China ha vuelto a encender y apagar la luz de alarma de la liquidez en todos los mercados. Hace una semana su curva de tipos del mercado interbancario estaba invertida. Sin embargo, bastaron unas palabras del Banco Central Chino, una inyección controlada de liquidez y la eterna promesa de la intervención si las cosas se ponen feas para calmar los ánimos y restaurar la confianza entre la oferta crediticia. Sin embargo, la pregunta sigue sobre la mesa y no es otra que si podría explotar China. Para ello, los que más confían en la varita mágica de los reguladores, insisten en que la estrategia del Banco Chino es estupenda. Que es más que razonable la actitud reciente que está adoptando la autoridad monetaria del gigante asiático: mantener los problemas puntuales de liquidez bajo control, instrumentar inyecciones de liquidez y reducir la actividad de la "banca en la sombra. Y es que la reconducción de la estrategia de crecimiento en China pasa por disminuir el recurso al crédito como factor de crecimiento (Banco Santander dixit).
Sin embargo, como ocurre muchas veces, no se están comentando todas las variables. El caso chino da para escribir varios libros y para horas y horas de debates entre los que sostienen que China vive en una gigantesca burbuja y los que sostienen que no hay una gigantesca burbuja. Si bien es cierto que hay muchísimo crédito circulando, y que este es muy superior al que cabría esperar fruto del ahorro del periodo anterior, también es cierto que la capacidad de producción en China parece aún sólida - con los objetos que se producen se pagan las deudas - incluso con los malos datos del PMI recientes la economía parece que puede seguir produciendo lo necesario para pagar sus obligaciones en tiempo y forma.
Dejando de lado la discusión sobre la burbuja o la no burbuja, observemos el mercado de crédito. Se insiste en que el regulador no quiere que la expansión crediticia sea muy grande, no quiere que toda la liquidez del sistema se esparza sin remedio y, por ello, le inyecta dosis mínimas de vez en cuando y de manera muy controlada. Bien, el problema no es lo que esté haciendo ahora, el problema es que el regulador chino ya sedimentó los problemas hace tiempo y ahora, con sus inyecciones, lo único que hace es postergarlo en el tiempo. Impedir la reestructuración (vía estallido crediticio, claro está). Aún así, la situación parece controlada y muchos hablan de crecimiento de calidad. Permítanme dudarlo.
La economía china produce sobre la base de un crédito que viene de tiempo atrás, sobre la base de estructuras muy apalancadas que venían del extranjero (empresas deslocalizadas de otras economías no low cost) que sin la liquidez a espuertas pueden verse seriamente tentadas a liquidar sus activos. Llegados a este punto se producirían los impagos y, acto seguido, el sistema bancario colapsaría. Al ponerlas sobreaviso de que esto "puede" ocurrir tal vez se eche la mano en el freno de mano, se frena un poco la producción de recursos con el consiguiente ahorro que ello conlleva. Pero ello no implica que lo que se sigue produciendo tenga más calidad. No por el hecho de endeudarme menos y producir menos implica que lo menos que produzca tiene mejor calidad. Los pasivos van a ser los mismos y los activos muy similares, crecerán a menor ritmo únicamente. El Banco Central, inyectando menos dinero y de manera controlada, no consigue que el tejido productivo genere calidad. Si así fuera, Bernanke al dejar de imprimir en 2014 podría elevar a los altares la calidad americana. No. Si hubiera problemas en China esos no se solucionan por imprimir un poco menos o dejar de imprimir. La solución pasa por reestructuración, y sí, la restricción monetaria es un paso importante para permitir la reestructuración. Condición necesaria, pero no suficiente.