En los últimos meses han vuelto los titulares sobre la expectativa de que las compañías de generación eléctrica vuelvan a recuperar la nueva inversión en energías renovables, principalmente eólica y fotovoltaica. Los inversores que leen estas informaciones se plantean de forma justificada si las compañías que se dedican a este sector pueden verse beneficiadas de las nuevas subastas de generación regulada que se han realizado y que se espera que aumenten.
La primera idea que se viene a la cabeza es que una compañía como Siemens Gamesa que vende los aerogeneradores puede verse claramente beneficiada, o también las encargadas de la explotación de las plantas como Iberdrola o Gas Natural. Sin embargo, el impacto de que en un mercado concreto como el español se subasten más megavatios para estas energías no parece demasiado importante. Siemens Gamesa opera ya a nivel mundial y los países en desarrollo representan una parte mucho más importante de su negocio que el volumen de negocio que pueda ganar en España.
Del mismo modo, Iberdrola opera con todo tipo de plantas y fuentes de energía, también en diferentes países, de forma que una mayor generación eólica aunque sea en sus plantas significará menores ventas de sus plantas de ciclos combinados, nucleares o hidroeléctricas. En términos netos, a Iberdrola no le afecta mucho qué energías se ven beneficiadas frente a otras, ya que tiene los pies puestos en prácticamente todas. Además, el negocio de generación de energía representa solo la mitad de su resultado de explotación, ya que también opera como distribuidor de la red (negocio regulado).
Así que esta información sobre mayor inversión en renovables en España queda diluida entre muchas otras circunstancias y factores, por lo que no deberíamos considerar que tenga un impacto destacable en las compañías mencionadas anteriormente.
No es el caso de Red Eléctrica Corporación, la operadora y encargada de realizar las inversiones del transporte eléctrico en España. Es posible que una mayor inversión en renovables como la solar, y sobre todo la eólica, requiera inversiones importantes en transporte eléctrico. La razón es puramente técnica, tanto en la energía eólica como en la fotovoltaica no hay control sobre el momento en el que se produce la energía, Es decir, los aerogeneradores producen energía cuando sopla el viento, algo totalmente fuera a nuestro control. Como el almacenamiento de energía es económicamente inviable a gran escala (a escala más pequeña es otro debate), el sistema eléctrico se ve obligado a coordinar la producción con el consumo de forma inmediata. Esto provoca que en ciertas partes de la red haya superávits y déficits de generación, por lo que es necesario gestionar lo mejor posible esos desequilibrios.
En las centrales de ciclo combinado, el operador de la planta tiene el control casi total de cuándo se produce la energía o no, por lo que no suponen un gran problema para el operador de red. Sin embargo, en las centrales que producen de forma intermitente y al albur de las condiciones meteorológicas, es necesario realizar mayores inversiones en la red de transporte para compensar los superávits y déficits inevitables que se producen. Si por ejemplo, el viento está soplando en la zona Norte y no en la zona Sur, sería posible trasvasar el superávit del Norte y compensar el déficit en la zona Sur en determinado momento con una interconexión entre las dos zonas.
Cuanto mayor sea la capacidad de interconexión, con más eficiencia se pueden gestionar esos desequilibrios tiene el sistema. Esta es la razón principal por la que las inversiones en energías renovables traen consigo a medio y largo plazo mayores necesidades de inversión en la red. Las interconexiones también serían necesarias sin el problema de la eólica y solar (aunque quizás en menor medida) ya que las plantas más eficientes podrían exportar energía a otras áreas, reduciendo el coste medio de producción del sistema. Este factor apoya fuertemente el potencial de crecimiento de Red Eléctrica como negocio, ya que sabemos que van a seguir siendo necesarias fuertes inversiones en transporte para la próxima década, y estas son el origen de los principales beneficios de la compañía. De momento, la competencia para entrar en esta actividad está cerrada en el caso de España (Red Eléctrica es un monopolio), aunque hay intentos de la Unión Europea para exigir la apertura del mercado para las interconexiones entre países. En cualquier caso, debido al saber hacer (know-how) y la experiencia, Red Eléctrica sería la compañía en mejor posición para ofrecer una combinación coste beneficio más atractiva (se le considera un líder mundial en cuanto a tecnología y prestaciones técnicas).
En otras palabras, si tengo que mencionar una compañía beneficiada por el aumento de inversión en energías renovables a medio y largo plazo, esta sería Red Eléctrica. No es lógico esperar que las inversiones en transporte vayan a acelerarse a corto plazo porque haya más parques eólicos, pero sí nos garantiza que se seguirán realizando fuertes inversiones en el sistema eléctrico a largo plazo, lo cual es un punto esencial a la hora de descontar el futuro de una compañía y en cualquier tesis de inversión. Esta es la gran diferencia entre Red Eléctrica y Enagás, ya que en el sistema gasístico no se dan las circunstancias para acelerar o aumentar de forma significativa la inversión en el transporte de gas, ya que la técnica sí permite su almacenamiento y no requiere grandes inversiones en transporte como en el caso del sistema eléctrico.
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