Mientras la actualidad financiera mediática no deja de entretener a la comunidad inversora con las aventuras y desventuras helenas, el inversor pasivo o conservador aprovecha los días de sol y playa entregado al ocio y a la tranquilidad psicológica que la indexación al SP500 o incluso al IBEX35 le regala entre, eso sí, mortales dosis de aburrimiento. Una vez vista la performance a 20 años de ambos índices, señalando las diferencias entre los dos y los resultados que era muy probableobtener acompañados del persistente fenómeno de la reversión a la media de la rentabilidad bursátil a largo plazo, toca ahora movernos en la comparativa a menos tiempo. El muy largo plazo estandariza grosso modo las rentabilidades de índices grandes, amplios y representativos quetiendan a la eficiencia. Pero si nos movemos en plazos más reducidos el partido cambia y deja de ser un eterno empate para convertirse en un intenso toma y daca.
Vamos a exponer ahora los resultados de una indexación al SP500 y al IBEX35 tomando como referencia los últimos 15, 10 y 5 años utilizando los dos métodos de indexación ya teorizados en la saga GFA, la Guerra Financiera Asimétrica, esto es, elpromedio del coste monetario lineal y el promedio del coste monetario progresivo. Las consideraciones generales sobre la indexación ya las hemos expuesto y a ellas nos remitimos así que aquí y ahora, entre tormentas y resacas griegas, nos ceñiremos a la comparativa particular y concreta del SP500 y del IBEX35.
15 Años de órdago
Así le había ido al IBEX35 en los últimos 15 ejercicios mediante un sistema de indexación lineal, 1.200€ anuales aumentados un 3% compuesto anual como contramedida inflacionaria:
Los quince peores años de nuestras vidas bursátiles no habían sido al final para tanto. La increíble fortaleza del promedio del coste monetario derrotaba finalmente a intensos períodos bajistas salvaguardando la integridad del capital. Eso sí, de la rentabilidad mejor “vuelva usted mañana.”
Por su parte al SP500 las cosas le van mejor:
Le van relativamente bien para una cantidad fija invertida de una sola vez en el año 2000 y mejor aún usando el promedio del coste monetario lineal. Como ya hemos señalado otras veces es cuando pintan bastos y no cuando todo sube y everybody se cree Buffett cuando la indexación promediada ofrece su mejor cara. Porque lo importante es sobrevivir.Después de eso, ganar es mucho más sencillo. Es lo que hacen los vivos: vivir.
Si nos vamos ahora a los resultados de la indexación progresiva nos encontraríamos con lo siguiente en el IBEX35:
En particular, un mayor ahorro. Recuerde que una de las ventajas psicológicas más importantes del promedio del coste monetario progresivo era elevar automáticamente el nivel de ahorro. De manera reactiva, el inversor se autoforzaba a incrementar su aportación aprovechando las debacles bursátiles. Que es lo que hay que hacer cuando juegas a largo. Se mejoraba de esta manera no sólo la rentabilidad general del índice sino además la obtenida mediante la indexación lineal.
El hecho de que el IBEX35 haya soportado más años bajistas que el SP500 tiende a igualar las cantidades finales obtenidas aunque de diferente manera: en el SP500 porque la rentabilidad es mayor y en el IBEX35 porque las circunstancias fuerzan un ahorro más elevado:
Como puede observar e independientemente de que a un índice le haya ido mejor que al otro lo cierto es que la lluvia de tortazos bursátiles recibidos entre el año 2000 y 2014 se quedan en caricias cuando el inversor del SP500 machaca su bolsa con el promedio progresivo. Los resultados mejoran la rentabilidad general del índice y también a la indexación lineal.
