Uno de las primeras ordenes ejecutivas de Trump ha sido la de someter a revisión la ley Dodd-Frank, que se hizo para evitar que se dieran las debilidades bancarias que originaron la gran crisis de 2008.
No sabemos cuál será el r sultaso, pero el aire despectivo de Trump al hablar de dicha ley hace temer lo peor: que suspenda sus aspectos principales.
Jeffrey Frankel le dedica un artículo, en el que deja claro la importancia de esa ley, manifiestamente memorable desde luego, pero con algunos puntos capitales que deberían ser intocables. Dodd-Frank’s key features – such as higher capital requirements for banks, the establishment of the Consumer Financial Protection Bureau, the designation of Systemically Important Financial Institutions, tough stress tests on banks, and enhanced transparency for derivatives – have strengthened the financial system considerably. Undermining or rescinding them would substantially increase the risk of an eventual recurrence of the 2007-2008 financial crisis.
Efectivamente, esos puntos son clave para que no se vuelva a repetir una crisis tan salvaje. Pero eso a Trump le importa una higa, y ha cedido a las presiones de sus amigos banqueros más poderosos. No hay duda que el sistema financiero americano ha ganado en solidez, y podía ganar aún más si se reforzarán alguno de esos puntos. Pues no, demos media vuelta, que lo importante es ganar dinero a corto plazo.
¿En que podría mejorar la ley, si se mantuviera en vigor?
This is not to say that current legislation could not be improved. The most straightforward way to do that would be to restore some of the worthwhile features of the original plan that have been weakened or negated over the last seven years. Dodd-Frank might, in theory, also benefit from a more efficient tradeoff between the compliance costs that banks and other financial institutions confront and the danger of systemic instability (in areas like the “Volcker Rule” restricting proprietary trading by banks).
But achieving this would be a difficult and delicate task. Contrary to what some in the financial industry seem to believe, there is no evidence that Trump will manage it properly. On the contrary, even before the review of Dodd-Frank gets going, Trump has already gotten financial regulation badly wrong.
Pero para aspirar a ello habría que mantener la ley en vigor, obviamente.
Otra cosa que ha suspendido Trump es la disposición que iba a entrar en vigor en abril llamada "regla fiduciaria", que establecía un mayor equilibrio entre clientes e intermediarios en el mercado en beneficio de los primeros.
As Trump ordered the review of Dodd-Frank, he also suspended implementation, pending review, of the so-called fiduciary rule, adopted, after extensive preparation, by President Barack Obama’s administration. The rule, which was supposed to take effect in April, is intended to ensure that professional financial advisers and brokers act in the best interests of their clients when collecting fees to advise them on assets invested through retirement plans.
Se trataba de que hubiera más transparencia y, por ende, más confianza de los clientes (siempre a merced de la asimétrica información que controlan los intermediarios). Sin perjudicar a estos cuando su intención no es abusar del cliente. Es como si se obliga a un vendedor de coches a comprobar que no ha manipulado el cuenta kilómetros, lo que no le importará si no tiene intención de engañar.
Pues otra cosa que se cepilla Trump.
Ya he dicho que Trump ha ganado las elecciones manipulando un sistema de Big Data para influir en n la orientación electoral de los indecisos. Sus promesas son incumplibles: no van a volver los empleos con los que sueñan sus votantes, empleos que han desaparecido no sólo por la competencia exterior, sino porque el avance tecnológico impide que esas líneas de producción vuelvan a ser factibles. En realidad está haciendo todo lo contrario para volver a ese imposible, y en este caso de la Dodd-Frank, está haciendo lo posible para que el sistema financiero vuelva a ser un riesgo sistémico.