Nota del editor: En Fisher Investments no tenemos ninguna preferencia por un partido o líder político nacional. En general, pensamos que los sesgos políticos perjudican a los inversores y provocan errores de inversión. Analizamos la política internacional exclusivamente por sus posibles efectos en la economía y los mercados.
En mayo los votantes de la UE acudirán a las urnas con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo. Estos comicios se celebran cada cinco años y aunque, en términos generales, no gocen de demasiada repercusión, en esta ocasión la emoción está servida. Desde hace semanas en la prensa económica se refleja la preocupación por que los partidos populistas antieuropeos consigan los suficientes escaños como para destruir la UE desde dentro. Si bien es posible que ganen peso, el temor actual a que los populistas accedan al poder nos retrotraen a 2017, año en que las elecciones en los Países Bajos, Italia y Francia desencadenaron el pánico ante la perspectiva de que se iniciara una ola populista que sacudiría Europa. Sin embargo, tras consumarse la derrota o la incapacidad de estos partidos de acumular el suficiente respaldo como para influir decisivamente en sus políticas nacionales, las aguas volvieron a su cauce: la renta variable europea acogió con importantes subidas que se despejara la incertidumbre y tomó la delantera de las bolsas mundiales. Creemos que en 2019 podría ocurrir lo mismo más adelante, cuando la realidad de los comicios europeos se imponga al miedo y alivie las inquietudes de los inversores.
En el Parlamento Europeo, una de las tres instituciones de la UE con capacidad legislativa, se eligen a los miembros de la Comisión Europea (CE). Esta redacta los borradores de la normativa que más tarde votará el Parlamento y ejecuta los tratados y leyes aprobados. Por lo tanto, aunque los europeos dediquen mucha más atención a sus elecciones internas, Bruselas ejerce un poder significativo en la legislación, especialmente sobre asuntos económicos, ya que constantemente está regulando las actividades empresariales y el comercio internacional de los países miembros, en tanto que bloque único. Es el único órgano elegido directamente por los electores, conque para muchos puede representar una oportunidad para protestar o influir en la política de la UE.
En el escenario que se abre tras el Brexit, el Parlamento Europeo tendrá 705 escaños cuya distribución renovarán cada cinco años los ciudadanos de la UE. Si bien es posible que el Reino Unido permanezca en la UE durante los comicios de mayo, ni siquiera los políticos británicos consideran que tenga mucho sentido participar en los mismos. Pues bien, en la liza electoral están, por un lado, los tres partidos europeos más grandes y, por otro, cinco partidos importantes de menor tamaño pero con potencial para jugar un papel decisivo en los acuerdos parlamentarios. Los tres primeros son el Partido Popular Europeo ‒PPE, actualmente con 217 escaños–, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas ‒S&D, por sus siglas en inglés, con 190‒ y la centrista Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa ‒ALDE, con 70 .
Actualmente, gracias al 70% de los votos, el control del Parlamento lo ejerce una gran coalición de los tres partidos más grandes. No obstante, a nuestro parecer estos no pueden equipararse a los partidos tradicionales, se trata más bien de agrupaciones amplias de partidos nacionales. Por ejemplo, el PPE incluye a partidos de centroderecha como la Democracia Cristiana alemana de Angela Merkel o al Partido Popular austriaco del Niño Prodigio Sebastian Kurz. En el mismo sentido, en el S&D hay representantes de partidos socialistas como Andrea Nahles, del Partido Socialdemócrata alemán, o Nicola Zingaretti, del Partido Demócrata italiano.
Los partidos populistas, algunos de ellos contrarios al mercado común, ocupan hoy el 20% de los asientos del Parlamento Europeo. Este es el fundamento de los temores de algunos medios de comunicación económicos, que insisten en que el populismo logrará un porcentaje significativamente más amplio en mayo, con la consecuente inestabilidad y efectos negativos en los mercados bursátiles derivados de su potencial destructivo. A pesar de que todavía queda mucho y las encuestas no dejan de ser una foto fija del momento, la última estimación sugiere que los euroescépticos podrían ocupar el 22,1% de los escaños: una ligera subida ‒v. tabla 1–. Para aspirar a dominar la cámara tendrían que recabar aproximadamente el doble de apoyos, una coyuntura, a nuestro juicio, improbable.
Ahora bien, creemos que, históricamente, los votantes han utilizado estas convocatorias con ánimo de protestar, por lo que no nos sorprendería que a los populistas les fuera mejor en las elecciones europeas que en las nacionales. Con todo, por más peso que ganen en el Parlamento Europeo, la probabilidad de que se altere la agenda de reformas nos sigue pareciendo insignificante.
De aquí a la votación de mayo es factible que algunos partidos cambien sus propuestas, conque aún tardaremos en conocer los nombres de los candidatos y los programas. En este sentido no descartamos ninguna alianza, por extraña que esta pueda ser; de hecho, el PPE ya acogió al líder populista húngaro Viktor Orbán y la ALDE hizo lo propio con el checo Andrej Babiš. En todo caso, pensamos que mezclar extremistas con moderados ‒seguramente algo necesario para lograr mayorías‒ conduce al estancamiento político, no al radicalismo. Las divisiones en el seno de las coaliciones dificultan la aprobación de leyes, como ya hemos podido comprobar en España, Italia u otros lugares a escala nacional. Por lo tanto, confiamos en que ni siquiera un resultado abrumadoramente bueno de los populistas servirá para cambiar el rumbo de la política europea a partir de las elecciones.
A medida que se aproxime la cita electoral se irán despejando las dudas. Sin embargo, estamos en condiciones de afirmar que la posibilidad de que el populismo acceda al poder, por más que asuste a muchos, es mínima. Cualquier desenlace distinto, en consecuencia, debería disipar la incertidumbre e impulsar las acciones de la eurozona.
Tabla 1: Partidos de la UE y encuestas actuales
Partidos principales de la UE | Escaños en el Parlamento Europeo |
Siglas | Ideología | Partidos nacionales clave | ¿Pro-UE? | Hoy | Encuestas recientes |
PPE | Centroderecha | Demócratas Cristianos (Alemania), Partido Popular austriaco (Austria), Fidesz (Hungría) | SÍ | 28,7% | 25,1% |
S&D | Izquierda | Partidos Socialistas de cada país de la UE | SÍ | 25,2% | 18,7% |
ALDE | Centroizquierda | En Marcha (Francia) | SÍ | 9,0% | 13,3% |
Partidos secundarios de la UE | Escaños en el Parlamento Europeo |
Siglas | Ideología | Partidos nacionales clave | ¿Pro-UE? | Hoy | Encuestas recientes |
ECR | Derecha | Ley & Justicia (Polonia), Demócratas Suecos (Suecia) | NO | 9,7% | 7,9% |
ENF | Extrema derecha | La Liga (Italia), Frente Nacional (Francia) | NO | 4,9% | 8,5% |
EFDD | Populismo | Movimiento 5 Estrellas (Italia), AFD (Alemania) | NO | 5,4% | 5,7% |
EFA | Extrema izquierda | Partidos ecologistas de cada país | SÍ | 6,7% | 7,1% |
GUE | Extrema izquierda | Partidos comunistas de cada país | SÍ | 6,7% | 7,4% |
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Fuente: Politico, a 15/3/2019.