Lo ocurrido recientemente aclara bastante las perspectivas del Brexit para los próximos años. Un breve resumen:
El acuerdo entre Reino Unido y la UE sobre los presupuestos, los derechos de los ciudadanos de la UE y sobre todo, sobre la frontera irlandesa (que no vaya haber cambios sustanciales en el estatus entre Irlanda e Irlanda de Norte significa que no los puede haber tampoco entre el Reino Unido y la UE) se va a incorporar a la legislación británica en 2018. Este hecho implica que el acuerdo del Brexit no afectará a estos puntos.
¿Qué significa entonces?. Pues que podemos descartar dos de los escenarios del Brexit, precisamente los dos más extremos: el Hard Brexit y el Soft Brexit. La falta de apoyos que ha tenido May para un Brexit duro ha hecho esto posible porque el daño para los intereses económicos británicos era demasiado grande. Tampoco la UE podía permitirse una asociación especial que permitiera a los británicos mantener sus beneficios por la pertenencia a la UE, sin tener que cumplir con las obligaciones por el gran perjuicio que sufriría la cada vez menor credibilidad de un super estado europeo.
Así que, ¿qué se puede esperar una vez descartados los dos escenarios más extremos?. Pues quedan otros dos: fake Brexit y no Brexit.
Fake Brexit sería una situación similar a la de Noruega, que permitiría mantener los acuerdos comerciales a cambio de contribuir al presupuesto comunitario, cambiando levemente la libre circulación y algunas regulaciones, pero poco. En este caso los británicos perderían el derecho a voto sobre las leyes de la UE y deberían cumplirlas, convirtiéndose se hecho en un vasallo de la UE.
La última opción razonable es no Brexit, ya que dado el tipo de referéndum y el resultado del mismo por tan estrecho margen, no es descartable tampoco una marcha atrás en toda regla. Del pragmatismo británico se puede esperar todo.
Aunque como siempre, hasta el rabo todo es toro. Los gobiernos británicos en los próximos años jugarán al despiste todo lo que puedan para ganar tiempo. De momento se hace necesario para la negociación de los tratados de comercio un periodo de transición hasta 2021, que muy probablemente se extienda hasta que el momento económico y político les permita sacar más tajada. En la UE sin embargo, parecen seguir más ocupados en la ingeniería social, por desgracia.
El Brexit: mucho ruido y pocas nueces. Pero ojo con la libra esterlina que al menos respecto del dólar ya ha vuelvo a niveles previos… falta el euro.
Articulo original OK DIARIO