Bestinver, gestora nacional paradigma de la inversión value, y Francisco García Paramés, su brillante gestor durante 25 años, han ocupado unas cuantas portadas de este mundillo friki de la inversión que a unos pocos nos apasiona. Vamos a hablar, como de costumbre, muy clarito porque parece que estamos rodeados de divinidades y adoratrices. Nada más lejos de la realidad. Aquí nadie tiene patente de corso. Quiet Investment tampoco.
Vaya por delante lo siguiente para que todo quede meridianamente claro: soy partícipe del Bestinver Bolsa y del Bestinver Internacional desde hace años. Es más, dado que gestiono el capital de mis padres, ellos también son partícipes de los mismos fondos. Tanto mi familia como yo estamos satisfechos de los resultados obtenidos y del trato recibido, hasta ahora, por la gestora. Véase la confianza que me ha inspirado la filosofía de Bestinver, que comparto, y la manera de invertir de Paramés, que admiro, que he asignado una parte sustancial de los ahorros de mis PADRES a los dos fondos antes mencionados. Más claro agua.
Ahora vamos a ver en varios pasitos el esperpento “bestinverniano” que hemos vivido recientemente.
Introducción: Acciona, empresa marronera
Sí, de marrón. Todo lo que teníamos que decir de Acciona, ANA para los colegas, ya lo adjuntamos en el post correspondiente. Que les vaya estupendamente para satisfacción de sus accionistas y, sobre todo, de sus empleados. Ahora bien: tiene que haber una buena razón por la cual los CEOS de nuestras grandes corporaciones se emperren en arreglar lo que ya funciona y, además, funciona bien. Nosotros no la conocemos así que dejamos al albur del lector la respuesta.
Lo que está claro es que ANA ha visto cómo sus resultados presentaban cierta dependencia de la gestora que tuvo a bien crear hace ya tantos años. Teniendo en cuenta que su actividad principal, la movida renovable, daba menos frutos que un peral en el Sahara, parece que a alguien se le ha ocurrido la siguiente idea: “trincamos Bestinver, que esto sí da moras, y en lugar de dejarlo como una gestora boutique en la cual se juntan esos excéntricos del value investing, le añadimos unos cuantos tinglados financieros más y, ale, a trincar comisiones. Como la marca Bestinver tiene un prestigio de cuatro pares de c…., aquí se nos va a juntar más peña que en el 15M, peña con pasta y no con diábolos y quechuas, queremos decir.” O algo parecido. Puede ser.
El nuevo personal que se ha traído ANA para dirigir el taller no son aficionados ni profesionales sin experiencia. Al contrario, gozan de prestigio y de éxito. Son buenos, qué duda cabe. Pero hay una pequeña pega: Paramés y su equipo, Lázaro y Bernad, son los mejores. Eso es todo. Si ya tienes a los mejores no te hacen falta más. Otra cosa es que lo que este equipo ha hecho, venía haciendo y seguiría haciendo no encaje con el nuevo proyecto de los gestores de ANA.
Esto quizá se podría haber solucionado de la siguiente manera: ANA funda otra gestora, se trae a Beltrán de Lastra de Londres o a quien quiera, montan los nuevos fondos o productos y a tirar millas. Pero otra vez hay una pequeña pega: de esta manera no se puede aprovechar uno de la marca Bestinver, que es el principal reclamo del nuevo entramado. Todas en un saco no caben. De cualquier forma creemos que las cosas podrían haberse hecho así, esto es, Bestinver se quedaba como estaba, que es lo que los clientes queríamos, y ANA montaba su nuevo chiringuito al lado. Y todos tan contentos. Pues no. Los intangibles pesan. Y tanto.
Nudo: Soy el p… amo
No sabemos por qué a los directivos y propietarios significativos de ANA no les entra en la mollera que en un gallinero sólo puede haber un gallo. No dos sino uno. Uno sí, dos no. El value investing tiene mucho de arte y en Bestinver el artista es Paramés y sus dos aventajados discípulos. Cuando un particular se convierte en partícipe de los fondos de Bestinver lo hace porque apuesta por el jockey y no por el caballo. ¿Por qué en ANA no entienden algo tan sencillo?
