Los mercados se han ido calentando como viene siendo habitual antes de una reunión del BCE. Esta vez, parece que la reunión es de las importantes. Sin duda, nos enfrentamos a una decisión sin precedentes para el BCE. Ya han pasado más de dos años desde que Bernanke se inventara el QEIII, a través del cual, la reserva federal anunció un programa de compra de activos (Deuda pública y ABS) por importe de 85.000 millones al mes sin poner fecha límite.
Desde ayer son mucho los rumores que se ha filtrado en el mercado sobre el anuncio que hará hoy el BCE a través de Draghi. Todo apunta (sería mucha casualidad que varias fuentes dijesen lo mismo) a que anunciará compras por importe de 50.000 millones de euros mensuales a contar desde marzo. La duda que tenemos todos es si el anuncio será un QE de 12 meses o si lo alargará hasta final de 2016. La diferencia entre un plan y otro estriba en 500.000 millones de euros. Es decir, un programa de recompra de 600.000 millones (12 meses) o 1.1 billones (22 meses).
En el siguiente gráfico de la evolución del balance del BCE se aprecia que estamos justo a 1 billón de euros de distancia del máximo alcanzado en el verano del 2012. Draghi lleva diciendo desde final del año pasado que el BCE aumentará su balance al menos hasta esa cantidad, por lo que no sería descartable que el QE fuese del billón de euros, sobre todo porque el programa anunciado el año pasado de compra de activos con respaldo a la banca no tuvo los resultados perseguidos (pretendían comprar hasta 400.000 millones y los bancos solicitaron mucho menos).
¿El QE es realmente bueno para los mercados? Si miramos la reacción de los activos americanos al QEIII de Bernanke el claro vencedor fue la renta variable. Se anunció en septiembre del 2012. En esos momentos la rentabilidad del bono americano estaba en el 1.80% y la del 30 años estaba en el 2,80%. A priori tras este anuncio, la rentabilidad de los bonos debería haber seguido bajando, pero fue al contrario. En el gráfico de la evolución de la tir del bono americano a 10 y 30 años se aprecia que la tir subió justo en el periodo en el que la FED estuvo comprando los bonos, y volvió a bajar en el momento en el que comenzó el Tapering (fue reduciendo la cantidad a comprar cada mes).
Sin duda, el QE alimentaba las esperanzas de generar inflación y crecimiento y esto en teoría es bueno para las bolsas y malo para los bonos (sube la tir). Lo de que es bueno para las bolsas se entiende en el gráfico de cómo respondió el S&P 500 en el periodo que duró el QEII de Bernanke.
Así pues, el descuento del anuncio del QE por el BCE al menos ha servido para que repunten en Europa las expectativas de inflación según se aprecia en el gráfico que venimos adjuntando desde hace meses. Quiero destacar la línea verde (expectativas inflación a cinco años) y la azul (tir del bono alemán a 10 años). Las expectativas encadenan 7 sesiones de subidas (las mismas que la renta variable europea) y quizás esto explique la subida de la tir del bono alemán de 10 p.b. desde ayer por la mañana (del 0.44% al 0.54%)
Curiosamente el gráfico del Eurostoxx 600 está en una situación casi calcada a la que tenía el S&P500 el día que Bernanke anunció el QEIII. En septiembre del 2012, el S&P500 estaba superando los máximos de los meses previos y estaba cerca de los máximos del 2007. El QE posibilitó que el S&P500 confirmase la ruptura alcista y rebasara sin titubeos los máximos históricos.
¿Ocurrirá lo mismo en Europa con el QE de Draghi? Complicado. El mercado ya descuenta que el QE será al menos de 600.000 millones. Si fuese de 1.1 billones consolidaríamos la ruptura alcista se confirmaría y seguiríamos subiendo. No obstante, entendemos que lo más positivo para el mercado y lo que verdaderamente le daría soporte a la renta variable sería que no pusiera una fecha de fin del QE. Bernanke fue muy listo. Al no poner final al QE, es cómo se crea la verdadera red del banco central. Si la macro falla, los inversores entienden que seguirá la política monetaria agresiva y aumentarán riesgos en correcciones. Si la macro va bien, será suficiente para que la renta variable vaya bien y le dará pie al BCE para que retire estímulos.
Y la renta fija, parece claro que se comportará según las expectativas de inflación. Si se consigue que repunten, los inversores exigirán más rentabilidad y si ocurre lo contrario, las tires seguirán bajando.