¿Cuál es el mejor sistema de inversión? Esta quizás sea una de las preguntas más difíciles de responder, dado que cada sistema o estilo de inversión tiene sus propias características y no todos los estilos se adaptan por igual a todos los inversores. Cada persona debe encontrar el método que mejor encaje con sus circunstancias y personalidad. Además, es difícil hablar de un sistema que sea siempre el mejor y más rentable. Hay algunos sistemas que funcionan bien en mercados con tendencias definidas pero fallan en mercados laterales, otros sobresalen en puntos de inflexión de los mercados, etc.
En relación con este aspecto, Nick Maggiulli en uno de sus artículos publicados en el blog “Of Dollars and Data”, habla de un consejo de inversión que aunque no ofrece ninguna duda en la teoría, en la práctica es más difícil de seguir. De la misma forma que sucede con las dietas, sabemos qué hay que hacer y que será bueno para nosotros, pero nos cuesta hacerlo.
Este consejo de inversión se refiere al sistema del “Buy and Hold”, es decir, comprar y mantener a largo plazo. La mayoría de asesores financieros recomiendan a los inversores particulares seguir este sistema, pero no es fácil hacerlo en la práctica. ¿Por qué esto es así? A juicio de Maggiulli esto sucede porque es muy difícil sobreponerse a las distintas fuerzas sociales, económicas y psicológicas que tienen lugar en los mercados durante los momentos de pánico financiero y bursátil. Maggiulli nos anima a hacer un pequeño experimento mental para ilustrar esta problemática.
Imagina que el S&P 500 ha caído un 30% desde sus máximos alcanzados unos pocos meses atrás y que tu pareja acaba de perder el trabajo. No te preocupes. Sigues con tu estrategia “Buy & Hold”, porque sería un error vender con las caídas, ¿no?
Transcurren los meses y el mercado ya está un 40%abajo desde los máximos. Tu pareja te dice: “Cariño, tenemos que detener esto. Piensa en el futuro de nuestros hijos”. Al tiempo que esto ocurre, uno de tus amigos más cercanos se jacta de haber vendido cuando el mercado había caído un 15%. Además, la CNBC informa que esta es la peor crisis financiera de la era moderna. Pero tú todavía sigues comprando y manteniendo las posiciones que tienes en cartera.
Pasan unos pocos meses más y el mercado ya ha caído un 50% desde sus máximos. La empresa para la que trabajas empieza a despedir a trabajadores, pero afortunadamente tu trabajo queda a salvo. Instituciones con 100 años de vida están desapareciendo y sus seis meses de ahorros de emergencia están acercándose peligrosamente a cero. Tu pareja empieza a atar cabos y llega a la falsa conclusión de que siempre has sido imprudente. Así que ésta se acerca a ti con urgencia y te dice “Cariño, si no haces algo, no sé si podré aguantar más. No puedo vivir así. Estamos casi arruinados”.
Esto es lo más parecido a lo que podríamos denominar “infierno financiero”. Pero no sólo tienes que lidiar con las pérdidas económicas, sino con la presión de compañeros, amigos, familiares, medios de comunicación, etc. Todos ellos juegan un papel clave en esto, añadiendo puntos extra de presión sobre ti, lo que casi inevitablemente va a deteriorar tu estabilidad emocional.
Tal vez crees que eres capaz de resistir estas fuerzas, pero el resto también lo cree. Considera la siguiente cuestión: ¿Cuántos inversores compran acciones pensando que las venderán más abajo? La respuesta es ninguno, es decir, nadie piensa que va a tomar malas decisiones financieras en el futuro, pero de alguna manera, muchos de nosotros aún lo hacemos.
Después de haber leído todo esto puedes pensar eres capaz de comprar y mantener tu inversión sin problemas. Sin embargo, si has empezado a invertir desde el final de la crisis financiera de los años 2008 y 2009 (como es el caso de Nick Maggiulli), no has asistido a ningún mercado bajista de gran envergadura como el estallido de la burbuja puntocom y la gran crisis financiera de 2007-2009. De hecho, desde el año 2009 la situación bursátil ha estado “relativamente tranquila” y la máxima corrección a la que hemos asistido ha sido del 19%. En el gráfico inferior se pueden observar las máximas correcciones (drawdowns) que ha experimentado el índice S&P 500 desde el año 2009, justo cuando finalizó la última recesión en Estados Unidos.
