El 25 de julio escribía un borrador de artículo para su publicación en el mes de septiembre, algo que nunca llego a producirse. Como principal razón estuvo el hecho de que el sentimiento del mercado y del público en general no se encontraba, al menos en mi opinión, en un punto de euforia. De hecho, creo que no alcanzaba ni tan siquiera unos niveles de optimismo razonables. No pretendo con esto atribuirme ningún mérito, nada más lejos de la realidad, ya que si no lo publiqué fue porque entendía que las probabilidades de suceder eran inferiores a lo inicialmente pronosticado. Únicamente pretendo ilustrar cómo el mercado, la evolución de las variables económicas y las fuerzas que operan en el mismo así como la velocidad del cambio, las dudas y los cambios de sentimiento están convirtiendo las bolsas en un torbellino de ascensos y descensos (sobre todo estos últimos) que pueden arrastrar a quién intervenga en los mismos. La indefinición es la nota más relevante y el pesimismo es extremo, más allá de lo razonable a tenor de lo sucedido en otras épocas ante un peor escenario y peores indicadores. Es cierto que partimos de un nivel en los índices muy superior al de situaciones anteriores y no es menos cierto que algunos indicadores en algunos países son algo negativos. No obstante, algunos de los peores pronósticos deberían cumplirse para que tuviera sentido lo sucedido más allá de la explicación de un crash correctivo en el proceso normal de consolidación de niveles.
Ahora sólo nos resta esperar a la confirmación o no de los temores y probablemente antes de que suceda lo uno o lo otro, teniendo en cuenta la velocidad del mercado si dicha velocidad se mantiene, el mercado lo descontará. Sigo pensando que todo no es tan malo como se dice, especialmente en EEUU, pero mi opinión no tiene valor alguno y sólo el devenir de los acontecimientos dará o quitará la razón. Además, debemos tener en cuenta que la dirección que tomen nuestros políticos, considerando a los Bancos Centrales una extensión de los políticos, podría tener cierto impacto e inclinar la balanza a un lado o al otro.