Ayer de nuevo el precio del petróleo corrigió con fuerza. Más de un 3% corrigió tanto el West Texas como el Brent. El motivo no está claro, pero sin duda la noticia de que Arabia presentó ayer recortes en su presupuesto de 2016 para reducir su déficit, fue interpretado por el mercado como una preparación para poder aguantar con un precio del crudo bajo durante más tiempo. Debemos recordar que Arabia Saudí es el principal generador de la estrategia de aumento de la producción para ahogar a las nuevas tecnologías de extracción, en manos de países fuera de la OPEP, desencadenando la actual guerra de precios del petróleo.
En el siguiente enlace se analiza de forma completa qué significa la actual guerra de precios del petróleo.
http://www.dirigentesdigital.com/articulo/economia-y-empresas/227509/guerra/petroleo.html.
A tenor de este análisis resulta evidente lo que venimos comentando en los últimos meses. No podemos confundir la caída de los precios del petróleo con una desaceleración de la economía global. Los factores que están empujando a la baja los precios no son la caída de la demanda sino el exceso de oferta. Evidentemente también hay reducción en la demanda, pero hay que advertir que esta menor demanda obedece a un invierno con temperaturas mucho más suaves en todo el mundo que reduce el consumo de energía.
Pero más importante, la caída de la demanda no obedece a una señal de menor crecimiento, sino a la apuesta de la mayoría de países e industrias de los últimos años por energías alternativas menos contaminantes y dependientes de los combustibles fósiles. Ya hay muchas pruebas de ello. Desde 2013, la cantidad de capacidad eléctrica nueva con renovables ha superado a la de combustibles fósiles. El kilometraje por litro del coche medio ha subido un 29% en los trece últimos años y sigue subiendo. Nuestras viviendas están mejor aisladas y nuestras fábricas son más austeras, y estamos todos más concienciados con el ahorro energético. Los años de inversión en alternativas más limpias que el petróleo están dando fruto y eso está impulsando en gran medida la caída del precio. ¿Es eso malo? Por supuesto que no. Es precisamente lo que queríamos que ocurriera hace unos años y ahora cuando se está produciendo, estamos preocupados.
Ahora el mercado está leyendo la parte negativa de la bajada del precio del petróleo. Es cierto que esta caída de los precios desencadenará el caos político en países cuyos ingresos dependen de él y deprimirá la demanda cuando esas economías entren en recesión. Según cómo han reaccionado las bolsas y muchos expertos a la última bajada del mercado del petróleo, podríamos pensar que esta caída amenaza a la estabilidad de la economía global, e incluso volverá a sumir a las economías en la deflación. Esto es lo que descuenta el mercado pero hoy quiero ir acabando este 2015 de forma optimista. Creo que es ridículo pensar esto y encuentro más beneficios que perjuicios para la economía global tener el petróleo en los precios actuales.
Los perjuicios son claros y muy fáciles de aislar. Algunos Estados dependen completamente de los ingresos que genera para seguir a flote. Según un análisis del Bruegel Institute, el 99,8% de las exportaciones de Irak son de petróleo. Argelia, Venezuela, Kuwait y Libia superan todos el 90%. Arabia Saudí está por encima del 80% e incluso Rusia tiene más del 70%. Está claro que estos países van a sufrir bastante en los próximos años. Los que superen esta guerra de precios, tendrán que apretarse el cinturón y eso significa que importarán mucho menos de EEUU y Europa. Por tanto, las compañías europeas o de Estados Unidos que tengan gran parte de sus ingresos en estos países sí que tendrán próximos ejercicios complicados.
El otro gran perjudicado en esta guerra de precios es la industria que depende de la extracción del mismo. El sector petrolero y la industria relacionada con el mismo, verá caer fuertemente sus ingresos, y si la guerra dura sólo unos meses o quizás un año, las empresas más solventes saldrán beneficiadas ya que muchas empresas pequeñas o más endeudadas se quedarán por el camino.
Pero tras aislar los casos concretos a los que perjudica la guerra de precios del petróleo toca ver cuáles son los beneficios. Esta año por ejemplo España se ha ahorrado más de 11.000 millones de euros en la factura energética. Esto supone más de un 1% del PIB. Y si los precios del petróleo se mantienen en los niveles actuales en el 2016, supondrá un 1,5% del PIB. La caída de los precios del petróleo es una inyección de dinero a los países más dependencia energética tienen. Asigna más dinero a los bolsillos de los consumidores, que llenan los depósitos de sus coches y calientan sus casas, sobre todo en los países que más estímulo requieren ahora. Japón, China y Francia, tres de las mayores economías del mundo, se beneficiarán mucho porque son grandes importadoras netas de petróleo. Y también Italia, Grecia y España. Un precio del petróleo mucho más bajo podría incluso bastar para levantar a esos últimos países de un crecimiento muy bajo que les ha plagado durante años. Y eso sería una ventaja importante que debemos tenerla en cuenta a la hora de realizar nuestra asignación de activos en nuestras carteras.
La Renta variable europea y de Estados Unidos, así como Japón y los emergentes que necesitan petróleo deberían tener un buen ejercicio este 2016. Y dentro de estos países, las compañías más enfocadas al consumo doméstico serán las que tendrán más recorrido. De las compañías exportadoras, igualmente habrá que distinguir entre las que exportan a países productores o importadores de petróleo, teniendo más recorrido las que exporten a países asiáticos, que a Latinoamérica, Rusia y Oriente.