lustros. Mis recién cumplidos 59 y mis más de treinta años en los mercados no me permiten decir otra cosa. Vayan conociendo el mercado, vayan conociéndose a sí mismos, vayan conociéndose a sí mismos a través y en el mercado y aprendan a focalizar no en el dinero sino en el proceso, en el sistema. No hay prisa. ¿O sí?.