Ángel Martín Oro es la joven promesa de la economía austríaca española y es, sin lugar a dudas, un referente a consultar en lo que se refiere a desarrollo económico. Un economista de gran talla que tiene ante sí un futuro esplendoroso.
Hace unos días, publicó Ángel un artículo sobre los datos de desempleo en Estados Unidos que podéis consultar aquí. En dicho artículo, Ángel argumentaba que la causa estructural del desempleo estadounidense podría tener que ver mucho con la demografía americana y menos con la situación económica que atravesara el país. Así, realiza una comparación entre las tendencias demográficas estadounidenses de los últimos años y de la fuerza laboral del país analizando las correlaciones que existen entre ambas para, finalmente, llegar a la conclusión de que es la demografía y no la economía (o, mejor dicho, no el ciclo económico) lo que está detrás del desempleo estructural americano.
Sin embargo, desde el profundo respeto que siento hacia Ángel, debo rechazar su tesis y argumentar que son fallos estructurales de las características de la oferta y la demanda laboral americana así como fallos estructurales en el mercado crediticio lo que está verdaderamente detrás del desempleo americano y que si acaso pudiera ser la demografía una causa de dicho desempleo, tal causa podría tener más bien un protagonismo residual.
1. Problemas de especialización de la mano de obra americana
Durante los años de borrachera crediticia, el empleo creció con fuerza en el sector de la construcción así como en los sectores afines. Si bien la fuerza laboral no descendió entre 2001-2005, sino que como dice Ángel se mantuvo estable, el aumento del empleo resulta bastante revelador. Pero sobre todo, lo importante aquí es la negación del fallo estructural del mercado laboral americano en términos económicos. La estadística aportada por Ángel parece demoledora, sin embargo no es así. A tal fin, si el mercado laboral americano - mirado desde la óptica de su fuerza laboral - llevase una tendencia bajista uno esperaría ver que la mala asignación de recursos que realiza el mercado cuando se encuentra contagiado (en términos misesianos) por una burbuja crediticia no debería tener un gran efecto sobre el desempleo siguiendo la tesis que aquí se refuta puesto que es la demografía y no la economía la que fundamenta este mercado.
Nada más lejos de la realidad. La etapa de degradación de la liquidez que transcurre entre 2001 y 2007 inmovilizó una enorme cantidad de factores productivos (mano de obra y bienes de capital) en el mercado inmobiliario. Esta sobreproducción parcial en la economía forzó que una serie de agentes se especializaran en dar servicio en aquella industria donde su utilidad marginal descontada era mayor (fruto, como sabemos, de unos tipos de interés artificialmente bajos). Con ello, pese a la gran estabilización de la fuerza laboral en ese periodo, el empleo aumentó sobremanera, en particular, aumentó el empleo en el sector de la construcción:
En un modelo económico sencillo, en el que entendiéramos la producción como algo dado y la función de producción de la economía estuviera configurada así: Y=F(K.L) un descenso de L nos llevaría inevitablemente a un descenso en la producción. Sin embargo, la situación se vuelve mucho más complicada cuando comprendemos que las características de esta Labour Force no resultan homogéneas sino que se encuentran sumamente especializadas habiendo logrado altas tasas de productividad y de generación de valor añadido. De hecho, uno de los grandes problemas de los keynesianos es no entender precisamente esto. Llevado al caso español, verbigracia, un impulso de la demanda agregada en estos momentos nos llevaría a inmovilizar factores al mercado inmobiliario porque la economía española está especializada en la producción de esos bienes y servicios. Lo mismo ocurría con la americana, se había dado una alta especialización del mercado laboral en la industria inmobiliaria y cuando en la etapa de ajuste se corrigen las manipulaciones de la burbuja crediticia, el mercado inmobiliario libera los factores que no reportaban utilidad subjetiva a los capitalistas y ello revierte en un mayor paro.
