Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.
Aldous Huxley
Un estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre.
Un Mundo Feliz, Aldous Huxley
La Fundación del BBVA ha presentado recientemente un estudio donde los españoles quedamos retratados como una sociedad prominentemente intervencionista -en comparación con otras de la UE-, reclamando al Estado una mayor fiscalización de la economía y otros sectores del país. De las conclusiones que extrajo Manuel Llamas sobre el estudio destaca esta sentencia tan real como demoledora: “se prefiere aumentar el gasto para estimular el crecimiento antes que implementar recortes para cuadrar las cuentas públicas.”
Dejemos al S.XXI y a España a un lado. En 1932, Londres, Aldous Huxley publica una novela que se convertirá en referente de la literatura y, en particular, del género de la Ciencia-Ficción. Un Mundo Feliz (Brave New World) es la historia de una distopia, o lo que es lo mismo, la utopía que se convierte en la peor de las pesadillas. La obra responde a multitud de análisis desde la defensa al buen salvaje rousseauniano, hasta la crítica a los métodos de reproducción en masa -principalmente a Henry Ford y su modelo T- pasando por una defensa de los valores tradicionales, especialmente la Familia -los habitantes del mundo feliz carecen de ella-. Sin embargo, es en otros aspectos donde las semejanzas entre la distopia de Huxley guardan un asombroso parecido con España y los españoles del 2013.
Los personajes de la novela trabajaban, no para prosperar y crecer tanto personalmente como profesionalmente, sino para cumplir las directrices planificadas por el Estado Mundial. También es la Autoridad quien provee a los ciudadanos de sus necesidades por medio del racionamiento. El trabajador español, no alcanza esos niveles, aunque el salario de cinco de los doce meses del año son para el Estado, vía impuestos. Eso sí, según revela el estudio del BBVA, lo hace con sumo gusto pues para mantener el mal llamado Estado de Bienestar parte de sus rentas deberán destinarse al ámbito de lo público, ya sean, colegios, albergues juveniles, subsidios, carreteras, paseos marítimos, seguridad, instalaciones deportivas, cajas de ahorro...
Los españoles estamos a medio camino de dedicar nuestra productividad al Estado por completo, tal y como sucede en la obra de Huxley. Además un amplio consenso en la sociedad, como demuestra el infome, no parece señalar la dirección contraria, esto es, recortar el peso del sector público. Por lo tanto, la primera semejanza entre el mundo de la ficción y la realidad es palpable.
El segundo parecido se conoce como Soma o la droga perfecta que proporciona la felicidad a los personajes de la novela y, por si fuera poco, no tiene efectos secundarios, ni tan siquiera provoca resaca. Son las Autoridades del Mundo Feliz quienes proporcionan este maravilloso medicamento, es más, alientan su consumo y los facultativos lo recetan con total discrecionalidad. Soma es gratuita, tan gratuita como las Pensiones, la Sanidad y la Educación, la Santísima Trinidad del Estado de Bienestar.
La verdadera droga perfecta de las economías más desarrolladas se encuentra a buen recaudo para proteger el bien público. Desde finales del 2007, el Banco Central de Japón (BoJ), la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo ha expandido el crédito en 4.700 Billones de dólares. Para finales del 2014 se estima que alcanzará la cifra de $6.000 Billones según Bloomberg
Estas cantidades se escapan al entendimiento de los mortales casi tanto como la deuda de los EE.UU., en http://www.usdebtclock.org/# está actualizado al segundo. En España, la dinámica es la misma:
¿Y cómo responden las Bolsas cada noticia de un nuevo Twist, Quantitative Easing o Inyección de Liquidez? Pues las propuestas del primer ministro japonés Abe, de las que ya hablamos aquí, han sido recibidas con alborozo en el Nikkei, el IBEX nipón:
Verdaderamente vivimos en Un Mundo Feliz