Las economías desarrolladas presentan crecimientos económicos reducidos, explicándose parte de este por la contracción del consumo, siendo explicado como consecuencia de los menores ingresos de la población y la creciente desigualdad social, estableciéndose un paralelismo entre crecimiento económico y desigualdad social.
referéndum suizo , en el que fue rechazada por una gran mayoría. Sin embargo este tipo de iniciativas está tomando impulso y proyectos de este tipo están bajo estudio en Holanda y Finlandia.
Por muy atractiva que parezca la idea, se enfrenta a escollos importantes, siendo naturalmente sus efectos dependientes de la cuantía de dicha renta y de la elevación de impuestos que suponga, pudiendo también desincentivar la formación y la búsqueda de empleo, y por tanto reduciendo también los ingresos del estado y su capacidad para pagar dicha renta a medio/largo plazo. Pudiendo extenderse sus efectos negativos si se genera un efecto llamada (inmigración), que incrementaría la cuantía de gasto, lo que a su vez podría implicar establecer algún sistema de discriminación, como por ejemplo no concederla a los inmigrantes, lo que podría generar inestabilidad social y política.
2.-Un complemento salarial. Este consiste en incrementar la renta hasta un mínimo establecido, es decir, consistiría en una aportación lineal del estado hasta dicho límite desde el SMI en vigor, recayendo por tanto sobre el estado el coste que en principio debería recaer sobre los empleadores, siendo semejante a las bonificaciones de la seguridad social, de elevado coste y que además no funcionan en el sentido de la elevada mortalidad de los contratos una vez terminado el periodo bonificado.
3.-Establecer un impuesto negativo. El fundamento de este ya ha sido explicado en otro post y consiste básicamente en una ayuda calculada como un porcentaje sobre la diferencia entre la renta mínima establecida y los ingresos del trabajador, presentándo la ventaja con respecto al complemento salarial lineal que no desincentiva la formación para lograr una mayor cualificación y el coste para el estado es menor, al mismo tiempo que incentiva en menor medida el fraude fiscal en la formalización de la cuantía salarial de los contratos. Siendo sus efectos dependientes en ambos casos de la cuantía mínima de ingresos establecida y del porcentaje que suponga el impuesto negativo.
4.- Establecer un SMI. Esta medida es en realidad el objeto de este post y continuidad del anterior . Los efectos de la implantación de un SMI son en cualquier caso controvertidos, siendo además dependientes de la cuantía de dicho SMI y de si esta se actualiza con la inflación, ya que a lo largo de la historia en muchos casos el efecto de las subidas del SMI se ha ido erosionando como resultado de no actualizarse en paralelo a la elevación de precios.
Esta medida plantea ciertos problemas, ya que al elevar los costes, puede incrementar elevaciones de precios, lo que tiene varios posibles efectos, entre ellos erosionar el propio SMI si no se actualiza con la inflación, y si se actualiza, volvería a incrementar los costes laborales en un proceso de retroalimentación. Al mismo tiempo, se hace recaer la subida del SMI sobre los consumidores, pudiendo provocar la reducción de ventas y los beneficios, o alternativamente la reducción de márgenes empresariales para mantener la cuota de mercado, lo que induciría el efecto sustitución del factor trabajo por capital, es decir, empleos por automatización. Al mismo tiempo se provocaría una mayor inversión en I+D, dando lugar a un abaratamiento de precios de la automatización, potenciando esta todavía más en detrimento del factor trabajo.
Sin embargo, es importante al analizar los efectos del SMI por sectores, ya que este no afecta de forma idéntica a todos ellos, siendo el efecto más pronunciado en aquellos sometidos a competencia exterior, como manufacturas y turismo, en que la reducción de costes les permite seguir siendo competitivos. Motivo por lo que se ha planteado incluso la posibilidad de subsidiar la contratación en los sectores expuestos a competencia internacional.
En cualquier caso, parece claro que muchos trabajos también pueden sobrevivir a mayores SMI, ya que según indicaThe Economist , en 2015, más de la mitad de los trabajadores a los que afectaba el SMI, trabajaban en restaurantes, bares o negocios semejantes.
Tales trabajos no pueden deslocalizarse y algunos de ellos son dificiles de automatizar, pudiendo los empleos sobrevivir si los negocios pueden absorber esa pérdida de margen o pueden repercutir sobre los precios el incremento de costes.
Indudablemente, el resultado de un incremento del SMI sobre el empleo y competitividad será más o menos intenso en función de la cuantía de la elevación del SMI. En el caso de elevaciones significativas y de actualización de las mismas, si bien se incrementan los salarios de los trabajadores menos cualificados reduciendo la desigualdad social, también puede dar lugar al efecto contrario, incrementando la desigualdad al incrementar la tasa de paro de dicho colectivo.
En cualquier caso, en el análisis del efecto del SMI sobre el empleo es importante diferenciar los efectos a corto y largo plazo, ya que mientras a corto plazo los efectos son mínimos, no ocurre así en el largo plazo. Especialmente en los casos en que los sistemas de producción son difíciles de cambiar, ya que sustituir trabajadores por otros factores de producción (capital) no se produce rápidamente, lo que impide una reacción inmediata de las empresas a los cambios normativos.
