Juan Laborda tiene un artículo sorprendente: le dice al nuevo gobierno de Sánchez que lo único importante en economía es la ¡demanda efectiva!
La investigación del BCE confirma la notable estabilidad de los movimientos conjuntos entre las variables agregadas. Si cae la inversión, o el gasto público, el consumo privado disminuye. ¿Por qué? Porque la disminución de la inversión (o el gasto en general) crea una brecha de producción y las empresas despiden a los trabajadores. El ingreso nacional cae y el consumo y el ahorro de los hogares disminuyen. ¡Elemental mi querido Watson!
En términos simples, estos resultados significan que la mayoría de los modelos macroeconómicos utilizados por los organismos u oficinas de política económica, los neokeynesianos, los monetaristas, o los nuevos clásicos, al ignorar el predominio de la demanda agregada para explicar las dinámicas de crecimiento e inflación, tendrán una escasísima utilidad. Los autores del documento de trabajo del BCE consideran que "cualquier modelo económico estructural debe, al menos, ser capaz de generar la estructura de componentes principales de los datos que se supone que representan", razón por la cual los modelos macroeconómicos dominantes fracasan.
Esto está muy bien cuando hablamos de ciclos económicos y cómo combatielos. Pero la demandada efectiva es un concepto que no da respuesta a la cantidad de problemas que una economía como la española arrastra. ¿Tiene ahora un problema cíclico? Me temo que no, a menos que se considere problema que está creciendo en torno al 3%, una cifra envidiable para la mayoría de los paises europeos. Ni EEUU crece tanto.
Lo malo es como se ha conseguido ese crecimiento. Una parte de suerte - los precios del petróleo por los suelos -, unos tipos de interés del BCE negativos, lo iré a su vez ja permitido un aumento de la deuda y del consumo público enorme.
Estas cosas hay que pagarlas, así que no creo que la demanda efectiva pinte nada, salvo que habrá que reducirla para poder reequilibrar esas deudas, lo que ciertamente reducirá el crecimiento.
Que esto se consiga suave o bruscamente dependa de cómo los tipos de interés suban. Si lo hacen despacio, el ajuste será suave, si lo hacen bruscamente el ajuste será brusco.
Y eso no depende de nosotros, ni del BCE, si no de como se resuelve el reto de Italia (y habrá otros). Italia puede desatar una tormenta contra el euro y hacer subir los tipos de interés a las nubes, lo que afectará muy negativamente a la banca y a la confianza general en el euro, lo que podría originar fugas de capitales.
La deuda española no es ninguna broma. Según el cuadro del BdE “flujos de fondos”, es del 129% del PIB. A esto habría que añadir, como decía Carmen Reinhart de Italia, el acumulado de impagados en el TARGET2, o cámara de compensación europea, donde España es de los países más endeudados. Así que habría que sumar algo así como un 40% de PIB a la deuda (es posible que una parte de la deuda esté incluida en la cifra anterior de 129% del PIB).
Esto, por no hablar de los problemas seculares de educación, estructuras, despilfarros de las CCAA, falta de sincronización con el gobierno central, y el gran problema del separatismo. No sé que tiene que ver la demanda efectiva en esto. Bueno. Si lo sé: nada.
Afortunadamente, los primeros nombramientos de ministros que han salido a La Luz son francamente esperanzadores. Lo de Borrell es un golpe maestro y lo de Calviño en economía suena muy bien. Lo malo es la debilidad parlamentaria, y eso tiene un remedio: que los partidos de centro derecha apoyen las decisiones correctas.
Veremos. Como decíamos ayer, esto hay que verlo en un contexto de una lucha de odio a España por parte de los que han votado a este gobierno, lo que deja muchas dudas en el aire.