10 Años de tortazos mal repartidos
La década ominosa trajinada linealmente se queda en mucho menos tanto para el IBEX35:
como para el SP500:
Nadie pierde pero el SP500 machaca, acercándose además a la media de la rentabilidad bursátil esperada a largo plazo. Aún le queda por remar para igualar a los resultados estandarizados a 20 años pero en conjunto estamos cerca de donde tenemos que estar. No así el IBEX35 que recibe más patadas en la espinilla. En ambos casos el promedio del coste monetario lineal ayuda a atemperar los batacazos del parqué y sienta las bases para que más adelante las penurias del pasado dejen lugar a las alegrías del futuro.
Las diferencias aparecen en este contexto “decadaminoso” en la variante progresiva de la indexación. Aquí el IBEX35:
Otra vez se ahorra más y se mejora la rentabilidad. En el SP500 hay menos margen para la progresividad pero los resultados son buenos:
El SP500 progresivo mejora un poco los resultados del SP500 lineal y tal como sucedía en el caso progresivo de los 15 años ambos índices terminan con más o menos cantidades acumuladas similares cuyo origen es diverso: la mayor rentabilidad en el caso del SP500 y el mayor esfuerzo inversor en el supuesto del IBEX35.
El quinquenio de las diferencias futuras
Una y otra vez se escucha la cantinela de que “quién va a ahorrar durante 15 o 20 años de esta manera” o peor aún “es que yo quiero el dinero ya.” Esta es una cuestión que debe responderse de la siguiente manera: usted como inversor debe conocer para qué quiere realmente invertir y ahorrar y a qué plazo pretende hacerlo. Si no asocia su proceso inversor con metas y fines que tengan valor para usted o los suyos realmente está operando en los mercados sin objetivos. Si su meta es un abstracto “quiero ganar más dinero” tampoco es que esté yendo a ninguna parte en concreto. Ciertamente los planes, metas y objetivos pueden cambiar según las circunstancias individuales de cada persona pero si no sabe por qué ahorra e invierte aunque sea de una manera vaga y general lo más probable es que esa indeterminación y vaguedad en sus objetivos se transmita de la misma manera a su proceso inversor/especulador concreto y esa conjunción suele llevar aparejada resultados no positivos.
De todas maneras, para los impacientes o indecisos es quizá la performance del IBEX35 y SP500 en los últimos años lo que más puede llamarle la atención. En esencia la indexación casa bien con proyectos a largo o muy largo plazo, como la construcción de un paraguas financiero protector dedicado a un hijo o la jubilación o la adquisición de un segundo bien inmueble o cosas por el estilo. Lo que ocurre es que la potencia de fuego del promedio del coste monetario tanto lineal como progresivo le pueden abrir también las puertas al inversor que no sabe lo que quiere pero sí conoce el proceso indexador.
Así, el último quinquenio lineal del IBEX35 y del SP500 pinta de la siguiente manera:
La rentabilidad general del SP500, 13%-15%, quita el hipo a cualquiera y el inversor debería mentalizarse de que la misma obedece a la oportunidad del momento de inicio del período, año 2010, más que al patrón general de rentabilidad estandarizada del mercado bursátil. Cuanto menos tiempo media en el análisis de un índice menos concluyentes son sus resultados. No lo olvide porque al mercado le gustan las rimas.
La sorpresa viene en este caso más por el lado del IBEX35 que por el de su homónimo americano porque en un quinquenio desastroso el procedimiento disciplinado aunque monótono del promedio del coste monetario lineal ofrece la rentabilidad positiva que el lector puede observar en el cuadro. Lo cierto es que la inversión indexada en varios índices representativos mediante el promedio del coste monetario se descubre como una de las maneras más chorras de generar patrimonio. Es increíble que esto no se haya convertido en un instrumento de ahorro y capitalización masivo al servicio de la clase media. Quizá la explicación de esta marginalidad venga dada por la índole impenitente de la naturaleza humana de quererlo todo ahora y ya sumado a otros factores ambientales y culturales.
