Cuenta una vieja historia que el mercado de sardinas se puso de moda cuando estas desaparecieron de las aguas donde las pescaban.
En el mercado de sardinas los comerciantes hacían subir el precio más y más.
Un día, un comerciante decidió darse el capricho, compro una carísima lata de sardinas y la abrió para su comida. En cuanto las comió se puso malo.
Inmediatamente fue a buscar al vendedor para decirle que las sardinas estaban malas. A lo que el vendedor contesto:
"Usted no ha entendido. Estas no son sardinas para comer, son sardinas para negociar"
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