Cuando el 19, el 20 y el 23 de marzo todo se derrumbaba y los gurús y los medios se afanaban en dibujar un futuro peor que el post 1929 y la Segunda Guerra Mundial juntos, había también algunos inversores, no tan inteligentes como aquellos, pero bastante más perspicaces, que fueron comprando lo que la mayoría no quería. Y hoy tienen beneficios de un 20 - 30 por ciento.
Un aplauso para ellos, porque a los valientes el mercado siempre les acaba recompensando.
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