El sector de autos en Europa es, junto al bancario y al de telecomunicaciones, el que peor comportamiento está teniendo en 2018. Mientras escribo estas líneas se deja un 8,5% en el año y desde los máximos alcanzados a finales de enero retrocede un 19%.
Las razones negativas (riesgos) que esgrime el mercado y que enumeraré a continuación, a priori, son de peso, pero si hacemos el ejercicio de alejarnos de los titulares sensacionalistas de la prensa salmón y buceamos un poco más en estas causas, puede que estemos ante una buena oportunidad de compra. Es este sesgo “contrarian”, o por lo menos cierto espíritu crítico, el que debe acompañarnos a la hora de invertir (elemento que está en el ADN de mi nueva casa, Acacia). Además, analizamos el contraargumento en busca de razones positivas (oportunidades) para invertir en el sector:
1- El coche eléctrico y el coche autónomo: la disrupción tecnológica en el sector es una temática recurrente. Según un informe de Bloomberg New Energy Finance, el coste de adquisición de los coches eléctricos respecto a los motores gasolina se igualará en 2020 y la conducción autónoma estará normalizada en 2030. Los costes de desarrollo en I+D de los automóviles híbridos y eléctricos son muy fuertes pero la mayoría de los fabricantes están dispuestos a asumirlo, en parte gracias su elevada posición en caja, tanto que, en la actualidad, Renault es el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo (sí, más que quien acapara los titulares, Tesla).
En cuanto al coche autónomo y la integración de internet en los automóviles modernos, dos ejemplos: el iOS de Apple, CarPlay, cada vez integrado en más coches de BMW, Daimler, Ferrari y Audi, y la aplicación de mapas HERE Auto, comprada por los tres principales productores de coches alemanes (Audi, BMW y Daimler) por 2.900 millones de euros a Nokia.
Conclusión: ¿Más que un riesgo, no será que estamos ante una buena oportunidad de negocio que los fabricantes de coches tradicionales ya han detectado? Los datos así parecen demostrarlo.
2- Aspectos regulatorios: el paulatino endurecimiento de las cotas de emisiones impuestas por los países occidentales y el “dieselgate” sufrido por algunas marcas alemanas siguen generando fuertes flujos en inversión por parte del sector. Sin cuestionar lo que parece inevitable, una futura y progresiva reducción de los niveles de emisión de gases contaminantes, todos los fabricantes ya se encuentran trabajando para resolver este problema y la mayoría de ellos cooperan entre sí para ahorrar en costes de desarrollo.
Además, el pasado siempre ha demostrado que demasiada presión legal puede tener un impacto negativo en el empleo local y por lo tanto es muy cuestionable que los estados vayan a poner en tela de juicio un mercado (el de los coches diésel) donde los productores locales europeos tienen entre el 15% (Fiat) y el 40% (Peugeot).
Conclusión: Todo indica que se trata más de un riesgo del pasado sobre el que las compañías ya han tomado medidas, invirtiendo y provisionado suficientemente y aun así el índice bursátil de autos europeos está casi un 10% por debajo de cuando estalló el escándalo de Volkswagen.
3- Dudas en cuanto al ciclo económico: sobre todo en EEUU, en el que las ventas llevan decreciendo varios trimestres consecutivos, y en China, mercado nicho de los últimos años principalmente para los autos alemanes, líderes en el sector premium. Probablemente éste sea el mayor de los riesgos, no tanto por ser el más probable, sino porque resulta el más difícil de cuantificar.
A pesar de que el crecimiento en Europa se ha ralentizado, la economía sigue con buen ritmo de actividad, y los datos de las últimas semanas han repuntado. Los PMIs más recientes indican una mejora clara en la actividad económica en EEUU, Europa y China. Además, no debemos olvidar que los países emergentes siguen creciendo de forma sólida, lo que puede compensar la ralentización de las ventas de coches en EEUU y en Europa.
Conclusión: Es un riesgo, sin duda, pero difícilmente cuantificable y desde luego imposible de predecir. Y todavía no he conocido a nadie que tenga la bola de cristal.
4- Los aranceles en EEUU y China: La guerra comercial iniciada por EEUU ha provocado tasas adicionales del 25% a los automóviles importados a China desde EEUU (ya existía una tasa global del 15%) y posteriormente la amenaza por parte de la administración Trump de imponer aranceles del 20% a los coches importados desde la Unión Europea.
Si bien es cierto que sólo en Alemania las exportaciones de coches a EEUU suponen casi un 30%, una tendencia que está decreciendo (el país germano el año pasado exportó un 25% menos que en 2013) y que se está viendo compensada por otros mercados, especialmente el asiático, donde además los autos alemanes tienen poca competencia local. El mercado americano supone el 20% de las ventas globales de coches, mientras que el mercado asiático no para de crecer (sólo en China, en 2017 se vendieron 29 millones de coches nuevos).
Conclusión: A pesar de que le damos muy baja probabilidad a un escenario de guerra comercial a mayor escala y aunque no resulte evidente que un arancel a los autos europeos en EEUU pueda provocar un colapso en las ventas de las compañías europeas, el mercado podría seguir sobre reaccionando.
Puede que todos estos argumentos no justifiquen al 100% la tesis de inversión, porque ojo, nunca existe una tesis de inversión perfecta ni infalible (y si alguien se lo transmite así, no se fíe). Sin embargo, a la luz de todas estas informaciones, no parece que haya nada que justifique una salida acelerada del sector, como está haciendo el grueso de los inversores. Como idea de inversión, es válida hoy y puede que mañana no lo sea, por eso mi recomendación es darle un peso razonable en la cartera de inversiones, que siempre debe estar fundamentada en una diversificación total.
Artículo escrito por Ander Arcaraz, recientemente incorporado al equipo de Acacia Inversión como gestor de patrimonios.