Dicho lo cual pasemos a hablar del artista. Paramés sabe perfectamente todo lo anterior. Es indudable asimismo que es consciente de que es un tipo brillante con una performance envidiable y muy meritoria. Sobre todo viendo el panorama de la industria de los fondos de inversión en España. Es evidente que si la empresa propietaria de Bestinver, nuestra ANA, pone en duda la independencia de su equipo gestor o interfiere en la forma en la que éstos hacen las cosas Paramés, que como profesional debe valorar por encima de todo la independencia, tiene toda la razón en cacarear y marcar el territorio. Hasta ahí de acuerdo. Además, un value investor tiene no sólo que ser independiente sino además sentirse como tal y tener el mayor margen de autonomía y libertad posible.
Ahora bien: el partícipe no es una gropie ni Paramés Mick Jagger. Esto no es una relación de amor o platonismo sino una relación mercantil. El partícipe aporta sus fondos y el gestor, a cambio de una comisión, aporta rentabilidad. Que el inversor sienta agradecimiento y admiración por Paramés, dado su buen hacer y puesto que hay que comparar esa trayectoria con la de la competencia, que es desastrosa salvo excepciones, no es una patente de corso para hacer lo que me da la gana y como me da la gana y cuando me da la gana.
Al contrario que nosotros, Quiet Investment, que somos tan sólo bloggers y pequeños inversores y no le debemos nada a nadie ni tenemos que darle a los demás ningún tipo de explicación, a Paramés y al partícipe de los fondos de Bestinver les une una relación no sólo contractual sino fiduciaria, esto es, basada en la confianza. Fe y comisión. Por tanto, lo primero aquí es el bienestar del partícipe y no el ego del gestor. Que nosotros estamos de acuerdo con Paramés no ofrece ninguna duda. Además, como partícipe, entiendo su postura y la comparto porque yo tampoco quiero que una persona acostumbrada a trabajar de una manera se encuentre en un nuevo entorno laboral que no es de su agrado y que puede llegar a convertirse en un estorbo en su proceso de asignación eficiente de capital.
Pero Alá no hay más que uno y Mahoma es su profeta. Alá es el partícipe y no Paramés.
Desenlace: la “espantá.”
Irse de sopetón, así por las buenas, de golpe, y de esa manera es una falta grave de atención al bienestar del partícipe de los fondos de Bestinver, que por su propia naturaleza no es amigo de estos culebrones. Ni era el momento ni era la forma.
No era el momento porque su marcha coincide con un mercado un tanto turbulento por las razones que sean. Tampoco era el momento porque algunas de las últimas adquisiciones de la compañía han salido peor de lo esperado, como Tesco (hasta donde Buffett se ha equivocado), Royal Imtech o Portugal Telecom. Y no era tampoco el momento porque coincide con una fase de rotación de activos de los fondos al haber madurado muchas de las viejas adquisiciones. No se va uno de golpe en plena transición. Eso es todo, seas quien seas y por mucho que estés acostumbrado a recibir las alabanzas y los parabienes de todos sin ápice de crítica. Pues no.
No era la forma porque Paramés, que nosotros sepamos, no ha tenido a bien comunicar personalmente al partícipe, por el medio que sea, las razones de su marcha. Tampoco era la forma porque su deber principal lo es con el partícipe y eso significa que quizá debería haber hecho el sacrificio lógico, pero entendemos que poco agradable, de anunciar su marcha a principios de año, una vez terminado el ejercicio, de la mano de Lázaro y Bernad y sus otros colaboradores, tras el correspondiente período de transición. No era la forma porque sí, el partícipe no sólo tiene derecho a ello sino que además merece una explicación así como el compromiso explícito de Paramés, que se le presupone obviamente dado que es un gran profesional, de velar por el buen fin de sus inversiones durante todo el tiempo que dure la transición del viejo Bestinver al “Newinver.”
