Poca gente sabe que es posible ser accionista del banco central de algunos estados. Y no precisamente de repúblicas bananeras sino de países como Canadá, Bélgica o Suiza. A través de cualquier broker, es posible comprar acciones como si se tratase de una empresa cotizada más.
El Banco Nacional Suizo (SNB) ha llamado la atención de muchos inversores durante el último año a causa de un trepidante rally alcista que lo ha catapultado desde el entorno de los 1000 CHF por acción donde había estado cotizando durante años, hasta tocar los 6800 CHF el pasado enero.
Este movimiento bien puede recordar al de Bitcoin, pero, ¿qué hay detrás de él?
Muchos medios han especulado sobre ello, incluido el Financial Times, aunque en mi opinión ninguno ha sabido dar con la clave. El Financial Times apunta a los beneficios récord que el Banco ha declarado en el ejercicio 2017, como resultado del aumento de sus reservas de oro y la revalorización de sus activos: el SNB tiene fuertes posiciones en empresas como Alphabet, Facebook, y otras acciones "a la mode".
Esto bastaría para explicar el comportamiento de la acción de cualquier empresa al uso, pero no de un Banco Central, cuyo objetivo no es maximizar el beneficio de sus accionistas, sino controlar la inflación del país y asegurar la estabilidad económica. Por tanto, no se puede valorar la acción del Banco Central como si de una empresa cualquiera se tratase, atendiendo a fundamentales y flujos de caja.
Analicemos primero qué supone ser accionista: existen solamente 100,000 acciones sin derecho de voto ni sobre los activos -lo que tiene mucho sentido, pues si no cualquier potencia extranjera o corporación podría tomar el control de la economía helvética- y que pagan un dividendo de 15 CHF al año, limitado por ley. La capitalización bursátil es de unos 500M€, como una pequeña empresa.
Independientemente del beneficio, el único derecho que otorga la acción es un dividendo de 15 francos suizos al año. Esto precisamente es equivalente a un bono. El banco dice en su propia web que "la acción del SNB equivale a un bono de larga duración ya que el dividendo está limitado al 6% (15 CHF) del valor nominal de la acción (250 CHF)"
Por tanto, para evaluar la acción del SNB, propongo compararla con activos similares: los bonos suizos a largo plazo. Podríamos considerar la acción como un bono a perpetuidad, que siempre asegura un cupón de 15 francos, y cuyo yield sería 15 dividido por el precio de la acción (0.27% al precio actual). Como ocurre con la renta fija, cuanto más barato sea el precio del bono, mayor será el yield, y viceversa.
La gráfica siguiente muestra la evolución del yield del SNB y de los bonos suizos de entre 10 y 50 años.
Hasta finales de 2016, cuando la acción empezó a despuntar, estaba infravalorada. Quien la comprase, estaría obteniendo un 1.2-1.5% de interés, mientras el resto de bonos ofrecían entre 0-0.5%.
Esto era, en mi opinión, un caso de arbitraje de manual, causado quizás por el desconocimiento de la acción por parte del mercado. Sin embargo, como toda oportunidad de arbitraje, solo puede existir durante un breve período de tiempo antes de que, a medida que los agentes lo explotan, el precio se ajusta hasta converger con el del activo equivalente.
Al precio actual, la acción del SNB cotiza ya al nivel de los bonos equivalentes, situándose entre el de 20 y 30 años. No obstante, durante el mes de enero, su precio llegó a subir hasta los 6500 francos, situando el yield por debajo del bono a 10 años, lo cual fue en mi opinión fruto de la especulación.
Hoy en día la acción me parece cara, pues quien quiera invertir en renta fija suiza obtendrá mayor rendimiento comprando un bono a 20 años. Cabe añadir a esto la poca liquidez -debido al reducido número de acciones y su elevado precio- y la exposición a una guerra de divisas -tanto EEUU como Suiza y Europa quieren una moneda débil- para desaconsejar su inversión en este momento.
Sin embargo, me parece un activo interesante y a vigilar, comparándolo siempre con los tipos de interés suizos, ya que quién sabe si volverá a presentarse una oportunidad de arbitraje similar.