Y puestos ya con la comparativa de la indexación progresiva nos encontramos con lo siguiente:
El promedio del coste monetario progresivo no consigue mejorar sustancialmente la rentabilidad del lineal en el caso del SP500. No es de extrañar que sea así dado que tan sólo hay un ejercicio, el 2012, donde usarlo. En cambio, en el IBEX35 nos encontramos con la oportunidad de promediar progresivamente durante el 2011-2013. El SP500 machaca en rentabilidad al índice nacional pero éste permite realizar una mejor aportación de capital a precios moderados o incluso de ganga.
La importancia de lo anterior radica en lo siguiente: si el inversor es impaciente o no sabe lo que quiere o no tiene ningún plan puede tomar el dinero y correr. No hay pérdidas y su capital no sólo está intacto sino que además conlleva cierta y sorprendente rentabilidad. Nada comparado al SP500, claro. Sin embargo, y esto es quizá lo más importante, el inversor que sí sabe lo que quiere y tiene un plan (por ejemplo legar un colchón financiero a su hijo para que no tenga que hipotecarse como el desgraciado de su padre lo cual significa que su período de inversión es a 20-25 años) encuentra entonces aquí uno de esos hechos antiintuitivos que tanto cuesta asimilar psicológicamente, que no intelectualmente.
Nos referimos a que al inversor del plan hijo lo que le conviene de verdad no son mercados alcistas sino bajistas. Evidentemente en los primeros 15 o incluso 20 años (si sus objetivos son a 25) porque tal situación, en vez de constituir un drama, representa la oportunidad de adquirir activos reales bien a precios razonables, bien de ganga, bien puede incluso que de derribo. Además, si el porcentaje de años bajistas es significativo, como lo es en el IBEX35 a 15 y 5 años, la potencialidad del promedio del coste monetario progresivo funcionará como seguro anti-pérdidas acompañado del piloto automático del mayor esfuerzo ahorrador/inversor.
Nada es fácil. Pero hay algunas cosas que son sencillas.
Resultados del duelo SP500 vs IBEX35
Las diferencias de carácter entre uno y otro índice ya las perfilamos en el post anterior. Las de rentabilidad son mucho más patentes a medida que el período de tiempo es menor. De ahí que la recomendación de contar con dos o tres índices de referencia que incrementen la diversificación geográfica y material de la inversión indexada se torne como fundamental para tener éxito en esta infernal guerra plagada de enemigos y mercenarios aviesos por doquier, así como de veletas varios.
De la misma manera que sostenemos las inmensa ventajas de la inversión indexada como el método más sencillo y chorra de generar patrimonio a largo plazo para planes, metas y objetivos que tengan sentido en el mismo, lo cierto es que también hay que señalar sus límites. La rentabilidad vista de ambos índices a 20 años, tanto del SP500 como del IBEX35, es ese límite. No se deje deslumbrar por los resultados del SP500 desde el 2010 hasta ahora porque tal rentabilidad deriva de la fortuna de haber comenzado el período de análisis en una racha especialmente buena para la bolsa americana. Un quinquenio no es nada en la inversión indexada. No es el período de tiempo que le enseña el bosque sino que tan sólo le muestra los árboles recién plantados.
Mejorar esa rentabilidad estandarizada media que ofrece el mercado a largo plazo no es sencillo y el nivel de esfuerzo y dedicación que hay que realizar es proporcionalmente abismal en comparación con la tranquila “tediosidad” de la indexación. Desde la Cartera Value insistimos siempre al inversor que su rol como operador activo y dinámico en los mercados no pasa por esperar a que se lo den todo hecho sino por trabajar desde sus propios criterios y opciones personales dentro de un marco conceptual y de principios de inversión coherente con el tipo de proceso que haya decidido emprender. Cuando desde la Cartera Value analizamos un activo para el suscriptor, sobre todo cuando es él quien lo ha elegido en la votación de la primera semana de cada mes, no perdemos la ocasión de incidir en todos estos aspectos que planean sobre la actividad del inversor dinámico y activo.
Como no hay mejor manera de ver las cosas que con un ejemplo explicado pormenorizadamente pronto ofreceremos uno, paso a paso, de cómo indexarse exitosamente y sin romperse la mollera.