Se comenta en diversos medios que la administración Biden podría estar trabajando en una orden ejecutiva para regular activos digitales como Bitcoin en mayor profundidad, esgrimiendo como motivo el de seguridad nacional.
Es muy habitual que las cosas disruptivas generen rechazo no solo a los gobiernos sino a la sociedad en general. Hasta los automóviles, a los que tan habituados estamos a día de hoy generaron rechazo en su momento. Inicialmente esta hostilidad se suele manifestar en clave de mofa o burla, los primeros coches no funcionaban nada bien, fallaban mucho y sus conductores, normalmente ricos y extravagantes, tenían que ser a la vez mecánicos y se pasaban más tiempo tirados debajo del coche intentando arreglarlo que conduciendo, despertando así las burlas de los viandantes.
Bitcoin ha sido disruptivo. Sin perjuicio de que mañana mismo despareciera no cabe ninguna duda de que hasta hoy ha sido controvertido, prueba de ello es que se han escrito rios de tinta sobre él. Y ha seguido el mismo patrón que cualquier otro producto novedoso, en un primer momento fue ignorado, después objeto de burla (aun hoy lo sigue siendo), y posteriormente objeto de enfado. Hasta algunos de sus promotores más acérrimos como Andreas Antonopuolos lo ignoraron inicialmente o pensaron que era un intento infantil de dinero por parte de nerds informáticos.
Pero como decía, después de las fases de indiferencia y de mofa suele llegar la fase de enfado, miedo o rechazo. Contra los automóviles se llegaron a dictar leyes restringiendo su circulación, obligando en determinados casos a que una persona los precediera a pie con una bandera roja para advertir de su presencia.
La verdad es que después de haber leído tantísimas burlas y ridiculizaciones pronosticando su inminente fracaso a lo largo de los últimos 11 años, me parece bastante irónico que ahora resulte que la nación más poderosa del mundo tenga que recurrir nada más y nada menos que a la "Seguridad Nacional", tócate, para intentar controlar Bitcoin.
Pues efectivamente queridos lectores, con Bitcoin estamos en esa fase de enfado que se manifiesta de varias formas. Tenemos la letanía de asociarlo a criminales (drogas, pederastia, rescates con extorsión, etc), la letanía medioambiental, la fiscal, la del riesgo financiero... Y ojo, todas tienen su componente de realidad pues las cosas no son buenas ni malas en si mismas, depende de como se utilicen.
En mi opinión, y digan lo que digan los políticos, el verdadero motivo para intentar regular Bitcoin no es ninguna de esas letanías que se suelen publicar. Yo creo que tiene su origen en la situación de endeudamiento público extremo, o incluso mórbido en algunos casos, de buena parte de los paises desarrollados. Dada su volatilidad, no considero que los políticos tengan especial miedo a que Bitcoin pueda ser una amenaza para las monedas más serias como el Dólar, el Yen o el Euro, pero si que empiezan a temer que sea un refugio a largo plazo para que los ciudadanos puedan huir de una posible presión fiscal excesiva o confiscatoria y/o una alta inflación. Dejando aparte el coste de su volatilidad que en absoluto es moco de pavo, sus bajísimos costes de atesoramiento, el nulo crecimiento de su oferta y su carácter digital al portador, hacen de Bitcoin un activo muy difícilmente fiscalizable y confiscable en un potencial contexto de grandes dificultades económicas del Estado.
Y digo dificultades económicas porque creo que mientras no se de un escenario excesivamente adverso y los impuestos no se perciban como confiscatorios, los contribuyentes por lo general no se atreverán a correr el riesgo de evadir. Pero aun así, puede haber una parte significativa de personas que ya hoy demandan Bitcoin por este motivo, que aun cumpliendo religiosamente con la regulación y los impuestos en la actualidad, lo atesoran en un "por lo que pudiera pasar" en el futuro. Y esto es lo que los gobiernos están empezando a olfatear, pues su altísima deuda pública es muy real, y su gran necesidad de recaudar impuestos también les acogota.
Digo yo que quizá, no sé... si los gobiernos no machacaran a regulaciones e impuestos al contribuyente (muy especialmente en Europa), si cuadrasen mejor sus cuentas, si racionalizaran el gasto, y si recurrieran mucho menos a la deuda pública, entonces nadie se plantería demandar Bitcoin para ese "por lo que pudiera pasar". Pero los políticos tienen una gran capacidad para disfrazar los síntomas de un problema como su causa, especialmente cuando son ellos mismos la causa del dichoso problema.
