La economía de la primera potencia asiática se está viendo transformada por un cambio de dirección en las políticas de crecimiento. China, que apostaba por un crecimiento económico basado en las exportaciones y la demanda externa, se centra, ahora más, en el crecimiento del consumo interno. Esto puede suponer un obstáculo a su crecimiento en el corto plazo aunque las previsiones serán positivas a largo plazo, dando lugar a un crecimiento sostenible a la economía del país.
El modelo exportador que anteriormente siguió China ayudó a obtener unos grandes resultados en el ámbito social, económico y político. Sin embargo, hizo mayores los desniveles entre las zonas urbanas y rurales. En 2008, la crisis económica internacional fue una oportunidad para impulsar la política económica que iba desarrollando el país, basándose en la idea de que el consumo interno impulse el crecimiento de la economía China.
La economía China, muy diversificada, se divide en los sectores manufactureros y agrícolas. Principalmente, se basa en la industria, aportando aproximadamente el 45% del PIB a este país, seguido por los servicios alrededor del 44% y finalizando con la agricultura y ganadería por encima del 10%, aunque este último disminuye cada año.
Las reformas planeadas para este año son decisivas para llevar a cabo este cambio en la política económica. Aún así, el gobierno Chino espera obtener un crecimiento económico estable. El primer ministro, Li Keqiang, declaró en la sesión anual del parlamento que esperan un crecimiento alrededor del 7,5 por ciento, objetivo que vienen declarando por tercer año consecutivo.
En el primer trimestre de 2014 la economía se situó en un 7,4 por ciento mientras que, en el segundo trimestre del año, creció hasta el 7,5 por ciento, dato a destacar teniendo en cuenta las reformas llevadas a cabo para la reestructuración económica.
Algunas de las medidas que el Gobierno de China ha aprobado para potenciar la economía del país incluyen un aumento del gasto público, recortes en los impuestos que deben pagar las pequeñas y micro empresas, mayor inversión en infraestructuras y ayudas para la rehabilitación de algunas zonas urbanas.
China debe cambiar la manufactura y exportaciones por los servicios y el consumo además de la liberalización del sistema financiero para atraer más inversión extranjera.
El crecimiento actualmente viene potenciado mayoritariamente por la inversión y cada vez menos por las exportaciones netas. Destacar el sector servicios, que ha crecido a una gran velocidad, dando lugar a la tercerización de la economía, que emplea a un tercio de la población activa.
Para estimular el consumo habría que reforzar el ingreso de los hogares, aumentando paulatinamente el sector servicios y fomentando el empleo en actividades de mayor valor agregado y uso de capital humano. Además, habría que fomentar la disminución el ahorro de los hogares y las empresas, asegurando la protección social con nuevas reformas. El objetivo es crecer poco a poco, pero aumentando la calidad de crecimiento.
La apertura a la inversión extranjera daría lugar a que las empresas locales tengan acceso a financiación exterior. Poco a poco China va abriendo su economía a las importaciones y a la inversión extranjera ante la competencia de otros países.
Por otro lado, es importante destacar la medida tomada por las autoridades chinas para permitir a las entidades financieras del país establecer sus propias tasas de cambio entre moneda nacional y dólar. Sin embargo, los tipos de interés interbancarios siguen controlados por el Banco Popular de China, permitiendo una fluctuación diaria de solo un 2% con respecto al dólar. Sin duda es un paso más en el compromiso del país de liberalizar su economía y la circulación de los flujos de capital.
China podría consolidarse como la segunda mayor economía del mundo si consigue las metas propuestas, siempre y cuando el tipo de cambio con respecto al dólar se mantenga estable.
Por último, cabe mencionar la creación del Nuevo Banco de Desarrollo y Esquema de Reserva Contingente (NDB y CRA), oficializado estos días por los países que componen el BRICS, Brasil, Rusia, India, Sudáfrica y China.
Este nuevo banco, nace como alternativa a las necesidades de financiación de los países en desarrollo y así subsanar las desigualdades de crédito que existen actualmente, queriendo paliar la influencia de Occidente en el mundo financiero, buscando un nuevo camino que salvaguarde sus intereses, dada la tardanza de las reformas internacionales.
Desde Aspain 11 Asesores Financieros EAFI queremos señalar el cambio paulatino que está acometiendo el gigante asiático. Las nuevas medidas instauradas son un ejemplo del cambio en los principales países emergentes y consolidación de sus economías, cerrando el ciclo de las tasas de crecimiento de dos dígitos, insostenibles a largo plazo.
