Ambrose Evans-Pritchard nos alerta de que las medidas de oferta monetaria están cayendo en los principales países, como puede verse en los gráficos:
A ello se añaden señales de tensión en los mercados de liquidez, por el rebote del Libor frente al OIS.
Esto choca de frente con las buenas perspectivas que el FMI y otras instituciones sostienen al menos hasta finales de 2019.
La contracción de la oferta monetaria es derivada de la contracción del crédito, y ésta de la apatía creciente de la demanda de consumo e inversión. Las cifras y su sincronización son suficientemente alarmantes.
En cuanto a los datos de economía real, como dice AE-P,
Con el retraso habitual, la desaceleración comienza a hacerse visible en los datos “hard”. La producción industrial de la zona euro cayó 1.1% en febrero. La encuesta de manufactura de IHS Markit se ha desacelerado durante dos meses seguidos, con una marcada caída en los pedidos nuevos. El "índice de sorpresa económica" de Citigroup para la región cayó a menos 31.5 en marzo, una señal de que los analistas del mercado han sido tomados por sorpresa.
¿Quiere decir esto que estamos frente a una recesión inminente? no, obviamente, pero sí ante un empeoramiento de las expectativas a corto y largo plazo. Sobresale que Europa, de la que se decía que era el gran relevo de EEUU, ya demasiado saturado, registre unos datos tan francamente malos.
En todo caso, los Bancos Centrales están con el pie cambiado, y pueden darse un morrón si la economía se congela demasiado deprisa. El BCE tiene en su balance bonos por un 42% del PIB de la zona. Recordemos el delicado momento en que están las deudas de los países miembros.
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