(Fuente: Of Dollars and Data)
El tema es que una corrección inferior al 20% no es tan extraña en términos históricos. En un año habitual, la caída máxima para el Dow Jones se sitúa en el 13%, lo cual significa que deberíamos esperar que el mercado caiga desde su techo máximo en torno a un 10-15% cada año. Pero aunque hayas sido capaz de comprar y mantener tus posiciones en los últimos nueve años sin problemas, si las presiones sociales, económicas y psicológicas empiezan a aumentar, es posible que tengas problemas.
De este modo, ¿cuál es la solución? Según Nick Maggiulli, un buen asesor financiero es la clave. Puede parecerte algo innecesario y poco útil, además, es posible que tengas conocimientos más elevados que la mayoría de ellos, así que la pregunta que surge a continuación es: ¿qué pueden ofrecerte? Maggiulli sugiere que pueden ofrecerte un apoyo psicológico y conductual para salvarte de tus propios impulsos emocionales, ya que te muestran el camino hacia adelante cuando el futuro es incierto. Eso es lo que en opinión del autor estás pagando, es decir, renunciar a unos cuantos puntos básicos de rentabilidad anual a cambio de salvar miles de puntos cuando la situación se tuerce.
El juego
Maggiulli señala que le gusta pensar en la inversión como un juego en el que cada inversor tiene diferente tolerancia al riesgo. Tan pronto como el mercado cae un 5%, las manos más débiles dirán que no siguen jugando y venderán sus posiciones. Cuando haya caído un 10% adicional, muchos más inversores se desmoronarán bajo la presión e igualmente venderán todas sus posiciones. Esto seguirá siendo así mientras el mercado vaya cayendo (20%, 40%, etc.). Así que se trata básicamente de quién aguanta (y posiblemente compre más en las caídas) y quién abandona el juego.
Cuando un inversor está financieramente bien educado, en teoría puede cambiar ligeramente su tolerancia al riesgo y así evitar caer a las primeras de cambios. Mientras que antes vendería con una caída del 10% aproximadamente, ahora es capaz de aguantar caídas de hasta el 20% en los mercados. El problema es que esto es un juego social en el que no eres independiente del resto. Si todo el mundo piensa lo mismo, las preferencias de todos los inversores también cambiarán, de forma que el drawdown tolerable anteriormente del 10% ahora pasará a ser del 20%. De este modo, apunta Maggiulli que realmente hemos hecho muy poco para ayudarnos.
En este punto es donde entra en juego y aporta valor el buen asesor financiero. Subcontratas en tu asesor la capacidad de mantener las posiciones así como la construcción de la cartera, para que así puedas seguir “jugando” y se reduzcan las posibilidades de tener pérdidas más abultadas. Conseguir un asesor financiero adecuado es teóricamente fácil, pero mucho más difícil en la práctica. Si te apoyas en un asesor financiero de mala calidad, puede perfectamente suceder que el remedio sea peor que la enfermedad.
La conclusión que se puede sacar del argumento expuesto por Nick Maggiulli es que la realidad diaria de los mercados es capaz de quebrar hasta al inversor más experimentado y con mayores conocimientos. Por más que sepamos en la teoría cómo debemos actuar en momentos de pánico bursátil, la práctica es diferente, al entrar las emociones (pánico, estrés) en juego. Sobre el papel la mayoría pensamos que podemos soportar caídas del 20-30% e incluso comprar más, pero la realidad dista mucho de ser tan fácil.
En línea con esto, uno de los problemas que se nos plantean en los próximos años, como acertadamente ha apuntado Maggiulli, es que muchos inversores llevan invirtiendo unos pocos años y no han vivido un mercado bajista en su vida. Todos ellos se definen como “inversores de largo plazo” y en cuanto el mercado cae un testimonial 4-5% compran con gran avidez, jactándose de las rebajas que “Mr. Market” les ofrece. El inevitable próximo mercado bajista será la verdadera prueba de fuego para ellos y ahí veremos cuántos de ellos quedan en el camino y si son capaces de seguir comprando cuando los índices corrijan un 30% o un 40%.
[Nota: este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Nick Maggiulli (Analytics Manager en Ritholtz Wealth Management, firma dedicada al asesoramiento financiero) en su blog “Of Dollars and Data”. El lector puede seguir al autor en Twitter.]
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