En los últimos años hemos sufrido una serie de políticas irresponsables por parte de los Gobiernos y Bancos Centrales, que premian el gasto y el endeudamiento y perjudican al ahorrador.
Los Gobiernos se esfuerzan por aumentar los impuestos a ciudadanos y empresas para poder así gastar cada vez más, lo que ha llevado a que los países estén tremendamente endeudados. No se dan cuenta que a todos nos iría mucho mejor si controlaran lo que gastan y bajaran los impuestos, ya que incentivaría la economía y nos haría crecer de forma sana y sostenible.
Los Bancos Centrales como se puede ver en el siguiente gráfico, han manipulado artificialmente los tipos de interés, manteniéndolos en unos niveles inusualmente bajos para beneficiar a los países más endeudados.
Por otro lado han inundado el mercado de liquidez con el objetivo de que apareciera por fin la esperada inflación, la única salida posible a esta situación. Pongamos un ejemplo básico; un país tiene un PIB de 100 millones de euros y una deuda del 100%, es decir, de 100 millones de euros también. Si la inflación es de un 3%, el PIB al año siguiente solo por este efecto sería de 103 millones y la deuda que seguiría siendo de 100 millones ahora representaría solamente un 97% del PIB.
Es decir, la deuda en términos reales sería menor solamente por la inflación. Pero lo mismo ocurre para el que tenga sus ahorros en un depósito al 0,50%, ya que verá como su dinero en términos reales vale cada vez menos. Aquí se ve como se premia al que gasta y se endeuda sin control y como se perjudica al ahorrador.
El problema es que los Bancos Centrales no han conseguido lo que buscaban ya que el dinero que han inyectado se ha quedado en los bancos, quiénes no lo han prestado masivamente para no cometer los mismos errores que nos llevaron a la crisis financiera de 2008. Esto junto a la caída en los precios del petróleo y el efecto Amazon (Ahora comparamos precios en internet antes de comprar cualquier cosa) han hecho que la inflación no apareciera. Pero desde Estados Unidos se están empezando a tomar medidas proteccionistas que pueden conducir a una guerra comercial y quizás a un incremento de los precios.
Un enfrentamiento económico con Estados Unidos no nos beneficiaría ni a ellos ni a nosotros ya que podría acabar con estos años de bonanza económica que llevamos y provocar una nueva recesión, cuando en algunos países todavía sufrimos los efectos de la última crisis.