El tema ha sido controvertido y se han llevado a cabo distintos estudios sobre el efecto de la elevación del SMI sobre el empleo, datando incluso algunos de los años siguientes a la Gran Depresión, el periodo compendido entre 1930 y 1950, periodo que los economistas denominaron la “Gran Compresión”. , y que supuso la mayor reducción de la desigualdad de ingresos en la historia americana.
Otros estudios más recientes se llevaron a cabo en la industria de la comida rápida estadounidense que se caracteriza por emplear en mayor medida trabajo de baja cualificación. En este caso, se ha comprobado como la elevación del SMI dinamiza el sector, incrementando tanto la entrada como salida de empresas, pero dando lugar a la sustitución de los restaurantes trabajo intensivos por restaurantes más capital intensivos. Al mismo tiempo que se produce una rápida elevación de precios y una pequeña reducción del empleo en el corto plazo, reducción que se va volviendo más importante con el tiempo a medida que se se sustituye factor trabajo por capital.
Pero los efectos de la elevación del SMI son más extensos que los que directamente afectan a las actividades empresariales, siendo importantes sus efectos sociales. Ello debido a que el posible incremento de la tasa de paro afectaría al sector de baja cualificación laboral y a los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo, provocando en paralelo un incremento de la remuneración del capital al sustituirse el factor trabajo por automatización, recibiendo como resultado el capital una mayor proporción de los beneficios empresariales, contribuyendo ambos hechos a incrementar la desigualdad social.
Por tanto, esta situación, puede dar lugar a efectos sociales no deseados, afectando en mayor medida a los jóvenes y a los trabajadores no cualificados. Contribuyendo la elevación del SMI a la discriminación social, impidiéndo el acceso al mercado de trabajo, y por tanto, y de forma más grave en el caso de los jóvenes, impidiéndo una formación que les permita adquirir cierta cualificación y con ella mejorar su remuneración salarial, profundizando en la desigualdad y dificultando la movilidad social de este sector de población, ya que no debemos olvidar que uno de los principales factores de desigualdad social es la carencia de empleo. Incidiendo este hecho simultáneamente en la estimulación de la emigración hacia países donde las oportunidades de empleo son mayores, contribuyendo a la reducción de la población activa y a la despoblación.
En resumen, la elevación del SMI puede llegar, dependiendo de su cuantía, a provocar un incremento de la desigualdad de ingresos, contribuyendo a generar un proceso de discriminación social de los trabajadores menos cualificados y por tanto conseguir los efectos opuestos a de los que se pretende.
Sin embargo, y como es habitual en los estudios económicos, también hay estudios que desmienten el efecto negativo del SMI sobre el empleo. Entre ellos el de Alan Manning , de la London School of Economics, que en un estudio sobre empleo juvenil en U.S. entre los años 1979-2014, ha indicado que los datos no son concluyentes o que incluso incrementan el empleo.
Manning menciona tres factores por los que la elevación de los SMI puede tener reducidos efectos sobre la reducción del empleo:
-Los productos o servicios producidos por los trabajadores que se ven afectados por la elevación del SMI pueden elevar su precio reduciendo hipotéticamente la demanda. Sin embargo, el precio de dichos productos o servicios suelen ser bajos y además solo están parcialmente determinados por los costes laborales, por lo que el cambio de precio en todo caso será pequeño, siendo la elasticidad de la demanda baja (variación de la demanda en función de la variación de precio), pudiendo no alterar o alterar mínimamente esta última.
Alternativamente, también se podría plantear la alternativa de sustituir la demanda de esos productos o servicios con productos o servicios sustitivos. Sin embargo, estos productos presumiblemente se ven afectados también por los SMI, reflejando similar evolución de precios, pudiendo en todo caso diferenciarse entre sí por la intensidad de trabajo requerida de cada uno de ellos.
-La elevación del SMI también supone una transferencia de rentas hacia los trabajadores, que tienen una mayor propensión al consumo, debido precisamente a sus bajas rentas, incrementando la demanda agregada y atenuando las posibles contracciones de la demanda consecuencia de la elevación de precios.
En cualquier caso, parece que el efecto cualitativo de la elevación del SMI sobre el empleo es claro, siendo la cuestión la cuantificación de dicho efecto, que dependerá de la elasticidad de sustitución entre capital y trabajo, que a su vez dependerá del grado de elevación del SMI sobre el punto de equilibrio de la oferta y demanda del mercado de trabajo, de tal forma que cuanto mayor sea esta, más afectará al empleo y menos efectiva será en cuanto al objetivo principal de reducir las desigualdades de ingresos de los trabajadores.
En cualquier caso es necesario incidir en el hecho de que el efecto de la elevación del SMI puede diferir también en función de la cultura de cada país o región, pudiendo en España por ejemplo traducirse en un incremento de economía sumergida o falsos autónomos.