Anteriormente a las recientes reformas financieras en España, la antigua Caja Madrid era la cuarta entidad financiera de España detrás del Banco de Santander, BBVA y la Caixa. Muy bien gestionada históricamente durante casi tres siglos desde que el sacerdote aragonés Francisco Piquer la fundara en 1702 con el objeto de ayudar a quienes no podían acceder a los créditos usureros de la banca de la época. Todo cambio radicalmente hasta la llegada de Miguel Blesa en 1996 de la mano de su amigo personal, entonces recién proclamado presidente del gobierno, Jose Maria Aznar. La verdad es que entre la gestión autoritaria, excéntrica y bananera de Miguel Blesa (libro: el lobo de Caja Madrid) y la llegada de la crisis por el estallido de la burbuja inmobiliaria, la entidad otrora modélica se convirtió más bien en un solar con un abrevadero del que bebían políticos amigos, empresarios amigos, sindicatos, etc.
A proposito de la petición de UPyD publicada hoy en los periódicos en la cual solicita el ingreso en prisión de Rodrigo Rato por la salida a Bolsa de Bankia, esta claro que en este caso se cometieron infinidad de errores, evidentemente Rodrigo Rato tuvo su parte de culpa al presidir la entidad en aquellos días pero aquí habría muchísima más gente implicada en los tres gravísimos expolios que se cometieron a lo largo de varios años.
1. Las participaciones preferentes
Todo comienza durante la crisis con la misma película de siempre y muy típica de los bancos. Te llama el director o el subdirector de la oficia de turno donde uno tiene sus modestos ahorros en forma de un deposito a plazo fijo, un fondo de inversión de renta fija de bajo riesgo, etc. El director de turno ofrece al cliente, por cierto cliente antiguo, selecto y que goza de mucho prestigio en la entidad según protocolo detalladamente elaborado, un producto novedoso y muy interesante como son las participaciones preferentes, las cuales ofrecen mucho más rendimiento que un deposito normal. Al preguntar el cliente si este producto es seguro, el director de turno lo garantiza y que no hay nada de lo que preocuparse, por supuesto de palabra.
Años después se ha sabido que Caja Madrid ponía a la venta este producto con premeditación y alevosía, a sabiendas de que era el timo de la estampita con una letra pequeña diabólica para expoliar a los clientes, especialmente los más indocumentados financieramente hablando. Algún director de sucursal sabiendo lo que tenía entre manos se negó a difundirlo entre sus clientes siendo decapitado al instante por la sede central con Miguel Blesa a la cabeza.
2. La salida a Bolsa.
Con la salida a bolsa de Bankia, entidad resultante de la fusión fría de varias cajas de ahorros incluida Caja Madrid, se presento la segunda oportunidad de expolio. El campanazo inicial lo dio Rodrigo Rato como nuevo presidente de Bankia.
Se acercaba una segunda recesión y, como no, era el momento adecuado para la salida a bolsa y posterior atraco. La entidad acordó con compañías amigas inversoras el precio final de salida de la acción. A los afectados preferentistas se les invito a canjear sus participaciones preferentes en acciones y así mitigar un poco su preocupación por no poder recuperar la totalidad de su inversión inicial. Los directores de sucursal decían lo mismo, es un precio fenomenal, la crisis ya ha terminado, la acción subirá, luego las vende y recupera su inversión de las preferentes y con beneficios. El plan era perfecto, campanazo de salida y a bolsa en Julio de 2011. Los primeros meses hubieron ciertos altibajos tal como estaba previsto. A partir de febrero de 2012 los grandes inversores amigos vendieron a saco con el desplome progresivo de la acción hasta valer unos pocos céntimos un año después. El resultado final fue el mismo que con las preferentes, el desplume total del infortunado e indefenso accionista.
Jose antonio Madrigal, persona muy bien conocida en los círculos bursátiles, autor del libro "un monje en Wall Street", explicaba en su conferencia de Bolsalia 2014 el caso de una viejecita de su pueblo valenciano que le canjearon unas preferentes por acciones de Bankia. En total la viejecita había invertido inicialmente 20.000 euros, los ahorros de toda su vida. El día en que quiso recuperar su dinero cansada de las continuas depreciaciones de sus "bankias" le dijeron en la sucursal que en su cuenta de valores solo le quedaban 40 euros de liquidez pero que había que restar 20 euros de custodia al año, es decir que la mujer quedo finalmente con números rojos. La caradura de algunos directores de esta entidad no tiene limites, desde luego tal para cual si se comparan con las altas esferas.
3. El rescate publico.
El tercer expolio fue el rescate a la entidad a costa de los contribuyentes, la friolera de 22.424 millones de euros entre el rescate europeo y el nacional. En los Estados Unidos llevan 200 años viendo quiebras de bancos, unos mas potentes y otros menos potentes. El contribuyente español, por cierto bastante asfixiado ya con los impuestos tipo Suecia pero con las prestaciones tercermundistas, exceptuando la sanidad que es muy buena, no tiene porque sufragar los pésimos derroches de esta entidad, por ejemplo, los prestamos y compras caprichosas de Miguel Blesa o todo lo despilfarrado con las tarjetas black sin ir mas lejos.
Menos mal que finalmente la entidad aprobó y casi con matricula de honor los recientes tests de estrés del BCE, ¡solo faltaría!