Trasteando un día en internet me encontré una conferencia anual para clientes de Bestinver, la gestora de fondos de inversión dirigida entonces por Francisco García Paramés. Siempre es un placer escuchar a personas que poseen un talento natural para algo y que además han encontrado el sector, el lugar y el entorno donde poder desarrollarlo en plenitud. Su mundo es otro, mucho más amplio; las relaciones que establecen entre conceptos que creemos conocer son a menudo sorprendentes por originales; y su experiencia en haber conseguido hacer un y mil veces lo que nosotros seguimos anhelando conseguir por vez primera, impagable. Es como si viéramos en ellos hecho realidad lo que en nuestra cabeza es solo algo que soñamos una y otra vez. Algo que soñamos y para lo que buscamos una y otra vez bases reales sobre las que fundamentarlo. No cabe duda de que Paramés y su equipo las tienen.
Tiempo atrás vi unos cuantos vídeos de un trader que hacía scalping en el oro. Tiempo real al tick con diez pips a ganar o a perder. Rastreaba en el gráfico de los días anteriores las zonas de soportes y resistencias, las dejaba señaladas horizontalmente y esperaba que el precio las visitara. Una vez el precio llegaba a la zona, el tío esperaba a que se dieran las condiciones que tenía previamente establecidas y, solo entonces, pum, disparaba. Un crack. El asunto es que, influenciado por esta experiencia, un día apliqué su técnica en un gráfico diario de Acerinox, pero no del todo: no puse el stop. Total, que tenía que haber asumido la pérdida y salir en 11.50 e., pero no lo hice y acabé enganchado. Como había comprado pocas, doblé la posición en los entornos de 8 e. para promediar. Tuve la suerte de que rebotaron y pude finalmente cerrar el episodio sin pérdida alguna sobre 10,50 e., tal como conté en su momento.
Eso de no promediar nunca en pérdidas es una de las reglas de oro del Análisis Técnico. Y antes de esa y la principal, la de colocar siempre el stop de seguridad. Pero pequé. ¿Y por qué? Pues porque tenía en la cabeza el vídeo de Paramés en el que hablaba de Acerinox, de lo bueno que era su equipo gestor y de cómo en Bestinver conocían la empresa al dedillo desde hacía años. Y nuestro cerebro, amigos, funciona así: tiene de todo para proporcionárnoslo en cualquier momento, y, por lo tanto, también en el peor: por ejemplo, en ese en el que te toca asumir las consecuencias de tus actos. El asunto es que durante esos meses en pérdidas se paseó por mi cabeza de vez en cuando la duda de si las condiciones de la acerera española y su posición en el mercado seguirían siendo las mismas de entonces o por el contrario habrían empeorado. Pero no tenía a mano a Paramés para preguntarle. Casualidad, días atrás leí en El Confidencial esta información de la carta de los gestores de AzValor a sus clientes, que me lo aclaró. Vuelve a cobrar todo su valor para mí, por tanto, la expresión con la que vi a Francisco García Paramés contestar a uno de sus clientes en el turno de preguntas de aquella conferencia: "hemos hecho Acerinox muchas veces". Coser y cantar, vamos. Al lío.
