Benjamin Graham y las acciones preferentes

18 de agosto, 2014 7
Licenciado en ADE especialidad en dirección financiera. Autor del blog inversioninteligente.es
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Benjamin Graham, padre del Value Investing y mentor de grandes inversores como Warren Buffet, escribió en 1949 lo siguiente sobre las acciones preferentes en su libro “The inteligent investor” (El inversor inteligente):

“Es posible que existan, y de hecho existen, ciertas acciones preferentes realmente buenas, pero su bondad no se desprende de la figura jurídica de la acción preferente, que es inherentemente negativa. El típico tenedor de acciones preferentes depende para su seguridad de la capacidad y del deseo de la sociedad de pagar dividendos a sus acciones ordinarias. Llegada la situación en la que los dividendos ordinarios se omiten, o incluso están en peligro, la oposición del accionista preferente deviene precaria, porque los consejeros no están obligados a seguir pagando sus dividendos salvo que también paguen dividendos a las acciones ordinarias. Por otra parte, las acciones preferentes típicas no entrañan participación en los beneficios de la sociedad al margen del tipo de dividendo fijo. Por lo tanto, el tenedor de acciones preferentes carece del derecho de reclamación sobre el patrimonio de la sociedad que corresponde al tenedor de obligaciones (o acreedor) y del derecho a participar en beneficios del accionista ordinario (o socio). Estas carencias en la posición jurídica de las acciones preferentes suelen salir a la palestra recurrentemente en periodos de depresión.”

Como podemos ver, las famosas acciones preferentes ya tenían en 1949 fuertes detractores. Lo que básicamente explica Graham en su libro, es que ya de por sí sus características las convierten en un instrumento poco ventajoso para el inversor, a pesar de la paradoja de su nombre: “preferentes”. Sin ninguna duda, un nombre que invita a la trampa.

Benjamin Graham

El tema es que las acciones preferentes tienen como característica principal que si la empresa quiere repartir dividendos, antes deberá de pasar por los “preferentistas” y pagarles sus cupones (dividendos fijos), pero que en ningún caso estará obligada a pagar dichos cupones si la compañía no reparte dividendos.

Cuando un inversor compra acciones ordinarias de una empresa, en la mayoría de los casos espera obtener un rendimiento por dividendos, además de las plusvalías. Sin embargo siempre tendrá la incertidumbre de la existencia del reparto y la cantidad. El reparto de dividendos depende generalmente de factores como el beneficio obtenido o la política de dividendos que disponga la empresa, que son factores que pueden ser manipulados por la dirección de la empresa. Por tanto, nadie que compre acciones ordinarias puede esperar un rendimiento exacto.

Lo mismo ocurre con las preferentes, que a pesar de que esté estipulado un rendimiento fijo, que el inversor finalmente cobre dependerá de los mismos factores que las acciones ordinarias, es decir, factores con alto riesgo.

Otra cuestión importante que nombra Graham es que las acciones preferentes no tienen derecho a participar en los beneficios de la empresa salvo por el porcentaje acordado. ¿Qué significa esto? Pues básicamente que si por ejemplo, un año la empresa decide repartir una cifra de dividendos muy alta, el accionista preferentista no se verá beneficiado de ese reparto, ya que sólo le corresponderá la cifra acordada. Esto supone que teniendo riesgos similares a los de las acciones ordinarias, no tienen los mismos beneficios potenciales.

Además, Graham comenta en su libro uno de los factores más importantes de este tipo de instrumento: El valor del principal no es exigible en ninguna fecha especificada, lo que significa que el inversor sólo recuperará el dinero cuando a la empresa le plazca. Esto es algo muy desfavorable para el inversor ya que la empresa puede amortizar las acciones cuando mejor le convenga, por ejemplo, porque los tipos de interés han bajado en el mercado o su calidad crediticia ha mejorado, lo que le permitiría financiarse a intereses más bajos.

Todo esto hace que para Graham no sea un instrumento atractivo, sobre todo para un inversor conservador. Aunque reconoce que en ocasiones existen buenas oportunidades de inversión en este tipo de instrumento, también explica que son muy pocas y en todo caso para un inversor más agresivo y muy conocedor del mercado.

Graham concluye que por su experiencia, las oportunidades de inversión en acciones preferentes aparecen sobre todo en momentos que “el precio está injustificadamente deprimido por adversidades temporales”.

Por último, Graham acierta por completo cuando indica que las carencias de este tipo de instrumentos aparecen cuando vienen las dificultades económicas.

Conclusiones:

La conclusión que saco de las palabras de Graham es clara: Las acciones preferentes es un instrumento con un  riesgo elevado nada recomendable para un inversor conservador, a excepción quizás, de las emitidas por compañías con un magnífico historial de reparto de dividendos . Ahora bien, un inversor más dispuesto a asumir riesgos y con unos conocimientos financieros avanzados es posible que encuentre buenas oportunidades.

¿Cuál es tu opinión sobre las acciones preferentes? ¿Estás de acuerdo con las palabras de Benjamin Graham?

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Este artículo tiene 7 comentarios
antiguo usuario
No soy ningún experto en el tema pero me parece que no todas las acciones preferentes son iguales. No creo que sean iguales las acciones preferentes que vendieron los bancos, que las que puedes comprar en el mercado de Grifols, BMW... En todas ellas las compañías suelen explicar que derechos tienes y cuales no, la letra pequeña vamos. Si cotizan más barato no creo que sea sólo por no poner votar en las juntas, pero hay veces que la diferencia de precio es tan grande que merece la pena tirarse a por las preferentes.
18/08/2014 17:00
Hola David, muchas gracias por comentar. Yo tampoco soy un experto en este tema. Lo que he tratado plasmar con el artículo son las características generales de este tipo de producto financiero, ya que la esencia se conserva a pesar de haber pasado tantos años desde que Graham lo expuso en su libro. Estoy de acuerdo contigo en que seguramente existan buenas oportunidades de inversión en este campo, sin embargo, habrá que ver si es lo más adecuado para inversores defensivos, a no ser que estén muy bien asesorados.
18/08/2014 18:45
antiguo usuario
Hola Sergio, lo de las preferentes ha sido el timo de la estampita, pero más que nada porque el regulador cambió las reglas a mitad del partido (como por otra parte casi siempre pasa en España), la única fuente de liquidez era el compromiso de recompra al nominal por parte de la entidad emisora, lo que efectivamente las hacía parecidas a un depósito , cuando el Banco de España lo prohibió y obligo a que se vendieran en el mercado secundario, perdieron toda posibilidad de liquidez , ya que las habían vendido con una agresividad desmedida.
Y esa agresividad la conozco, que me las intentaron colocar (sin conseguirlo)
Saludos
19/08/2014 09:56
Hola Enrique, muchas gracias por comentar. A pesar de los cambios regulatorios de los que hablas, creo firmemente que este tipo de producto no se puede considerar un depósito. Tampoco el compromiso de amortización del que hablas me parece fiable si al final se trata de un producto perpetuo y con cupón condicionado a beneficios o reparto de dividendos. De hecho, sólo la diferencia de interés que existe entre un depósito bancario y las preferentes es suficiente para darse cuenta de que no es lo mismo. Un saludo
19/08/2014 13:07
antiguo usuario
Hola Sergio, totalmente de acuerdo, nada que ver con un depósito, de hecho a mi no me las consiguieron vender, sólo apuntaba que si a los inconvenientes del producto le sumamos la inseguridad jurídica, era de esperar que no saliera bien. Saludos
19/08/2014 13:22
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