Este tratado, que entró en vigor en 1994, ha permitido durante sus 23 años de vigencia multiplicar por cuatro el comercio entre Canadá, México y EEUU, un tratado que se centra principalmente en el intercambio de bienes y no en el de servicios, reduciendo barreras comerciales y regulando las relaciones comerciales entre los países que lo componen.
Como ya anunció durante toda la campaña electoral, el nuevo inquilino de la Casa Blanca considera que este tratado ha perjudicado mucho a las empresas y trabajadores norteamericanos, y ha provocado la pérdida de al menos 700.000 puestos de trabajo desde su puesta en marcha, por lo que para Estados Unidos la renegociación es obligatoria, y de no ser así, abandonaría el tratado.
Desde el 16 hasta el 21 de agosto tuvo lugar en Washington la primera de las siete reuniones previstas para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Los protagonistas de este encuentro fueron el representante de comercio de EEUU Robert Lighthizer, la ministra de exteriores canadiense Chrystia Freeland, y el secretario de economía mexicano Ildefonso Guajardo.
Entre las demandas por parte de Estados Unidos, se encuentran:
- La exigencia de las mejoras de las condiciones laborales y el ajuste de éstas a los estándares laborales reconocidos en la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Entre estos estándares se encuentran la eliminación del trabajo infantil y trabajos forzados, la libertad de asociación, y la negociación colectiva. También hará hincapié en la eliminación de lo que ellos llaman subsidios injustos y de las distorsiones del mercado llevadas a cabo por empresas estatales. Un ejemplo de ello es Canadá, a la que Washington acusa de subsidiar la industria maderera y a la que amenaza con imponerle un arancel del 24%.
- En la industria automovilística, incrementar la utilización de autopartes fabricadas en EEUU y que son ensambladas en México.
- La modificación del Artículo 19 del tratado, que regula el sistema de arbitraje en caso de disputa.
- La eliminación de tasas de aduana para softwares y trasmisión de música, videos y libros electrónicos.
- La creación de mecanismos para evitar la manipulación de los tipos de cambio.
- Buscar un mayor acceso de sus bienes en estos dos países.
- Con Canadá, a pesar de que la balanza comercial está prácticamente equilibrada, pretende la entrada de productos agrícolas como lácteos, vino y cereales.
La balanza comercial de Estados Unidos con México ha pasado de un superávit de 1.300 millones de dólares en 1994 (fecha en la que entró en vigor) a un déficit de 63.000 dólares en 2016, pero esto no solo ha sido debido a la deslocalización de compañías, los salarios en México se han reducido un 10% desde los años 90, por lo que la capacidad de compra de productos estadounidenses en el país azteca se ha reducido. Es importante señalar la relevancia de este tratado para México, ya que el 74% de sus exportaciones se dirigen a EEUU.
Pero las quejas sobre este tratado no vienen solo del lado estadounidense, los sindicatos de campesinos mexicanos han señalado que este tratado no ha beneficiado a su sector y que en la gran mayoría de casos, lo que se está pagando por sus productos está por debajo del coste de producción.
En una reunión bilateral entre Canadá y México, han acordaron que solo están dispuestos a la realización de pequeños ajustes o cambios en el tratado, y que no están dispuestos a la modificación del artículo 19 (anteriormente explicado). Según el subsecretario de economía mexicano, las líneas rojas para la negociación son la implantación de aranceles para cualquier producto, y la supresión de los procedimientos sobre cómo resolver controversias del tratado. Es importante destacar que estos dos países cuentan con un mayor poder de negociación con respecto a 1990, aumentando sus acuerdos comerciales con Sudamérica, la Unión Europea y Asia.
Un jugador importante en esta negociación, pero que no forma parte del tratado, es China y su relevancia en el comercia internacional. Tanto México como Canadá, han firmado en los últimos años distintos acuerdos de forma individual. Para México estos acuerdos suponen un gran beneficio, ya que le permite reducir la dependencia de su vecino del norte y diversificar sus exportaciones. En los últimos 3 años se han firmado 40 acuerdos de inversión entre ambos países por valor de 4.000 millones de dólares.
El gobierno de Trump posee total libertad para la negociación del tratado, pero una vez llegado a un acuerdo, éste deberá ser votado y aprobado en el Congreso, por lo que no será tarea fácil sacarlo adelante debido a la división existente en dicha cámara en la actualidad.
El próximo año se van a celebrar elecciones en México, en el Congreso de EEUU y elecciones provinciales en Canadá, por lo que el objetivo es llegar a un acuerdo a principios de 2018, aunque observando las diferentes posturas de las que parten los tres países, se espera que las negociaciones sean bastante polémicas, lo que en el mercado se traducirá en un aumento de volatilidad, principalmente en los mercados e industrias de la región, como la multimillonaria industria automotriz.