Pero todo esto NO olvida al mayor responsable de la pesadilla en la que ahora nos encontramos: el neoliberalismo.
Esta visión del mundo –completamente encarnada por Hillary Clinton y su maquinaria DEL MÁS DE LO MISMO
—el ultraliberalismo— que ha eliminado todo control y regulación del capitalismo especulativo y ha destruido el pacto social —una redistribución limitada de la riqueza— sobre el que se asentaban las democracias de la llamada sociedad del bienestar.
Aquí está lo que necesitamos entender: hay un infierno lleno de gente que está sufriendo. Bajo las políticas neoliberales de desregularización, privatización, austeridad y acuerdos corporativos, su nivel de vida ha caído en picado. Han perdido sus trabajos. Han perdido sus pensiones. Han perdido gran parte de la red de protección que solían utilizar para hacer que esas pérdidas fueran menos aterradoras.
Ven un futuro para sus hijos incluso peor que su precario presente.
Al mismo tiempo, han presenciando el ascenso de la clase de Davos, una red hiperconectada de millonarios procedentes del sector bancario y tecnológico, líderes electos que están terriblemente cómodos con esos intereses y estrellas de Hollywood que hacen que todo parezca insufriblemente glamuroso.
Los que sufren no están invitados a formar parte del éxito, y saben de corazón que este aumento de riqueza y de poder está, de alguna manera, directamente conectado con el crecimiento de su deuda y de su indefensión.
Para la gente que veía la seguridad y el estatus como un derecho de nacimiento –esto significa para la mayoría de hombres blancos– esta pérdida es inaguantable.. Es un levantamiento populista global, la angustia blanca, la rabia electoral y un rechazo de los poderes que existen.
"Y Donald Trump apela a vuestro dolor"
La élite neoliberal no tiene nada que ofrecer ante este dolor porque el neoliberalismo fue el creador de la clase de Davos. Gente como Hillary y Bill Clinton son el brindis de la fiesta de Davos. En realidad, ellos organizaban la fiesta.
El mensaje de Trump fue: "Todo es un infierno". Y la respuesta de Clinton fue: "Todo está bien". Pero no está bien, nada más lejos de la realidad.
¿ Seremos capaces de avanzar unidos contra los adoradores del poder y del dinero, por fin?
Se podrían modelar políticas que luchen contra el fascismo institucionalizado, la desigualdad económica ,la corrupcion y recortes solo para el pueblo
Sólo una alternativa de izquierda sólida y decidida, que ofrezca una salida del estercolero al que nos ha llevado el neoliberalismo, puede impedir que sectores de las clases populares sigan los cantos de sirena de la demagogia fascistoide.
La bomba de relojería está activada y el tiempo va corriendo. Pero lo que sabemos de los años 30 es que lo que hace falta para combatir contra el fascismo en una verdadera izquierda..PODEMOS
John Carlin, apunta una pista: el miedo. "En los tiempos que corren, crear miedo a base de mentiras, y después declarar que uno es el dueño de la solución para acabar con el miedo, es la fórmula electoral ganadora".
Ese parece haber sido el secreto de Donald Trump, aventar unos temores que ya existían. Y una sociedad atemorizada, algo en lo que apenas nadie había reparado, ha optado por él porque cree que les va a salvar
No me extrañaría nada que tácticas semejantes aparezcan detrás del proceso que ha llevado al PP al Congreso de los Diputados
A lo mejor Donald Trump y Rajoy no están tan lejos, por supuesto en los trasfondos y en las tácticas: asustar, o al menos apoderarse de los miedos a base de magnificarlos, y presentarse después como salvadores.
https://twitter.com/vmm7773/status/735033702502273024/photo/1?ref_src=twsrc%5Etfwhttp://images.eldiario.es/opinion/Debate-politico-altura_EDICRT20161110_0003_14.jpghttp://images.eldiario.es/blogs/Clase-media_EDICRT20161112_0002_14.jpg