Hay quien pronostica una inminente recesión en EEUU. Véase por ejemplo José García Domínguez. Yo hubiera estado de acuerdo con él antes de la llegada de Trump. Con Trump, las empresas van a recibir un chute de dinero y demanda que nos va a tener más remedio que aumentar la inversión y el empleo.
El argumento de García Domínguez es sencillo: hay una relación estadística entre beneficios e inversión, en EEUU, de forma que una caída de los primeros determina al siguiente trimestre una recesión, en el 81% de las veces que se ha producido. Los beneficios están cayendo, ergo, en 2017 habrá recesión.
Ya digo que el argumento se lo compraba, pero antes.
Veamos primero que la caída de la inversión y las recesion están íntimamente unidas:
Las zonas sombreadas son los periodos de recesión oficial, definidos por la metodología NBER, que va más allá de definir la inocente cono dos trimestres seguidos de caída del PIB. Hay una evidente caída de la inversión antes de que llegue la recesión y durante gran parte de ella. Y la inversión más reciente está por los suelos.
Ahora veamos la correlación caída de beneficio con la recesión:
Salta a la vista la relación, como salta a la vista que los beneficios han tendido a caer en los últimos trimestres, hasta tasas que son perfectamente compatibles con una recesión.
Pero, como he dicho arriba, Trump tiene unos planes de lanzamiento de la inversión pública - que es demanda para la inversión privada -, y un buen chute al crédito en circulación, lo que a medio llaxo, digamos dos años, va a suponer un innegable impulso a la economía. Por eso La Bolsa está más alta que nunca, como vemos en el indicador Wilshire 5000, el más amplio de todos - al menos el de serie más larga:
En suma: los beneficios han podido caer, pero las expectativas de beneficios, debido al factor Trump, han tenido que subir notablemente.
En economía nunca se sabe. Pero el 81% no es el 100%, y es probable que esta vez la recesión se hará esperar. Lo cual me lleva a mí advertencia constante: la economía es un arte, no una ciencia, porque es contingente, y en cada momento va a comportarse según las condiciones, las circunstancias, no por una férrea regla o ecuación invariable.