Es curioso observar cómo cambian las cosas a lo largo del tiempo y cómo los argumentos del pasado dejan de tener vigencia y premisas denostadas hace unos años cobran fuerza al compás que un Gobierno y "los intereses generales del Estado" marcan. Estoy hablando de una operación que, una vez conocida, repugna a quién considera que Papá Estado no debe intervenir en el mercado salvo para garantizar los principios básicos que nos hemos fijado como reglas a respetar, o para favorecer el crecimiento económico dejando que los agentes privados circulen libremente creando la riqueza que España tanto necesita. Me refiero a la compra del 20% de Indra a Bankia por parte de la SEPI por "razones estratégicas".
Hace años, cuando se hablaba de privatizaciones, consideraba que ese era el camino correcto para la mayoría de la compañías que los sucesivos Gobiernos habían atesorado a lo largo de los años. Los monopolios y el intervencionismo de otros regímenes no tenían cabida en el capitalismo, que con sus muchos defectos es la senda que hemos elegido seguir hasta hoy. Durante operaciones como la de Endesa se debatió hasta la extenuación de temas como el carácter estratégico de ciertas empresas y la necesidad de bloquear algunas operaciones de compra (OPA) en el mercado bursátil y, mientras tanto, algunos oportunistas con cierto rango y bien relacionado políticamente (no sabemos si con información privilegiada o sin ella) se forraban con la compra de, curiosamente, esas mismas acciones.
No es de extrañar que viendo casos como el mencionado la labor del supervisor, a veces, esté sembrada de algunas dudas sobre su diligencia, que debería ser su única directriz. Desde luego, a mí me preocupa, al menos, un aspecto de esta operación, el porqué. Creo que lo del valor estratégico representa un insulto a la inteligencia de los ciudadanos y no es el primero ni probablemente será el último. Por ello, he pensado formular dos posibles hipótesis a lo sucedido, que son opiniones de un ignorante en estas lides. La primera consiste en considerar que el Gobierno quería evitar que Bankia vendiese en el mercado nada menos que el 20% de Indra con el consiguiente desplome de la acción y drástica reducción de plusvalias (aumento de pérdidas) de Bankia (empresa cuya accionista mayoritario es el Gobierno) por lo que ha ideado la forma de saltarse la obligación de vender impuesta por el FROB a Bankia, ¿Por qué? Probablemente porque no está tan bien como pretenden hacernos creer y no pueden permitirse dejar que pierda más dinero. La segunda teoría, mucho más perversa y retorcida, consiste en pensar que el Gobierno o algunos miembros del mismo tienen algún tipo de interés o alguien quiere forrarse a costa de los ciudadanos y conociendo y controlando este hecho puede tomar decisiones que les beneficien. Aunque esta teoría, en este caso concreto, pueda parecer improbable lo que sí es cierto es que esta decisión puede haber perjudicado seriamente a inversores. Estos se habrían puesto cortos en Indra conociendo que Bankia tenía que vender su participación, y que sus resultados no auguraban unos maravillosos resultados. Así, no sería descabellado que algunos pudieran considerar esta acción como conspiración para manipular los precios de las acciones, algo que incluso si no fuera punible si sería deleznable desde un punto de vista moral.
Todavía recuerdo como se dijo que la propagación de rumores falsos sobre acciones podrían constituir un delito ya que pueden alterar las cotizaciones con objeto de beneficiarse de esos infundios. Y me pregunto, ¿debería permitirse que el Gobierno pudiera alterar el precio de las acciones con decisiones que responden a criterios arbitrarios? Es más, llegando aún más lejos, ¿es lícito suspender los cortos o suspender la cotización de acciones sin seguir reglas y normas fijadas previamente de forma que sean del dominio público para que todos estemos en las mismas condiciones y no se levanten suspicacias? Como repuesta, probablemente, me encontraría con "situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales" pero la definición de excepcional, para mí, es algo que ocurre rara vez y la repetición del hecho más de dos veces con las consecuencias e implicaciones para inversores y teniendo en cuenta que nos encontramos en un sistema capitalista (y regido por la ley) no admite, en mi opinión, tal respuesta. Los poderes públicos pueden encontrarse cómodos en un entorno donde no existe reglas o criterios de manera que se les permitan hacer uso del libre albedrío pero eso no es lo que, al menos, de manera formal hemos elegido.
La verdad es que no quisiera pensar mal pero es difícil no hacerlo después de todos los "donde dije digo, digo Diego". No hay dinero pero hay dinero para comprar Indra. No íbamos a perder dinero con las ayudas a la banca ya que las iban a devolver pero ahora no se va a recuperar toda la inversión. No íbamos a sufrir subidas de impuestos pero las estamos sufriendo. Se iba a recortar las Administraciones Públicas pero cada vez hay más gastos. Sinceramente tiemblo ante las negaciones porque parecen transformarse con el tiempo en afirmaciones. Y la credibilidad uno ha de ganársela, no empeñarse en perderla porque no sabemos si tendremos una segunda oportunidad de recuperarla.
A la crisis en los valores (triunfan nuevos valores como la corrupción, el engaño o el hurto que no robo) se une hoy en día una economía balbuceante que se tambalea mientras intenta aprender de nuevo a ponerse en pie y dar sus primeros pasos. El problema es que lo hace con importantes vicios en el caminar que puede llevarnos a lugares no deseados perdiendo la oportunidad de corregir la postura y la técnica para llegar más lejos y más rápido. Este es un país en crisis, sí, pero no sólo en el aspecto económico sino también en el aspecto social, democrático, político y capitalista. Abandonar la crisis económica no solucionará el resto de problemas que, a la postre, pueden conducirnos oscuros lares lleno de peligros y recaídas.