2. La intensificación de la fase de degradación de la liquidez aumenta los problemas de ajuste del mercado laboral
El problema es, ¿cómo sabemos si realmente el desajuste entre la oferta y la demanda laboral corresponde a la inmovilización de recursos en el sector inmobiliario o no? Para ello, deberíamos comprobar lo que nos indican los precios del mercado inmobiliario. Si el aumento de los precios del mercado fue acompañado de una intensificación de la mano de obra en este sector, entonces es la teoría austriaca del ciclo económico y los desajustes que se provocan al degradar la liquidez mediante la manipulación de los tipos de interés la que explicaría el desempleo estructural americano:Como podemos observar, el auge de precios en el mercado inmobiliario se corresponde inmediatamente a una recuperación de los empleos en este sector lo que vuelve a confrontarse con la tesis demográfica que estamos refutando. Los precios fueron al alza por las insensatas políticas de Greenspan aunque esto no venga al caso ahora, sí se observa cómo las también insensatas políticas de Bernanke están reimpulsando el índice de precios inmobiliarios y con ello el empleo en construcción, ¿se están volviendo a inmovilizar factores en el mercado inmobiliario sin que éste haya corregido sus graves desajustes? Eso es mucho más discutible. Mi opinión es que sí, aunque requeriría un debate más profundo para defenderla.
Lo que sí prueban estos dos gráficos es que la causa desestructural del desempleo está fuertemente influenciada por la economía y no por la demografía. De ser así, sosteniendo la tesis de Ángel, la tasa no habría variado pese a los ciclos de auge y depresión (o habría variado poco) aunque esto vemos que no ha sido así. Además, vemos fluctuaciones en el caso concreto del sector inmobiliario de más de dos millones de trabajadores que nos hacen descartar esta tesis.
Por el lado de la oferta laboral (los trabajadores) está fuertemente especializada en el sector burbujístico debido a una inmovilización que se hace posible con las políticas de la Fed y por el lado de la demanda laboral (las empresas) se han obtenido perversos incentivos de inversión en este tipo de industrias a través, también de la manipulación de tipos de interés.
Sin embargo, Ángel me podría decir que con lo aportado hasta el momento no justifico la caída en la teoría de la fuerza laboral con datos económicos. Pues bien, podríamos argumentar que el hecho de que se inmovilicen recursos en un sector que sobreproduce implica (puesto que debe cumplirse la ley de Say) que se produce infraproducción en otros. La inmovilización masiva de trabajadores en construcción quiebra la división del trabajo cuando ésta se manipula por la Fed. Ello provoca, en última instancia, que una menor parte de la población se sume a la fuerza laboral del país al ver que sus especialidades no son demandadas mientras que otra parte, muy poco productiva y no tan deseada en el libre mercado, sigue inmovilizada en el mismo sector.
Aún así, podríamos establecer una última causa más. La falta de emprendimiento. En consonancia con la doctrina de las letras reales y con alguno de los trabajos académicos sobre el patrón oro presentados en los últimos tiempos, se argumenta que el bloqueo del mercado de letras supone la primera piedra del desempleo estructural en una economía. Esto sería debido a que provoca una mayor dificultad en la financiación el acceso al mercado crediticio que el descuento de letras. Si bien esto pudiera ser correcto, no hay manera de comprobarlo con la situación actual. Pero sí podemos observar la variación de la velocidad del dinero respecto a la fuerza laboral para observar cómo este indicador se correlaciona con la fuerza laboral:
Así, observamos como el bloqueo de la velocidad del dinero se está traduciendo en una caída de la fuerza laboral y podríamos señalar al dinero como continente de otro de los fallos estructurales de este mercado. Viendo que Bernanke no está pudiendo generar inflación porque traslada sus impulsos a especulación en mercado de deuda pública, el aumento de la velocidad del dinero no se nos antoja como probable y, por tanto, tampoco sería probable el aumento de la fuerza laboral.En conclusión, aunque el motivo demográfico pudiera resultar intuitivo, no debemos aceptarlo. Hemos demostrado como los problema de Estados Unidos son del tipo estructural: de su mercado de mano de obra (con errores de sincronización entre oferta y demanda) por el mercado crediticio basado en unos billetes bancarios no convertibles en nada, ni siquiera en oro.