"Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada." - Henry-Louis Mencken
Con estas cuatro palabras ha bautizado la Asociación Española de Banca (AEB) a su programa en el que más de 400 voluntarios, empleados de banca, impartirán talleres sobre conocimientos financieros y económicos básicos en más de 100 escuelas de nuestra geografía a escolares de tercero y de cuarto de ESO. Pueden ver el detalle del programa en este enlace. Entre otros, a los alumnos se les enseñará a realizar su propio presupuesto o se les hablará de la importancia del ahorro o las consecuencias del endeudamiento (crucial en un país en el que, salvando casos concretos, las obligaciones se convierten en derechos).
Aplaudo la extraordinaria iniciativa de la asociación que preside José María Roldán Alegre y que acompaña a otras existentes como la promovida por EFPA (Asociación Europea de Asesores Financieros) con su proyecto de educación financiera (pueden consultar el detalle en este enlace) que debe establecerse como indispensable en nuestro sistema educativo. No para decidir si pagar la comida o la hipoteca sino para transmitir los conocimientos y valores adecuados acerca de los beneficios de la planificación y de la inversión (entendida ésta como ahorro a largo plazo si me permiten la licencia). En suma, hacer ver que los recursos que precisamos para acometer nuestros objetivos (coche, vivienda,...) dependen sólo de nosotros mismos y de nuestra capacidad para preverlos.
Entiendo que a los 14 años no puedes incorporar elementos como el perfil de riesgo en la educación financiera. Cierto es que las materias citadas en el anterior párrafo requieren por sí mismas su tiempo de maduración y de incorporación a los hábitos. No obstante, considero importante ir introduciéndolo máxime en nuestra sociedad en donde el activo en el que invertir lo escoge más la moda que la aversión al riesgo. De este modo, el perfil inversor del cliente se ve continuamente amenazado por el momento del mercado.
El ejemplo más concreto de esto lo podemos encontrar en la situación actual en la que los tipos bajos y los retornos hasta negativas en depósitos y bonos gubernamentales están provocando que el inversor más conservador lleve su atención a productos sí más rentables y también, y como consecuencia, de mayor riesgo obviando su poca tolerancia a los movimientos del mercado y, en especial, a aquellos que pueden reportarle pérdidas en su patrimonio.
Consustancial a la planificación y al ahorro se encuentra la fiscalidad que tiene enorme incidencia en lo anterior. La ingeniería fiscal ya no queda reservada a la observancia internacional, no hace falta. Tenemos dentro de nuestro territorio una divergencia tal propia de un territorio carente de identidad y de planificación común y de largo plazo en materias tan importantes para el desarrollo de una sociedad como son las concernientes a la educación, la economía y fiscalidad. A ver si la amenaza del populismo devuelve sentido de Estado al resto de partidos y dejan atrás egos y colores para trabajar, durante el tiempo que haga falta, juntos en aras a dar a nuestro país las armas suficientes para ser atractivo tanto en libertad económica como en competencia fiscal.
Quizás sólo así podamos avanzar puestos en índices tan indicativos como PISA y el referente a la libertad económica al cual le influyen los parámetros siguientes (coincidentes con los destacados en el párrafo anterior):
Comprueben por ustedes mismos las diferencias de la carga tributaria del impuesto sobre la renta según comunidades y cliquen sobre la imagen para observar como se extiende al resto de impuestos:
Visto lo anterior, y con el objetivo de estar más alineados con las nuevas generaciones, no hay que olvidar la creciente movilidad que está experimentado el sector financiero y que ya plantea nuevos escenarios de aproximación con los clientes que son distintas a la que hasta ahora habían.
Una publicación reciente se hace eco del creciente uso que hacen los jóvenes de las aplicaciones bancarias:
Así que iniciativas como las comentadas en los párrafos iniciales son más que necesarias para proveer de los conocimientos necesarios que contribuyan a la generación de recursos propios y rompan la enorme dependencia del endeudamiento para la compra de coches, casas e incluso viajes. Del mismo modo, la actualización y adaptación de la banca a las nuevas tendencias tecnológicas es más que necesaria.
A este respecto, la mejor de las pistas nos la dio, una vez más, Francisco González, presidente del grupo BBVA, en el pasado Mobile Wolrd Congress celebrado en Barcelona en donde afirmó que "en el futuro el BBVA será una firma de software" (ver noticia). Así que lo verdaderamente disruptivo será el conocimiento pues el resto lo aportará la tecnología.
Somos los protagonistas del cambio, definamos el modo y disfrutémoslo. Los retos que nos presentan las finanzas (en el sentido de mayor libertad) y la tecnología son apasionantes. El gran secreto del momento actual es que la transformación debemos hacerla juntos.
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