Y que no pueda hacer competencia a su antigua gestora durante dos años, así como que no pueda retirar el 75% de su patrimonio personal depositado en Bestinver hasta dentro de otros dos años, tal como ha aparecido publicado en la prensa económica, a mí me importa un pepino. Me da absolutamente igual que eso sea un incentivo virtuoso y un mecanismo de seguridad que alinee los intereses de gestor y cliente. Como partícipe lo que quiero es que la persona en la cual deposito mi confianza me explique, él mismo y no terceros o recaderos, qué ha pasado así como su compromiso público, aunque una vez más lo presuponga y lo de por hecho, de que hará todo lo posible y necesario afín de velar por los intereses del partícipe en esta indeseada, por todos, malvenida transición.
Porque yo no soy un groupie o adoratriz de nadie sino un pequeño inversor que ha hecho un trato con Bestinver y, por ende, con Paramés, dado que ambos nombres van unidos indisolublemente. Y eso no es necesario que esté escrito en ningún papel aportado ante notario. Porque aquí somos hombres y los hombres se rigen por su palabra y después por sus contratos.
Epílogo: ¿y ahora qué?
La pregunta que muchos se plantean es, obviamente, ¿qué voy a hacer ahora con mi participación en Bestinver? Pues cada uno que haga lo que quiera pero esto es lo que yo he hecho y lo que voy a hacer, salvo un cambio significativo en las circunstancias:
Primero. Nada. Absolutamente nada. Que se haya producido una salida de fondos ipso facto de Bestinver (Sicavs, clientes importantes, minoristas, etc…) a nosotros sólo nos parece una decisión precipitada. Precipitada por el momento y precipitada porque como partícipe usted no está expuesto a un activo en concreto sino a un número significativo de ellos. Esto no es una operación apalancada con CFDs sobre Quabit sino unos fondos largoplacistas inspirados en el value investing. Las decisiones precipitadas e instintivas no son buenas consejeras en el mundo financiero. La situación generada reclama sentir preocupación, que es el sentimiento adecuado, pero no pánico.
Segundo. Paramés se va. ¿Y qué? ¿Caducan los yogures en los supermercados? ¿Se agría la leche? ¿Los muertos se levantan de sus tumbas y caminan entre los vivos? ¿Jóvenes value investors se arrojan desde lo alto de los rascacielos gritando “¡Paramés! ¿Por queeeeeeeeeeé?” Las empresas que forman parte de la cartera de Bestinver no van a quebrar porque Paramés se vaya. Además, Lázaro y Bernard no son dos aficionados y lo han demostrado fehacientemente. Hasta me parece un desaire a su profesionalidad.
Tercero. Esperar al final del ejercicio y monitorizar la marcha de los fondos con los nuevos gestores, en especial que conserven la misma filosofía y principios, durante un período de tiempo prudencial. Quizá hacer algún traspaso parcial y progresivo hacia algún fondo de renta fija. Y seguir esperando a no ser que se me ocurra algo mejor que hacer con el dinero.
Cuarto. Una vez que se despeje el futuro profesional de Paramés y su equipo pues volver a invertir con ellos si sus fondos son abiertos al público. Lo que no descarta otras opciones value como Metavalor. Todo a su tiempo y de forma paulatina y progresiva. Fin de la historia.
Apéndices
Los tontos creen que es sólo el dinero lo que mueve a las personas. Si eso fuera así no habría un montón de macarras tatuados poniendo a tope reggaeton en bólidos que no pueden permitirse y que han comprado a crédito. Paramés es tan mortal como ustedes y nosotros y tan poco ajeno a la naturaleza humana como ustedes y nosotros. A los niveles de Paramés y profesionales como él, que han triunfado sistemáticamente durante muchos años, el dinero suele ser un aspecto secundario. Importa mucho más seguir siendo el mejor. Superarse a sí mismo. Hacer lo que realmente quieren hacer. Obtener el reconocimiento ajeno. Un factor éste que mueve mucho más a las personas que el dinero dado que si algo queremos y ansiamos todos realmente en esta vida es el aprecio, la admiración y el respeto de los demás.
Todo lo anterior lo tiene Paramés y su magnífico equipo. Y además se lo han merecido. Pero no hay arte ni artista sin público que lo valore. “Recuerda ¡oh César! que tan sólo eres un mortal.”