En el tablero de ajedrez geopolítico, Ucrania es un peón. Es el
destello momentáneo de unos sables en duelo permanente; han habido
muchos antes y seguirá habiendo más. En este caso, Rusia empuña uno y
Occidente el otro. China observa y no se inmiscuye, a su más fiel
estilo, pero presionada seriamente probablemente se le verían sus
verdaderos colores. Colores pálidos como la arena de Irán y el sol del
ártico Siberiano.
Ucrania es la puerta del gas Ruso a Europa. Es
la logística. Y por lo tanto, su control es vital. Mirad esta imagen,
proporcionada una vez más de zerohedge, para que lo veamos más
gráficamente.
Digamos que básicamente solo España y el sur de Italia importan gas
proveniente del Magreb. El resto de Europa, en especial Europa del Este y
Alemania con sus gigantes tasas de consumo al no ser tan nucleares como
Francia, queman gas Ruso. Y aunque el tener las mayores reservas
mundiales es importante, la logística para la venta lo es más. Los
cárteles Colombianos lo sufrieron hace años: tenían el producto sí, pero
el que tenía 3000Km de frontera con el principal consumidor era México.
Y eso es lo importante, por eso sus cárteles son los más poderosos y
dictan las reglas.
Rusia no quiere perder el acceso a Europa,
quiere que Ucrania gire en su órbita y siga haciendo de puente para su
producto. Contra eso, hay otros intereses que buscan debilitar a Putin,
introduciendo alternativas a su gas. Pero como buen ex-KGB, sabe lo que
es pelear contra el imperio Anglo-Americano y no cede.
Los civiles en medio de estas fuerzas son “daños colaterales”. Se les
enseña a reivindicar, a manifestarse, a reclamar “lo que es justo” y
son carne de cañón. Hoy en día con la redes sociales es fácil. En Siria,
en ese otro choque entre los mismos jugadores aunque con ciertas
variables, vimos los mismos movimientos en el tablero. Rusia-Irán contra
el gas Qatarí y el acceso al Mediterráneo. Y Putin tampoco achantó: por
cada buque de guerra que EEUU mandaba a la zona, Rusia escalaba el
conflicto enviando otro. Recordemos que tiene su única base del Mediterráneo en Siria.
Pero
vamos ya a la reflexión importante, ya que seguro no os habéis
conformado con el telediario, habéis indagado más y conocéis los motivos
reales de estos conflictos más allá del “por un país más justo” y para
derrocar al “dictador”. ¿Por qué unas crisis son desestabilizantes y
otras no? ¿Por qué unas llegan hasta el final, provocan cambios y otras
no? Un país soberano, con su policía y ejército de repente se ve
desbordado. Barricadas y manifestaciones pueden con carros blindados.
Asentamientos en la plaza central de la capital hacen rendirse al
gobierno, negociar, reformar la constitución etc…
Porque son un
peón en un tablero. Los que reivindican, los “rebeldes”, no saben (la
mayoría no) que su fuerza viene de fuera. Ven que avanzan y consiguen
“cambios” y no saben por qué. Simplemente están contentos celebrándolo
en la calle. Se sienten fuertes. Ajenos a que el proveedor de su fuerza
no lo hace por razones humanitarias, suele tener una agenda oculta. Y no
suele ser en beneficio del pueblo.
(Uno de los libros más valientes jamás escritos lo explica todo desde dentro. Compradlo, robadlo, haced lo que sea pero leedlo. Imprescindible.)
Comparad el asentamiento en la plaza de Kiev con el del 15-M en Madrid. El occupy Wall Street con Egipto.
Por
razones de trabajo, hubo un tiempo en el que viajaba a Bucarest cada
semana. Trabajé e hice amistad con algunos compañeros Rumanos que al
hablar de Ceausescu, me explicaban que no sabían realmente cómo paso.
Era un dictador cruel sí, pero lo fue durante mucho tiempo. Después de
los años, me contaban, incluso la indignación se estabilizó.
Supongo que un día se convirtió en peón. El peón que hay que mover en la siguiente jugada.
Estos
amigos, aunque eran muy jóvenes, recordaban todo lo que pasó. Está
claro, algo así te acuerdas. Me decían que de repente veían muchas armas
en la calle, en manos de gente corriente. Y estaban organizados.
Alguien les apoyaba.
La indignación “prendió”. Y el pueblo derrocó al dictador.
Ya.
El
11-M en España nunca llegó ni llegará a nada. La “fuerza externa” no
tiene ningún interés en empujar en esa dirección. En realidad, es más
bien un vector contrario.
Cuando esto cambie, lo sabremos. Si con
mucha menos “indignación” de repente vemos que se proyecta más fuerza,
hay algo que ayuda. Espero que sepamos identificarlo, interpretar su
agenda y estemos preparados consecuentemente. El tener claro qué es
realmente el dinero, la deuda y el riesgo de contrapartida es algo con
lo que podemos empezar ahora mismo.
Porque creo que el alfil monetario está listo para moverse.
@EstudioMetal
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