Existen diferentes estilos de inversión o gestión en el mercado donde
cada individuo puede elegir dependiendo de su perfil de riesgo. Una de las más
conocidas es el estilo “value”, que consiste en aprovechar las fluctuaciones en
el corto plazo para comprar compañías con valoraciones por debajo de su valor
intrínseco. Si somos defensores de esta filosofía, los principales sectores que
tendríamos que analizar son telecomunicaciones, utilities y financiero ya que
los multiplicadores de estas compañías reaccionan positivamente a bajas
expectativas de ingresos. Si por el
contrario, preferimos compañías con elevadas tasas de crecimiento, optaríamos
por sectores cíclicos, industriales o tecnológicos. Es lo que se conoce como
estilo “growth”.
A
la hora de diseñar una cartera de renta variable a largo plazo, podríamos optar
por empresas “value” ya que históricamente baten al estilo “growth” o por lo
menos en las últimas tres décadas. Sin embargo, hay inversores que lo que
priman son las retribuciones que reciben cada año y por lo tanto, deciden
componer su cartera con compañías que paguen más dividendos que la media del
sector.
Ya
que un gran número de bolsas europeas y americanas se encuentran cotizando con
PER (Precio/Beneficios) cercanos a la media histórica debido a su
encarecimiento durante los últimos meses, vamos a seleccionar una serie de
compañías tanto de sectores cíclicos como defensivos, que pueden ser una buena
opción para componer una cartera basada en la retribución para el accionista y
siempre pensando en el largo plazo.
Como
podemos comprobar, las empresas del Ibex, ofrecen una rentabilidad por
dividendo superior al resto de sus homólogos europeos y americanos. De hecho, la
rentabilidad media ponderada por dividendo de las empresas del selectivo
español se sitúa alrededor del 5%, casi un 1% superior al rendimiento del bono
soberano español a 10 años que se sitúa a día de hoy en el 4,11%.
A
pesar de que comienzan a recuperarse los flujos de entrada de capitales en
nuestro país, las empresas españolas han tenido que mantener o subir los
dividendos ofrecidos al accionista para evitar un escape masivo de capital
hacia empresas extranjeras. Creemos que dadas las atractivas valoraciones, resulta
interesante mantener en cartera activos como Santander o Ferrovial que pagan un
dividendo por encima de la media de su sector y al mismo tiempo complementan
una cartera diversificada, en la que no descartamos optar por algún valor
defensivo ya que no debemos olvidar que nos encontramos cerca de máximos
históricos.
En
el caso europeo podríamos haber escogido valores con mayores dividendos, sobre
todo en el caso de empresas alemanas y francesas, sin embargo, lo importante de
elaborar una cartera de este estilo es la diversificación y las perspectivas
futuras de recurrencia de ingresos para poder estabilizar el pago de dividendos
en el largo plazo. Un ejemplo de esa estabilidad la podemos encontrar en
sectores maduros como el energético o las utilities donde su capacidad de
crecimiento es limitada pero las retribuciones fluctúan menos que en sectores
como el tecnológico o el sector financiero.
Aconsejamos
por tanto, antes de entrar en compañías con altos dividendos, analizar las
perspectivas del sector, nivel de endeudamiento, diversificación de su negocio,
expectativas de crecimiento de ingresos y beneficios. Nos atreveríamos incluso
a decir, que antes de realizar esta serie de análisis, lo que hay que tener
bien claro es cuál es nuestro horizonte temporal para invertir y sobre todo,
adecuar la selección activos a nuestro perfil de riesgo.