Un pilar esencial del avance científico... y de La humanidad

1 de enero, 2018 0
Treinta años Economista Titulado del Banco de España. Economía internacional. Autor del blog "Decadencia de Occidente", blog sobre los estragos... [+ info]
Treinta años Economista Titulado del Banco de España.... [+ info]

De “Conversable Economy”, extraigo estos dos párrafos de Adam Smith y David Hume, que expresan desde luego lo mínimo:necesario para que un equipo de científicos logren avanzar hacia su objetivo. Es más, no creo que pueda haber muchos equipos científicos eficientes sin las características descritas por estos dos pioneros de la Economía. 

1) David Hume.

Como escribió David Hume en 1742, tiene sentido aunar "el conocimiento riguroso con el mundo de lo conversable". Hume añadió: "¿Debe todo nuestro discurso ser una serie continua de chismes y comentarios ociosos? ... No puedo dejar de considerarme como una especie de residente o embajador entre los dominios de aprendizaje a los de conversación, y creo que es mi constante deber promover una buena correspondencia entre estos dos estados, que tienen una gran dependencia unos de otros ". 

2) Adam Smith

La franqueza y la apertura potencian la confianza. Confiamos en el hombre que parece dispuesto a confiar en nosotros. Vemos claramente, creemos, el camino por el cual quiere conducirnos, y nos abandonamos con placer a su orientación y dirección. La reserva y la ocultación, por el contrario, provocan desconfianza. Tenemos miedo de seguir al hombre que va no sabemos dónde. El gran placer de la conversación y la sociedad, además, surge de una cierta correspondencia de sentimientos y opiniones, de una cierta armonía de mentes, que como tantos instrumentos musicales coinciden y mantienen el tiempo el uno con el otro. Pero esta armonía tan placentera no se puede obtener a menos que haya una comunicación libre de sentimientos y opiniones. Todos deseamos, por este motivo, sentir cómo se influyen mutuamente, penetrar en los pechos de los demás y observar los sentimientos y afectos que realmente subsisten allí. El hombre que nos complace en esta pasión natural, que nos invita a su corazón, que, por así decirlo, nos abre las puertas de su pecho, parece ejercer una especie de hospitalidad más deliciosa que ninguna otra. Ningún hombre, que tenga buen temperamento, puede dejar de complacer, si tiene el coraje de expresar sus verdaderos sentimientos como los siente, y porque los siente. Es esta sinceridad sin reservas la que hace que hasta el parloteo de un niño sea agradable. Cuán débiles e imperfectos sean los puntos de vista de los de corazón abierto, nos complace entrar en ellos, y esforzarnos, tanto como podamos, para reducir nuestra propia comprensión al nivel de sus capacidades, y para considerar cada tema en el luz particular en la que parecen haberlo considerado. ... "El hombre que elude nuestras preguntas más inocentes, que no satisface nuestras más inofensivas indagaciones, que se envuelve claramente en una oscuridad impenetrable, parece, como si dijéramos, construir un muro alrededor de su pecho. Nos adelantamos para entrar en él , con toda la ansiedad de la inofensiva curiosidad, y nos sentimos de pronto rechazados por la violencia más grosera y ofensiva ".

Es facil adivinar que eran buenos amigos, que se apoyaron mutuamente y que posiblemente, gracias a sus conversaciones, llegaron lejos en sus indagaciones. Sin embargo, eso no les obligó a coincidir en todo. 

Para terminar, recordemos lo decía el gran filósofo Michael Oakeshott sobre la conversación libre, como la forma que integra el intercambio de conocimientos entre científicos, y define a la humanidad.

Creo que ésta es la imagen apropiada de la comunicación humana: apropiada porque reconoce la calidad, la diversidad y las relaciones apropiadas de las expresiones humanas. Como seres humanos civilizados, no somos los herederos de una investigación acerca de nosotros mismos y el mundo, ni de un cuerpo de información acumulada, sino de una conversación, iniciada en los bosques primitivos y extendida y vuelta más articulada en el curso de los siglos. Es una conversación que se desenvuelve en público y dentro de cada uno de nosotros. Por supuesto, hay argumento e investigación e información, pero siempre que éstos son útiles deben reconocerse como pasajes en esta conversación, y quizá no sean los pasajes más cautivantes. Es la capacidad para participar en esta conversación, y no la capacidad para razonar convincentemente...


Este artículo no tiene comentarios
Escriba un nuevo comentario

Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.

Síguenos en:

Únete a inBestia para seguir a tus autores favoritos